El destino del expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se encontró con un dramático giro el pasado sábado 13 de julio durante un mitin en Butler, Pensilvania. La bala que podría haberle costado la vida estuvo a menos de 6 milímetros de penetrar su cabeza. Un hecho que ha sido descrito como “un absoluto milagro” por su equipo médico. Este acontecimiento ha conmocionado al mundo y suscitado numerosas reflexiones sobre la seguridad y la polarización política en Estados Unidos.
Donald Trump se encontraba en plena campaña electoral, preparando el camino para las elecciones estadounidenses, cuando un joven de 20 años logró abrir fuego contra él. La bala impactó en la parte superior de su oreja derecha, provocándole una herida de 2 centímetros que ha requerido atención médica continua. Según Ronny Jackson, quien fuera su médico oficial durante la primera legislatura del líder conservador, la proximidad de la bala a su cabeza hizo que el incidente fuese potencialmente fatal. “La bala estuvo a menos de 6 milímetros de entrar en su cabeza”, aseguró Jackson. Desde luego, un auténtico milagro.
¿Cómo se encuentra el líder del Partido Republicano en estos momentos?
A pesar de la cercanía del impacto, la herida de Donald Trump ha evolucionado de manera favorable. Los médicos han indicado que la zona afectada todavía necesita ser vendada debido a un sangrado intermitente, pero su vida no corre peligro. Trump fue sometido a una tomografía computarizada para evaluar posibles daños internos y se le realizarán próximamente exámenes auditivos adicionales para asegurar que su capacidad auditiva no haya sido comprometida.
Este suceso ha generado un gran revuelo mediático y ha despertado preguntas sobre las medidas de seguridad en torno a figuras políticas de alto perfil. A raíz del atentado, se ha intensificado la vigilancia en los eventos de campaña y se han revisado los protocolos de seguridad para evitar que algo similar vuelva a ocurrir. En cuanto a Donald Trump, la vida sigue su curso. El líder republicano tiene aún más alas para mantener su discurso populista después de lo sucedido. Se pudo ver varios días después en Milwaukee, durante la Convención Nacional Republicana. Portaba un vendaje en la oreja herida. Sin embargo, seguía con la misma energía de siempre.