En Estados Unidos, hay embarazadas que se quedan sin derecho al divorcio. En varios estados del país, las madres gestantes deben seguir casadas aunque no lo quieran. En Arkansas, Missouri y Texas las mujeres embarazadas no pueden, por ley, divorciarse de sus parejas incluso si sufren violencia doméstica. En Arizona, Alabama, Delaware, Hawái, Indiana, Maine, Mississippi, Nebraska, South Dakota, y Wyoming, aunque la ley no lo prohíbe, los jueces siguen negando esas peticiones.
La principal razón de esa negativa es que estos estados no pueden tomar decisiones sobre un niño hasta después de que nazca, es decir, una vez la madre da a luz, los tribunales pueden discutir más a fondo las preocupaciones sobre la manutención de los hijos y la custodia parental.
Recorte de los derechos femeninos
Aunque la raíz de la restricción se centra en la garantía para el menor de ser reconocido, la preocupación de organizaciones defensoras de mujeres y protectoras de sus derechos ha incrementado considerablemente debido a que las libertades adquiridas por las mujeres a lo largo de los años están siendo “coartadas en varios frentes”.
La alarma está encendida desde que en 2022 fue anulada la sentencia conocida como Roe v. Wade, que legalizaba el aborto en todo el país. La ola de restricciones alcanzó recientemente a Florida, el estado número 30 en imponer sanciones a quien interrumpa su embarazo.
“Esta combinación puede ser fatal”, consideró Crystal Justice, la directora de asuntos externos de la Línea Nacional de Ayuda contra la Violencia Doméstica. “Estamos extremadamente preocupados por lo que estas restricciones perjudiciales sobre el aborto harán a aquellas mujeres embarazadas que están experimentando violencia doméstica o corren el riesgo de padecerla y que tampoco pueden divorciarse”.
En diálogo con el portal The 19th, Justice tachó de “crueles” a las leyes y consideró que estas “darán más poder a los compañeros abusivos para aislar y abusar aún más a sus víctimas, y podrían costarles la vida a las sobrevivientes”.
La lucha en Missouri
La representante estatal Ashley Aune ha ido más allá. Ella presentó a principios de este año un proyecto de ley que eliminaría las restricciones de divorcio para las mujeres embarazadas en Missouri, un estado mayoritariamente republicano que aplica la restricción desde 1970.
“La verdad es que no tengo muchas esperanzas de que prospere, pero siento que estoy en la obligación de intentarlo después de escuchar testimonios desgarradores”, declaró Aune a la Radio Pública Nacional (NPR, por sus siglas en inglés).
Una de las impactantes historias fue la de una mujer identificada como L., quien afirma que todavía recibe amenazas de parte de su exmarido, de quien pudo divorciarse solo después del nacimiento de su segundo hijo. L. contó que dos días antes de dar a luz debió dormir en el sótano de la casa para evitar los golpes del padre de sus hijos, quien no tenía llaves de la cerradura de esa habitación.
Una ley paternalista
Para la representante demócrata es “increíble” que un juez pueda “mirar a una mujer embarazada que quiere divorciarse a los ojos y decirle: ‘No, creo que debes seguir casada con esta persona’”.
La abogada de familia Kris Balekian explicó por su parte que, en el caso de Texas, donde ella presta sus servicios, los tribunales no conceden el divorcio hasta que se aborde el tema de la paternidad. “En alguna medida es una protección para el menor”, detalló en charla con Artículo14.
Sin embargo, Balekian reconoció que una vez más la ley está siendo paternalista y de paso está “interfiriendo en la libertad de las mujeres”. “No tener permiso para salir de una relación en la que no quieres estar es algo inconcebible, es una forma arcaica de control”.
Algo que agrava la situación, es el hecho de que decenas de mujeres están obligadas a quedarse con sus victimarios, incluso bajo la amenaza de morir. De acuerdo con una investigación de la Universidad de Harvard, el homicidio es la principal causa de muerte de mujeres embarazadas y en posparto en Estados Unidos.
Violencia doméstica durante el embarazo
Según el estudio, entre el tres y el nueve por ciento de las mujeres estadounidenses experimentan algún tipo de violencia doméstica durante el embarazo y la mayoría de mujeres que son abusadas antes de quedar embarazadas continúan experimentando abuso durante la gestación.
“Un compañero abusivo a menudo ve el embarazo como una pérdida de control, que su víctima ahora no estará dedicada únicamente a ellos, sino que tendrá a alguien más que desvíe su atención”, alertó Justice.
Por lo tanto, impedir la capacidad de mujeres embarazadas de abandonar un matrimonio mientras también se prohíbe el aborto parece probable que eleve aún más el riesgo de muerte.
Christina Cherry, gerente de un programa de vivienda para víctimas de violencia doméstica de Synergy Services., en Misouri, advierte también que las leyes del estado permiten una forma de abuso llamada coerción reproductiva.
Modo de control
“El compañero abusivo utiliza el embarazo y los hijos como una forma de controlar a su pareja”, lamentó Cherry, quien ve muy a menudo esta problemática. “Mujeres que llegan a nuestros refugios con muchos hijos como resultado de estos embarazos forzados”.
Aunque la iniciativa de Aune podría, para muchos defensores, ayudar a salvar miles de vidas cada año y cerrar ciclos de violencia, el camino es todavía largo en este sentido, pues en los estados en los que siguen rigiendo este tipo de leyes reina el conservadurismo.