Svitlana Grynchuck

“En 2022 los ataques rusos fueron muy caóticos, ahora son precisos”

La viceministra de Energía, Svitlana Grynchuck, explica a Artículo14 las consecuencias de los bombardeos rusos contra la infraestructura energética ucraniana, que ocasionan apagones masivos y podrían desencadenar un nuevo éxodo de refugiados hacia Europa

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Svitlana Grynchuck, viceministra de Energía de Ucrania (María Senovilla) María Senovilla

De mirada serena y voz calmada, y a pesar de su apariencia frágil, Svitlana Grynchuck lleva sobre sus hombros parte del peso de un ministerio del que depende el suministro de energía de todo un país –Ucrania– que lleva más de dos años sumido en una guerra a gran escala cuyas consecuencias también pueden sentirse en Europa.

Violando el Derecho Internacional que debe regir –incluso en mitad de una guerra–, Rusia bombardea sistemáticamente la infraestructura crítica ucraniana –desde centrales eléctricas y térmicas, hasta los sistemas de distribución de la energía o las plantas potabilizadoras de agua–, obligando a la población a abandonar sus hogares en muchos casos. Una situación que, de cara al próximo invierno, preocupa extremadamente al Gobierno de Ucrania en general y a la cartera de la que forma parte Grynchuck en particular.

En plena invasión rusa

Svitlana Grynchuck fue nombrada viceministra de Energía en septiembre de 2023, ya en plena guerra, y sabiendo el reto inmenso que iba a asumir. Es doctora en economía, y a sus 38 años ya había ocupado el cargo de viceministra de Medio Ambiente. Especializada en cuestiones relacionadas con el cambio climático,  un sector donde la presencia de mujeres está muy normalizada, notó un gran cambio al incorporarse al de la energía. “Sentí que la actitud hacia las mujeres era completamente diferente, porque históricamente el sector de la energía ha estado dominado por hombres, pero creo que cuando demuestras profesionalidad y eficiencia, y trabajo duro, te acaban tratando como a un profesional más”, asegura.

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Svitlana Grynchuck durante la entrevista con Artículo14 (María Senovilla

Los momentos más duros para ella fueron los primeros compases de la invasión rusa a gran escala, por la incertidumbre que generó en toda la población, aunque reconoce que también es muy duro no poder dedicar todo el tiempo que le gustaría a su hija de 10 años por lo demandante de su trabajo.

Tras la última oleada de ataques, y en medio de una situación crítica para la seguridad energética de Ucrania, la viceministra Grynchuck concede una entrevista a Artículo14 para explicar las consecuencias de que las ciudades ucranianas se lleguen a desenergizar. Nos recibe en su despacho del Ministerio de Energía, en el corazón de Kiev, en el poco tiempo que tiene disponible entre reuniones de urgencia en las que tratan de buscar soluciones a la complicada situación. Y responde a cuestiones clave para entender el alcance de los bombardeos rusos contra la infraestructura civil de un país.

Desde el Gobierno de Ucrania alertan de una “situación crítica” con respecto a la seguridad energética del país, ¿Cuál ha sido el alcance real de los ataques rusos contra la infraestructura energética ucraniana?

Hay que dividir la pregunta en dos partes, porque en Ucrania hemos sufrido dos oleadas de ataques contra la infraestructura energética: la primera fue en 2022 y la segunda ahora, en 2024. Estimamos que la primera oleada de ataques afectó al 50% de las capacidades de generación de electricidad y otro tanto del sistema de distribución. Pero, a pesar de que los daños fueron masivos, no fueron tan graves como para destruir la red eléctrica. Pudimos reparar muchas instalaciones el año pasado, recuperamos muchas capacidades para generar electricidad hasta cubrir totalmente nuestra demanda, e incluso empezamos a retomar las exportaciones de energía. Tuvimos, eso sí, mucha ayuda de los países aliados, que colaboraron con equipos, especialistas y recursos financieros.

Sin embargo, la situación ha empeorado drásticamente en los últimos meses, porque Rusia ha atacado tanto los sistemas de generación de energía como los de transmisión. Los ingenieros energéticos, y todos nosotros, hemos trabajado siete días a la semana sin descanso, y hemos intentado hacer todo lo posible para que no se corte el suministro eléctrico, pero el enemigo ha destruido instalaciones clave de transmisión y distribución.

Permítame explicarlo de forma muy sencilla: Rusia ha destruido más de 8 gigavatios de capacidad de generación de energía, de un total de unos 19. Pero esos 8 gigavatios de generación eran críticos para equilibrar el sistema. Y se trata tanto de generación térmica como hidráulica. Por lo que la situación es crítica, sí, porque podríamos enfrentar el próximo invierno sin electricidad y sin calefacción.

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Plano de detalle de la viceministra Grynchuck en un momento de la entrevista para Artículo14 (María Senovilla)

¿Cómo es posible que Rusia haya causado tantos estragos con esta segunda oleada de ataques, que comenzó marzo, en tan poco tiempo?

 En 2022 los ataques rusos fueron muy caóticos, ellos simplemente lanzaban cohetes masivamente contra la toda infraestructura crítica, incluida la energética. Pero ahora son ataques precisos: El enemigo está siendo muy selectivo y se nota que tiene información exacta sobre las instalaciones que son críticas para el sistema energético, las que nos permiten maniobrar y equilibrar el sistema en las horas punta, como por las tardes, cuando aumenta el consumo. Sabe lo que va a destruir en cada ataque y lo hace de forma coordinada. Bombardea instalaciones clave de transmisión y distribución, centrales generadoras, térmicas, hidroeléctricas, los sistemas de distribución. De tal manera que destruyen la posibilidad de que otras ciudades transmitan electricidad a los núcleos de población más afectados, como está ocurriendo en Járkiv.

¿La ciudad de Járkiv podría desenergizarse?

 En Járkiv los rusos han dañado todas las centrales eléctricas y térmicas, todas. Desde las plantas más grades hasta las subestaciones del sistema de distribución. Esto significa que no pueden producir ni luz ni calor ahora mismo. Ya fue la región que más sufrió durante la oleada de ataques de 2022, por su cercanía al frente de combate y a la frontera rusa, lo que permitía al enemigo atacar insistentemente con artillería. Para alcanzar a otras regiones, Rusia necesitaba lanzar misiles de medio y largo alcance, pero con Járkiv no, así que se llevaron la peor parte.

Ahora mismo los apagones eléctricos están generalizados en todo el país, pero Járkiv es la más afectada porque simplemente no hay forma de suministrar electricidad allí. Nosotros informamos de los horarios de estos cortes de energía, para que la gente pueda organizarse lo mejor posible, pero la situación es muy complicada, y sí, podría ir a peor de cara al invierno.

¿Esto podría generar un nuevo éxodo de desplazado o de refugiados ucranianos huyendo hacia Europa?

 Sí, por supuesto que sí. Si en invierno no hay luz y, lo que es más importante, no hay calefacción durante muchas horas, entonces por supuesto que será imposible para la gente vivir en esas condiciones.

¿Es posible volver a reconstruir estas infraestructuras bombardeadas por Rusia para garantizar la seguridad energética de Ucrania?

Es posible reconstruir algunas cosas, y será necesario construir otras nuevas, pero lo que no podemos es pagarlo ahora mismo. Por eso pedimos ayuda a nuestros socios. Va a ser necesario replantear el sector de la energía de una manera completamente diferente, en función de las circunstancias en las que estamos y sabiendo que vamos a tener permanentemente al enemigo al lado.

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La viceministra Grynchuck en su despacho del Ministerio de Energía de Ucrania (María Senovilla)

¿Y los países europeos han estado a la altura con las ayudas para Ucrania en este sector?

 Muchos países nos brindaron ayuda muy rápido, pero desafortunadamente necesitamos más. Probablemente quién más y más rápido nos ha ayudado es Japón, pero Europa también está ahí. Hay países europeos que aportan constantemente recursos financieros y tenemos un fondo de apoyo a la energía en Viena en la “Energy community” donde muchos países aportan fondos para comprar equipos energéticos. El problema es que no se puede comprar todo, algunas cosas hay que fabricarlas ex profeso para las empresas porque son equipos muy específicos.

Las grandes empresas que operan en el sector de la energía en Ucrania, ¿cómo se las arreglan en estas condiciones para continuar desarrollando su actividad y llevar la energía a los hogares ucranianos?

Nosotros somos el órgano del Ministerio de Energía que coordina el sistema energético y crea las condiciones para su desarrollo. Tenemos empresas energéticas tanto estatales como privadas, y todas están implicadas con nosotros, pero no conocemos los detalles internos de la gestión privada empresarial. Sabemos, por ejemplo, que muchos trabajadores decidieron ir al frente de manera voluntaria, porque los trabajadores de este sector están exentos de alistarse; pero a la vez muchas personas que huyeron de los territorios ocupados por Rusia se han incorporado para trabajar en otras partes de Ucrania. Así que hay personal.

Otra cuestión es la de los daños que han sufrido. En el caso de Centrenergo, que es una de las empresas generadoras, todas sus infraestructuras están destruidas. Por completo. Tenían dos enormes centrales térmicas, en Zmiivska en la región de Járkiv y en Trypilska en la región de Kiev, que ahora están destruidas.

Empresas como Energoatom, que actualmente produce la mayor cantidad de electricidad con energía nuclear y es de propiedad estatal, ha redoblado esfuerzos. Hay muchos casos diferentes de cómo ha afectado a las empresas.

Menciona usted la energía nuclear, cabe recordar que Rusia ha ocupado la mayor central nuclear de Europa, que es la planta de Zaporiyia. ¿En qué estado está en estos momentos?

 La central nuclear de Zaporiyia no está produciendo energía en estos momentos. Pero la peculiaridad de las centrales nucleares es que no se pueden simplemente apagar y dejarlas sin electricidad, así que suministramos electricidad para que no se apague. Está conectada a la red eléctrica ucraniana por dos líneas, y suministramos electricidad a la central continuamente. O sea, no produce electricidad por sí misma, pero la necesita porque tienen un sistema de refrigeración para el funcionamiento de los reactores y para el almacenamiento seguro de los residuos de combustible nuclear.

Además, hay otras tres centrales nucleares situadas en territorio nacional controlado por el Gobierno, y estas tienen que llevar a cabo una campaña de reparaciones, obligatoria por motivos de seguridad nuclear, y agravada por bombardeos cercanos a las instalaciones. Se trata de garantizar que todas las centrales funcionen con seguridad. La campaña de reparaciones ya ha empezado y durará casi todo el verano hasta la temporada de calefacción, porque intentamos garantizar que todas las unidades nucleares disponibles funcionen en invierno, ya que es la base de nuestro sector energético. Desgraciadamente, la generación nuclear no permite equilibrar el sistema, es decir, cuando es estable, no se puede encender y apagar como se puede hacer con la hidráulica y la térmica para cubrir esas horas de mayor consumo. Así que no servirán para equilibrar la red nacional de energía.

“Rusia generó daños valorados en 5.000 o 6.000 millones de dólares”

Sobre el impacto económico para Ucrania de estos ataques contra infraestructura energética, ¿En cuánto se estima la cuantía de los daños infringidos por Rusia?

 El Banco Mundial estimó que durante la oleada de ataques que comenzó en 2022, Rusia generó daños valorados en 5.000 o 6.000 millones de dólares, sin contar las pérdidas ocasionadas en Zaporiyia. De momento la central nuclear de Zaporiyia no ha sido destruida, como comentaba, pero no produce nada y hay que seguir manteniéndola. A esto hay que sumar al menos 1.000 millones más en daños, desde el pasado mes de marzo, y también deberíamos tener en cuenta las oportunidades de venta de energía perdidas por Ucrania porque su impacto en la economía ha sido muy grande. Probablemente haya que multiplicar la cifra dada por el Banco Mundial…

¿Cuáles son los retos que enfrenta ahora Ucrania respecto al sector energético?

 Los retos del sector energético ahora son encontrar, reparar e instalar nuevas capacidades de generación y maniobra, porque sin ellas, con la destrucción y las pérdidas que tenemos hoy, entendemos que tendremos una escasez terrible en invierno y los apagones serán demasiado largos. Y tenemos que encontrar también grandes generadores para que sigan funcionando las infraestructuras críticas, como las de suministro de agua, porque si se paran o no arrancan en invierno habrá que cambiarlo todo. También debemos acordarnos de los hospitales, las escuelas, etc.