En Francia, las elecciones legislativas para la Asamblea Nacional se llevan a cabo mediante un sistema mayoritario uninominal que incluye dos vueltas de votación. En la primera vuelta, los ciudadanos de cada circunscripción votan por sus candidatos preferidos.
Para ganar en esta primera ronda, un candidato debe obtener más del 50% de los votos válidos (es decir, personas que acudieron a votar, no simplemente los inscritos) y, además, recibir el apoyo de al menos el 25% de los electores inscritos en la circunscripción. La segunda vuelta se organiza con los candidatos que han recibido al menos el 12.5% de los votos de los electores inscritos en la primera vuelta. Generalmente, esto resulta en una contienda entre los dos candidatos más votados, aunque es posible que más de dos candidatos participen si varios superan el umbral del 12,5%.
Durante la segunda vuelta, los ciudadanos vuelven a votar en sus respectivas circunscripciones. El candidato que obtenga la mayoría de los votos en esta ronda es elegido como representante de la circunscripción en la Asamblea Nacional. En el raro caso de que haya un empate en la segunda vuelta, el candidato de mayor edad es declarado ganador.
Este proceso electoral está diseñado para garantizar que el representante elegido tenga el apoyo necesario, amplio y verdadero, en su circunscripción, para evitar que candidatos con un respaldo limitado puedan ganar solo con una mayoría de votos en una única vuelta. Y las fuerzas del presidente Emmanuel Macron y la izquierda pretenden utilizarlo para frenar el auge de la ultraderecha y evitar que el partido de Marine Le Pen obtenga la mayoría absoluta.
Estrategia electoral
La primera ronda vio una victoria del partido de Le Pen, Rassemblement National (RN), con un 33,15% del voto, seguidos de la coalición de izquierda del Nuevo Frente Popular (28%) y con el partido de Macron, Ensemble, con un 20.04% de apoyo.
Pero para evitar que los populistas de derecha del RN ganen en la segunda ronda, los partidos políticos han recurrido a una estrategia de retirada de candidatos. Según la agencia de noticias AFP, más de 200 candidatos se retiraron de la segunda vuelta, con el objetivo de concentrar el voto anti-RN y disminuir sus posibilidades de victoria. El recuento de AFP indica que “al menos 214 candidatos se han retirado para evitar una toma de poder por parte de los populistas de derecha.”
Esta estrategia es totalmente clave, debido a la alta participación de votantes en la primera vuelta. Como resultado, en más de 300 de las 577 circunscripciones, tres candidatos calificaron para la segunda vuelta. En casi la mitad de estos casos, el candidato del RN estaba en primer lugar; por eso, al retirarse, los candidatos que quedaron en tercer lugar buscan consolidar el apoyo detrás de un único candidato que pueda vencer al RN en la segunda ronda. La AFP señaló que "si los candidatos en tercer lugar se retiran, esto reduce las posibilidades del candidato del RN de ganar la segunda vuelta."
Con todo, el buen resultado de la estratagema no está garantizado, ya que los votantes no siempre siguen las recomendaciones electorales de sus partidos y la tasa de participación en la segunda vuelta será un factor determinante. Un asesor del presidente Emmanuel Macron mencionó que, aunque la retirada de candidatos matemáticamente reduce el riesgo de una mayoría absoluta del RN, en última instancia, los votantes tomarán decisiones basadas en su propia conciencia. “En última instancia, los franceses decidirán según su conciencia y no según las recomendaciones electorales,” afirmó el asesor. “Pero matemáticamente, el riesgo de una mayoría absoluta para el RN se reduce.”
Además, y sorprendentemente, algunos candidatos del RN han decidido no participar en la segunda vuelta. Con la decisión, podrían estar buscando apoyo futuro de aquellos a quienes hayan ayudado a ganar en la Asamblea Nacional, movimiento que sugiere cierta estrategia de largo plazo por parte del RN para fortalecer su posición, independientemente de los resultados inmediatos de la segunda vuelta.
Los líderes del RN, por su parte, ya han declarado su intención de formar un gobierno incluso sin mayoría absoluta. Marine Le Pen indicó que planean incluir a partidarios de otros partidos y a representantes de la sociedad civil en su gobierno, enfatizando que sería un "gobierno competente".
Sus declaraciones contrastan con la postura anterior del jefe del partido, Jordan Bardella, quien había afirmado que solo asumiría la jefatura del gobierno con una mayoría absoluta. Pero Le Pen afirmó: “Si tenemos aproximadamente 270 escaños y aún necesitamos 19 diputados, nos acercaremos a otros. Varios diputados de derecha, así como de izquierda, han mostrado alineación con nuestras posiciones.”