El 29 de septiembre de 2024 quedará marcado en la historia reciente austriaca como el día en que la extrema derecha, representada por el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), arrasó en las elecciones en Austria, consolidando una tendencia que ha alarmado no solo a la nación, sino también a toda Europa. Liderado por Herbert Kickl, el FPÖ ha pasado de ser un partido marginal con raíces en el nazismo a convertirse en la fuerza política más votada del país. Pero, ¿cómo ha sucedido esto y qué significa para el futuro de Austria y Europa?
El ascenso de la ultraderecha en Austria
La historia del Partido de la Libertad está intrínsecamente ligada a sus oscuros orígenes. Fundado en 1956, el partido surgió como una plataforma para exnazis y nacionalistas que, tras la Segunda Guerra Mundial, buscaban una nueva identidad política. Su primer líder, Anton Reinthaller, fue un oficial de las SS que, después de ser liberado de una cárcel estadounidense, se convirtió en el rostro del FPÖ. Desde sus inicios, el partido ha defendido una visión de Austria como una fortaleza cerrada al exterior, con un estricto control migratorio y una profunda desconfianza hacia la Unión Europea.
El FPÖ ha experimentado altibajos a lo largo de los años. Sin embargo, su mensaje ultranacionalista ha resonado cada vez más en una sociedad austríaca que, al igual que muchas otras en Europa, se siente desbordada por la globalización, la inmigración y las políticas de la UE. Este creciente descontento ha catapultado al partido a la cima del poder político. Su programa que aboga por el euroescepticismo, el prorrusismo y un enfoque xenófobo hacia la inmigración.
Resultados de las elecciones en Austria
En las elecciones en Austria, el FPÖ consiguió casi el 30% de los votos. Superó por más de tres puntos al Partido Popular de Austria (ÖVP) y dejó al Partido Socialdemócrata (SPÖ) a casi diez puntos de distancia. Los resultados en las elecciones en Austria son una clara muestra de cómo el partido ha conseguido conectar con un electorado cada vez más polarizado, ansioso por soluciones radicales ante los problemas económicos y sociales.
La victoria del FPÖ genera un escenario político muy convulso en Austria. Aunque el partido ha sido el más votado, formar un gobierno no será fácil. El ÖVP, liderado por el actual primer ministro Karl Nehammer, ha señalado que solo estaría dispuesto a pactar si Kickl, líder del FPÖ, se aparta del liderazgo. Además, el presidente austríaco, Alexander Van der Bellen, miembro de Los Verdes, ha dejado claro que evitará a toda costa encargar la formación de gobierno a Kickl. Una decisión que añade un nuevo nivel de incertidumbre política al país.
El peligroso giro a la extrema derecha en toda Europa
El ascenso del FPÖ no es un fenómeno aislado. La ultraderecha está ganando terreno en toda Europa. Austria es solo el último ejemplo de una tendencia que ha ido consolidándose en países como Italia, Hungría y Suecia. Los resultados de las elecciones en Austria colocan al país en el grupo de naciones europeas donde la extrema derecha tiene una gran influencia en la política nacional. De hecho, si Herbert Kickl consigue formar gobierno, Austria se convertirá en el séptimo país de la Unión Europea con un ejecutivo total o parcialmente compuesto por partidos de extrema derecha.
El impacto de este cambio no se limita solo a Austria. El FPÖ ha defendido abiertamente políticas prorrusas y ha cuestionado las sanciones impuestas por la UE a Rusia tras la invasión de Ucrania. Eso ha generado preocupaciones acerca de la futura alineación internacional de Austria. Además, su postura euroescéptica podría debilitar aún más la cohesión dentro de la UE. Especialmente, en un momento en que la unidad continental es clave para enfrentar desafíos como la crisis climática, la seguridad energética y la migración.
El auge del FPÖ se enmarca en una tendencia más amplia en Europa. En las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, los partidos ultras, euroescépticos y prorrusos representaban ya el 18% de los eurodiputados. En las elecciones más recientes, ese porcentaje ha crecido al 25%. Es decir, uno de cada cuatro europarlamentarios pertenece a partidos de extrema derecha. Lo que convierte a la actual Eurocámara en la más derechista de la historia de la UE.
Por otro lado, en países como Francia, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen ha logrado afianzarse como una fuerza política de primer orden. Sin embargo, no ha conseguido las victorias arrolladoras que algunos esperaban. En Alemania, el partido Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido victorias regionales importantes. Se ha consolidado como una fuerza política en los estados de Turingia, Sajonia y Brandeburgo. Mientras tanto, en Italia, la Liga de Matteo Salvini y los partidos aliados de la coalición de derechas, encabezada por Giorgia Meloni, gobiernan en un contexto de creciente tensión social.