Sin techo

Embarazadas y sin hogar, una cifra que crece en Francia

La mendicidad, la invisibilidad, la violencia sexual... El 90% de las mujeres que viven en la calle han sido violadas

Imagen de Francia

Aumentan las embarazadas sin hogar en Francia KiloyCuarto

Dicen que la mejor manera de conocer a una sociedad es utilizando su transporte público. En París, pasillos repletos de multiculturalidad, de diversidad y de historias infinitas. Entre las prisas de unos y la calma de otros, en el hall de las principales estaciones parisinas puedes ver a personas sentadas que simulan esperar su tren, pero si observas con atención te das cuenta de que no esperan a nadie. Viven ahí. Pasan el día vagando por la estación o durmiendo en esos incómodos asientos, porque es más seguro que el portal de un edificio.

Entre las miles de personas que vagan sin hogar por París, cada vez hay más mujeres. Se calcula que, de las 330.000 personas que viven en las calles de Francia un 40% son mujeres. Una cifra que se ha doblado en los últimos 10 años, y que si ya es duro vivir en la calle, lo es aún más siendo mujer y embarazada.

Violaciones en las calles

No hay cifras oficiales sobre el número de mujeres embarazadas que malviven en las calles de la capital francesa, pero las organizaciones denuncian que cada vez son más los casos, porque el 90% de las mujeres sin hogar han sido violadas al menos una vez.

La mendicidad, la invisibilidad, la violencia sexual, y unos servicios públicos saturados. En 1997, el Gobierno de Francia creó el número de teléfono gratuito 115, para atender a aquellas personas que necesiten un alojamiento social urgente. Desde entonces, el teléfono no ha dejado de sonar, reciben una media de 1.500 llamadas al día, pero los equipos que trabajan 24h, solo pueden atender a 400. Además, los profesionales critican que hay días que solo pueden ofrecer dos plazas de albergue social. “Un récord jamás registrado anteriormente”, afirman desde el 115.

“Existen dos tipos de mujeres embarazadas que demandan alojamiento social: las que ya vivían en la calle, y tras una agresión sexual se han quedado embarazadas, y las que huyen de la violencia doméstica. También están las mujeres migrantes que, por su situación irregular, no pueden acceder a ningún alojamiento”, explican desde el Centro Social Notre Dame de París.

Los números no engañan: en 2023, 827 niños durmieron en las calles francesas. 257 de ellos menores de 3 años.

Los hospitales parisinos convertidos en albergues

Las 2.000 plazas de alojamiento social de emergencia reservadas a madres embarazadas están completas, admite la prefectura de Ile-de-France. Un número de plazas que no ha crecido en los últimos años, pero sí lo ha hecho la tasa de madres primerizas sin hogar; de 5,8 por cada 1.000 habitantes en 2015, a 22,8 en 2019, según los datos de la Agencia de Sanidad Pública.

A esto se suma, la saturación de las urgencias de los hospitales o el miedo a acudir a un centro por la situación irregular que padecen, haciendo que los datos se vuelvan aún más dramáticos. El 40% de estas mujeres acaba dando a luz solas, en algún parking subterráneo, sin ser vistas ni atendidas, como fue el caso de Anne Lorient.

Anne pasó 17 años en la calle y ahora dirige su propia asociación, “Accoucheuse de rue” (partera de calle), donde ayuda y asiste a otras mujeres embarazadas. Su historia estremece. A pesar de los años, al contarla se le sigue entrecortando la voz, pero para quién recibe su testimonio, es como un gas que se expande y bloquea tus pulmones.

Desde los 6 hasta los 18 años, Anne fue violada sistemáticamente por su hermano. “Todo el mundo lo sabía, pero todo el mundo tapaba a mi hermano”, cuenta en una entrevista en exclusiva para Radio France.

Primera noche, primera violación

A los 18 decidió coger las maletas y marcharse de casa para no volver nunca más, pero su pesadilla no acabó ahí. En su primera noche durmiendo en la calle, ya sufrió su primera violación. No sería la última.

17 años en la calle, dos hijos después y cientos de llamadas al 115 para conseguir un alojamiento social, llegó su momento. Anne consiguió empezar una nueva vida y fue entonces cuando decidió fundar su asociación para poder ayudar a otras mujeres. Aunque reconoce que son muy pocas las “parteras de calle” porque su trabajo se encuentra en el límite legal.

Anne no es la única partera, ni el único ejemplo de que algo en el sistema no va bien. Las parteras de varios centros de maternidad de la región parisina alertan de un servicio deteriorado y deficiente. Ante la falta de albergues para las futuras madres, que son una prioridad según el reglamento, los hospitales les ofrecen un espacio para vivir hasta el nacimiento del bebé, pero los sanitarios reconocen que la baja hospitalaria, en algunos casos, acaba alargándose hasta 40 días tras el parto.

“No vamos a dejar a una mujer recién parida ni a un bebé de días en la calle. Ese no es nuestro trabajo”, reconoce el jefe de servicio del hospital Delafontaine para el canal del Senado.

Las historias se cuentan por decenas. Las zonas de maternidad de algunos hospitales parisinos se han convertido en albergues, como es el caso del hospital de Delafontaine de Saint-Denis, donde los profesionales ya han levantado la mano ante el “abandono de las instituciones”, dicen.

25 embarazadas, sólo en París

En París, solo el 21% de las mujeres que solicitan albergue urgente encuentran plaza. Aunque no hay cifras oficiales actualizadas, el servicio 115 calcula que el pasado mes de diciembre, 25 mujeres embarazadas durmieron en la calles de París.

Francia ve como los números de pobreza extrema se multiplican, especialmente tras la pandemia y la inflación de los últimos años. Más de dos millones de familias esperan, en estos momentos, una vivienda social. Unos niveles que el país no había experimentado nunca antes, según Unión Sociale pour l’Habitat (USH).

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