Es un “bebé milagro”, un relato de supervivencia desde el primer segundo de vida y casi hasta de gestación. Eva Leitman-Bohrer nació en Europa en 1944 en el seno de una familia judía: “El peor momento” para venir al mundo. A su padre ya se lo habían llevado a las conocidas como “Marchas de la muerte”, durante los últimos coletazos del nazismo. “Le denunciaron y murió cerca de la frontera con Austria”. Su madre dio a luz sin saber que era viuda mientras los aliados, “creo que ese día tocaban los británicos” bombardeaban la ciudad de Budapest “de la noche a la mañana”.
“Nací el 29 de junio de 1944. Los alemanes ya habían invadido Budapest. Los llamados Cruz Flechados, que era el partido nazi, patrullaban por la ciudad matando a todo el judío que se ponía por delante e incluso buscándolos en las casas”, resume.
El olvido
Más de ochenta años después, las encuestas revelan que uno de cada nueve jóvenes alemanes desconoce lo que es el Holocausto y el 26% no sabe nombrar ni un solo campo de concentración, exterminio o gueto. Estamos en 2025 y cada día desaparecen los testimonios de los supervivientes, la memoria viva de la Shoa (“la catástrofe”), el episodio más oscuro de Europa, cuando los nazis asesinaron a 6 millones de judíos.
El olvido es precisamente lo que quiere evitar Leitman-Bohrer, quien desde que murió su padre no biológico ha encontrado su nueva vocación, una misión que le lleva a recorrerse los institutos de toda España para dar charlas que inspiren a los más jóvenes a no caer en el odio. También nos abre las puertas de su casa -un auténtico museo- para dejar constancia en una entrevista de las atrocidades del siglo XX.
-Este lunes es el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, ¿cuál sería la mejor manera de homenajear a todos los judíos que fueron asesinados y a los supervivientes?
-Por una parte, es muy importante la memoria, que está formada de muchas cosas, porque cuando los supervivientes ya no estemos y no pueda haber testimonios directos, quedará lo que hayamos hecho para mantener esa memoria. Es decir, monumentos, literatura, películas, teatro y la transmisión oral que hayan hecho las personas implicadas directamente. Por otra parte está la educación. Existen muchas lagunas, mucho desconocimiento y mucha gente que habla sin saber de qué va la historia. Y es uno de los motivos por los que yo empecé a hacer las charlas a los muchachos de bachillerato, porque es el momento en que en los institutos aprenden en Historia la Segunda Guerra Mundial, y en España, algunas veces, pasan muy rápidamente por el tema, e incluso no entran mucho en el Holocausto.
-Vivimos en unos tiempos en los que hasta hay negacionistas del Holocausto.
-Exacto. Por eso precisamente es que hago estas charlas en los colegios.
En España, las voces de los supervivientes se han ido apagando. Juan Romero murió en 2020, a los 101 años. Annette Cabelli, que sobrevivió al campo de exterminio de Auschwitz y también pasó por Ravensbrück y Malcrow, falleció en 2021. El asturiano José Manuel García Peruyera murió en 2023. De ahí que el testimonio de Leitman-Bohrer sea tan trascendental.
“Quedamos muy poquitos”, reconoce, y aunque no sea lo más cordial hablar sobre la ley de la vida, Leitman-Bohrer no se achanta. “En Madrid, soy la única superviviente del Holocausto viva”.
Afincada en Madrid después de vivir en lugares tan diferentes como Tánger, Ginebra o Venezuela, en lugar de disfrutar de una apacible jubilación, Leitman-Bohrer dedica su tiempo a recordarle a los jóvenes españoles lo que el odio desmedido hacia los judíos es capaz de provocar.
“En mi casa no se hablaba del Holocausto. Mi madre lo evitaba, era un tema tabú”, recuerda.
“Mis padres (mi madre se casó después con un hombre al que yo he considerado y querido como un a padre, pues él me crío) nunca quisieron hablar. Ellos querían para sus hijos una vida normal: miraron hacia adelante, eran lo que hoy se dice resilientes, trabajaron, vivieron, nos dieron una educación lo mejor que pudieron e intentaron dejar atrás todo lo terrible que había pasado”.
Su madre falleció primero. Después, cuando lo hizo su padre a los 98 años, le dejo un baúl lleno de documentos de esa época. Uno especialmente le conmocionó.
Su madre, prisionera de Mathausen
“Estaba la ficha y la documentación de liberación de mi madre. La entrada y salida del campo de concentración de Mathausen. Me dejó en shock. Entregué los documentos para que me los confirmaran. Nunca me lo habían contado”. Leitman-Bohrer lo pasó muy mal. Por un lado se imaginaba a su madre, desnutrida, con falta de higiene, prisionera, con la cabeza rapada… “Ella era tan guapa, tan elegante… No podía soportar pensar en su sufrimiento”. Por otro, cabe la posibilidad de que ella le acompañara a Mathausen, pues estuvo encerrada de septiembre de 1944 a mayo de 1945, cuando ella era un bebé.
-¿Estuvo usted en el campo de los tres a los once meses?
-Sigo investigándolo. Ella nunca me lo dijo y ahora es ya muy difícil de comprobar. No lo sé. Pero igual fue el motivo por el que mi madre lograra sobrevivir o la liberaran tan pronto…
Sin embargo, esta revelación le hizo dar un giro a su vida. Entendió que su padre sí quería que lo supiera y que hiciera algo útil con la información de su pasado. Una especie de misión encomendada de manera póstuma. Unir todos los puntos y concienciar para que el Holocausto no vuelva a ocurrir.
Leitman-Bohrer, que por cierto lleva con orgullo los dos apellidos de sus padres, el biológico Leitman, y Bohrer, el que la cuidó y quiso como una hija (y así la inscribió él), se puso a clasificar todos los documentos, las fotos, los pasaportes, los salvoconductos… Había material para un libro. “Yo sola era incapaz, estaba sobrepasada con tanta información, no sabía ni por dónde empezar. Por suerte tenía una amiga periodista”, Alexandra Ciniglio. Juntas escribieron “Los papeles secretos de Pape” que ya se ha traducido al húngaro.
El horror nazi documentado
En medio de la conversación, repara en uno de los documentos recuperados que más la sobrecogen. La cartilla hecha por los nazis que documenta la muerte del hermano de su padre en Mathausen. Escrita con máquina de escribir, sin erratas, ni cambios de líneas. Un documento impoluto en el que se describe a su tío, el color de su pelo, su religión, cuándo entró en el campo de exterminio y cuándo fue asesinado. “Es el certificado de un asesinato, la prueba”, denuncia con asombro. “Me hace pensar en lo terrible que eran los nazis. Un documento burocrático impecable con la fecha del asesinato, 8 de enero de 1945, y eso que ya los soviéticos estaban liberando Europa por el Este. Y los nazis seguían inscribiendo a quien llegaba y a quien mataban”.
Durante la entrevista con Artículo14, se abren capítulos muy interesantes como el del “Ángel de Budapest”, el diplomático español que ayudó a salvar a unos 5.000 judíos de Hungría durante la Segunda Guerra Mundial, entre ellos su propia familia. O el de vivir en la España franquista siendo apátrida. “Todavía no se había creado el concepto de refugiado, de asilado, por lo que nos dieron unos pasaportes españoles que dentro se explicaba que no teníamos la protección del Gobierno de España y carecíamos de nacionalidad. Cada vez que viajábamos al extranjero era horrible. Nadie lo entendía, y los controles de fronteras se hacían eternos”.
No fue hasta 1963 que Leitman-Bohrer consiguió por fin la nacionalidad española.
Aquí en España, es muy conocida en la comunidad judía, pues durante años ha sido la presidenta de la Confederación Española de Mujeres israelíes. Ella, que ha viajado tanto y ha vivido en tantos sitios reconoce que “no ha percibido nunca odio hacia mi persona. Nunca he tenido ningún problema al decir que soy judía”. En sus conferencias, les pregunta a los estudiantes “si físicamente ven alguna diferencia entre yo y sus madres o sus abuelas. Yo soy una ciudadana española y la fe es una parte privada de mi vida. Hay que respetar las religiones”.
Tras el 7-O
Eso sí, desde el 7 de octubre, tras la devastadora guerra que desató Israel en Gaza por el ataque terrorista de Hamás, reconoce que hay con ciertas personas (y con partidos políticos como Podemos y Sumar) con las que no puede mantener un diálogo en España “porque no tienen bien los conceptos. Existe un enorme desconocimiento de la historia de Oriente Medio y el antisemitismo brutal que antes de la guerra era de extrema derecha, ahora llega desde la extrema izquierda”.
También, como mujer, le ha dolido mucho que no haya habido indignación por parte de la comunidad internacional ni en Occidente sobre las atrocidades que cometieron los hombres de Hamás el 7-O. “¿A las mujeres judías israelíes se las puede violar, matar y quemar vivas en 2023 y nadie dice nada?”
Con todo, Leitman-Bohrer quiere terminar la entrevista con buen sabor de boca y agradeciendo “a todas las personas de las instituciones con las que he colaborado. Siempre me he sentido apoyada y querida”. También al amor de su vida, Elías, por el respaldo que siempre recibió, también en su nueva faceta como la voz en España de los supervivientes del Holocausto.