El reciente debate sobre los exámenes médicos escolares en Japón ha revelado una práctica que ha alarmado a padres, estudiantes y defensores de los derechos de los niños: la obligación de desnudarse de la cintura para arriba durante los chequeos de salud. Esta tradición, que afecta a miles de estudiantes en todo el país, ha generado preocupación y, en algunos casos, traumas entre los jóvenes que la experimentan. A medida que las voces de protesta aumentan, la resistencia de las autoridades médicas y educativas pone en evidencia un conflicto profundo entre la tradición y el bienestar de los niños.
Una adolescente japonesa de 13 años relató en una entrevista cómo la experiencia de su chequeo médico en la escuela le dejó una profunda sensación de vergüenza. “Mi pecho estaba completamente expuesto y me sentí muy incómoda”, confesó en The Guardian. Este tipo de testimonios no son aislados. Muchas otras niñas y niños en Japón, desde los 5 hasta los 18 años, han sido obligados a desvestirse parcialmente durante estos exámenes anuales de salud. El malestar entre los estudiantes no ha pasado desapercibido para sus padres, quienes exigen que estas prácticas cesen cuanto antes.
Una encuesta reciente entre estudiantes de secundaria, de entre 12 y 16 años, reveló que el 95,5% de los niños y niñas se sienten incómodos o insatisfechos con tener que quitarse la parte superior de su ropa. Esta cifra ilustra el profundo malestar que genera esta práctica en el país. No obstante, a pesar de los esfuerzos de las familias y activistas para cambiar la normativa, el sistema escolar japonés sigue dividido sobre cómo abordar este delicado asunto.
La presión social y el silencio de los niños en Japón
Uno de los aspectos más preocupantes de esta práctica es la presión que ejercen las instituciones escolares sobre los estudiantes, quienes, en su mayoría, no se atreven a protestar o cuestionar las normas. “Mi hija me rogó que no hablara con la escuela sobre lo que había pasado”, comentó Chiyoko Suda, madre de una niña de 13 años que vivió uno de estos exámenes. La vergüenza y la reticencia a discutir sobre su propio cuerpo con los adultos, incluso con sus propios padres, es una constante en muchas de estas historias.
Mai Okumura, madre de otra adolescente, relató cómo su hija intentó restarle importancia al chequeo médico. “No había más remedio, ya que las reglas las establecen los adultos”. Este tipo de respuestas muestra un claro desequilibrio de poder entre los jóvenes estudiantes y las autoridades escolares y médicas, donde la voz de los niños es, en muchos casos, silenciada.
El origen de estos exámenes escolares se remonta a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Una época en la que Japón atravesaba una severa escasez económica. Las escuelas asumieron entonces un papel crucial en la supervisión de la salud de los niños, asegurándose de que estuvieran bien alimentados y en buenas condiciones físicas. Sin embargo, muchos argumentan que los tiempos han cambiado y que este tipo de chequeos ya no son necesarios en la forma en que se llevan a cabo.
El rol de las autoridades educativas y médicas
El sistema educativo japonés no tiene una política unificada en cuanto a los exámenes de salud. Las juntas de educación locales, en conjunto con los profesionales médicos, son las encargadas de decidir si los estudiantes deben desvestirse o pueden permanecer parcialmente cubiertos durante los chequeos. Este vacío en la normativa ha llevado a que algunas regiones sigan imponiendo exámenes en ‘topless’, mientras otras permiten que los estudiantes mantengan puesta su ropa interior o sus camisetas deportivas.
Las autoridades de algunas ciudades, como Yokohama, han sido señaladas por mantener prácticas invasivas en al menos 16 escuelas primarias, donde los estudiantes deben despojarse de su ropa superior. Esto a pesar de una recomendación emitida por el Ministerio de Educación a principios de año, que sugería garantizar la privacidad de los estudiantes durante los exámenes médicos.
Akiyo Tanaka, concejala de la ciudad de Nishinomiya, expresó su preocupación por el impacto emocional que esta práctica tiene en los jóvenes. “Estos exámenes pueden tener repercusiones serias en la salud mental de los estudiantes, algunas de las cuales se extienden hasta la adultez”, comentó. Las autoridades médicas, sin embargo, parecen tener una postura más conservadora y reticente al cambio.
Resistencia en el sector médico de Japón
Uno de los principales obstáculos para el cambio radica en la resistencia por parte de la Asociación Médica de Japón. Esta organización defiende la necesidad de que los niños se quiten la ropa para realizar un examen exhaustivo. Algunos médicos, en su mayoría hombres, han llegado a amenazar con dejar de realizar estos chequeos si se ven obligados a cambiar los procedimientos. Alegan que el hecho de que los niños permanezcan vestidos durante el examen podría comprometer la precisión del diagnóstico.
No obstante, algunos expertos médicos han cuestionado la veracidad de estas afirmaciones. Kentaro Iwata, profesor de enfermedades infecciosas en el hospital universitario de Kobe, expresó que no existe una base científica sólida que respalde la necesidad de que los niños estén completamente desnudos de la cintura para arriba durante los chequeos. “Si bien puede mejorar ligeramente la calidad del sonido del latido cardíaco, no creo que esto contribuya significativamente a la mejora de la salud infantil”, afirmó Iwata.