V aniversario

Españolas a los cinco años del Brexit: desencanto y resignación

El debate sobre los efectos del divorcio permanece abierto, pero el desencanto afecta a los dos bandos: “El Brexit ha creado una barrera invisible, que nos recuerda que ya no somos lo que éramos”

Cinco años después de romper oficialmente con la Unión Europea, Reino Unido ha aprendido que el divorcio no marca el fin de un idilio, sino el inicio de una nueva relación entre partes condenadas a entenderse. Lo que el 31 de enero de 2020 se presentaba como un enaltecimiento de la soberanía, la ocasión de recuperar el control y maximizar los beneficios de la libertad regulatoria ha dado paso a un laberinto incierto de burocracia, endurecimiento de fronteras, impacto comercial y, sobre todo, promesas por cumplir. Mientras los partidarios de la salida siguen jaleando las oportunidades de la autonomía normativa, el debate sobre los efectos del Brexit permanece abierto.

Aquella jornada histórica supuso una mezcla de emociones, un profundo contraste entre la euforia de los vencedores en el referéndum de 2016 y la aflicción de quienes lamentaban abandonar el club comunitario, un sentimiento próximo a un duelo que, necesariamente, ha dado paso a la resignación. Las pasiones de hace un lustro han perdido intensidad y, hoy en día, ambos bandos tienen, al fin, algo en común: una sensación de desencanto que impregna la conciencia colectiva británica.

Mujeres

Varias pasajeras en el aeropuerto de Luton. Para viajar a la UE deben llevar el pasaporte y viceversa

Los incondicionales del Brexit culpan a la clase política de no haber sabido aprovechar las oportunidades de la ruptura, si bien un creciente contingente está cambiando de opinión. Según datos de 2024, el 23 por ciento de quienes habían respaldado dejar la UE apoyarían ahora regresar. El aparentemente en boga arrepentimiento cuenta ya, de hecho, con su propio palabro: ‘Bregret’ (la combinación entre Brexit y ‘regret’, el término inglés para remordimiento).

La desigualdad de género

El 23 de junio de 2016, una mayoría femenina de un 51 por ciento respaldó la continuidad en la UE, frente al 55 por ciento de hombres que votaron por la salida. Ya antes de la firma del divorcio, las proyecciones alertaban de que esta afectaría desproporcionadamente a las mujeres y exacerbaría la desigualdad de género, debido a la tóxica combinación de constricciones económicas, falta de mano de obra en el sector social y recortes en los programas de paridad. Pese a ello, el Gobierno británico descartó un análisis de impacto sobre la mitad de la población.

Brexit

Más hombres que mujeres votaron a favor de salir de la UE

Artículo14 ha querido saber qué ha supuesto el Brexit para las españolas afincadas al norte del Canal de la Mancha. Como convidadas de piedra en un plebiscito restringido a electores británicos, el resultado de la votación supuso una bofetada existencial, que llevó a muchas a plantearse el sentido de permanecer en un país que parecía darles la espalda.

Cómo afecta a las españolas

“Antes sentía que formábamos parte natural de esta sociedad, pero eso ha cambiado. Se ha perdido la sensación de oportunidades que nos había traído a muchas aquí. El Brexit ha creado una barrera invisible, que nos recuerda que ya no somos lo que éramos”, cuenta Sandra, quien acumula 18 años en tierras británicas y dirige su propia productora de espectáculos, una labor más difícil desde el divorcio: “Las trabas a la circulación de artistas, equipos, compañías… han añadido dificultades logísticas y económicas masivas a proyectos que antes fluían con naturalidad”.

El impacto emocional es algo en lo que coinciden todas con las que hemos hablado, pero las repercusiones van más allá de sensaciones afectivas y se dejan notar en prácticamente todos los ámbitos, empezando por la planificación vital: “Mi estatus de asentada -la herramienta para regularizar la situación de los ciudadanos comunitarios tras el Brexit- significa que si vuelvo a España, lo tendría difícil para volver si las cosas van mal tras cinco años, por lo que tienes que pensarte bien si regresar o no”, explica Beatriz, trabajadora social que cumple una década en Londres este 2025, quien añade, además, que para los colectivos profesionales “es mucho más complicado colegiarse, mientras antes era un proceso prácticamente automático, por los acuerdos con la UE”.

Los problemas impositivos

Otros efectos secundarios afectan también a la vivienda. En el pasado, aquellas con una propiedad en España podían deducir gastos, pero desde el Brexit no es posible, lo que incrementa la carga impositiva. Julia, quien llegó a Reino Unido en 2008 y cuenta con la doble nacionalidad desde 2020, lamenta que “llega un momento en que no sabes si es factible tener la casa en España, o si da más pérdidas que ganancias”.

Su objetivo era “tener un activo para la jubilación”, pero la salida de la UE ha reventado su hoja de ruta: “Me encuentro con muchos problemas, porque ahora tengo una situación legal diferente a la de cuando Reino Unido estaba en la Unión Europea”, con la obligación, entre otras cosas, de hacer la declaración de la renta en los dos países.

La conciliación

La conciliación es ahora también más difícil, debido al fin de la libertad de movimiento, por ejemplo, para las au pairs, una fórmula simbiótica para familias y jóvenes convertida desde el Brexit en una carrera de obstáculos. Lucía, castellano-manchega que trabaja en comunicación y tiene una hija de tres años, denuncia que “la falta de un sistema legal claro supone un verdadero problema para muchas familias que dependíamos de este apoyo para mantener nuestra vida profesional”. “Antes era un intercambio cultural, pero ahora no hay nada claro, y la imposibilidad de traer au pairs europeas con facilidad limita drásticamente las opciones, haciéndolo todo más caro y complicado”.

Los problemas, sin embargo, pueden comenzar antes incluso de dar a luz, como le ocurre a Claudia, con un embarazo de riesgo de su segundo hijo y obligada a guardar cama de manera prácticamente permanente. Antes del divorcio, sus progenitores simplemente habrían viajado desde Andalucía para apoyarla el tiempo que fuese necesario, pero las restricciones ponen a la familia ante un delicado dilema: “Mis padres no pueden estar aquí más de seis meses, así que tenemos que decidir si pasan la mayor parte mientras estoy encamada, sin poder hacer nada, o una vez que nazca el bebé”. “Si no fuera por el Brexit, estarían ya aquí y se quedarían un mes o más después del parto”, concluye.

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