“Se ha evitado una tragedia”, aseguró el ministro del Interior austriaco, Gerhard Karner, al conocerse los planes del desconocido que pretendía irrumpir en los conciertos de Taylor Swift en Viena. El individuo, que, según las autoridades austriacas, había jurado lealtad al Estado Islámico, ha confesado que tenía muy avanzada la fabricación del explosivo y pretendía inmolarse frente al estadio en el que iba a celebrarse el espectáculo. Diez años después del máximo apogeo del Daesh en su califato en Siria e Irak, la organización sigue tratando de sembrar el terror en suelo europeo a través tanto de células como de individuos asilados y radicalizados a través de Internet.
La Policía austriaca, que no busca a otros sospechosos aunque las investigaciones continúen, quería “matarse a sí mismo y a una gran multitud en el concierto previsto para hoy o mañana”.
Además de inmolarse, los planes de los yihadistas eran también los de atacar con armas blancas a los seguidores de Swift que se encontraban a las afueras del estadio. Después de conocerse las detenciones, la artista estadounidense anunció el miércoles la cancelación de los tres conciertos previstos en Viena.
Tres adolescentes detenidos
Según los investigadores, existen tres detenidos, un cabecilla de 19 años que había jurado lealtad al Estado Islámico; un segundo sospechoso de 17 años que había sido recientemente contratado como integrante del dispositivo de seguridad privada del concierto -fue detenido por equipos antiterroristas en los alrededores del estadio Ernst Happel y pretendía facilitar los planes del cabecilla— y un tercer menor de 15 años.
El cabecilla, que fue detenido en Ternitz, a 65 kilómetros de Viena, renunció a su trabajo el 25 de julio antes de asegurar a su entorno y compañeros que “tenía grandes planes para el futuro”, según ha explicado a los medios Franz Ruf, director general de Seguridad Pública. Los tres detenidos llevaban trabajando en la preparación del atentado desde finales del pasado mes de julio.
Todo un arsenal
En los registros de la Policía de la capital austriaca se encontraron diversas sustancias, incluyendo peróxido de hidrógeno así como dispositivos técnicos y materiales para la fabricación de bombas, como detonadores, cables y máquinas para iniciar una explosión. Entre el material incautado, según la Policía, también hay una sirena policial que se sospecha se pretendía usar para abrirse camino y facilitar la llegada al lugar del atentado o la huida. “Los resultados de la investigación muestran que se utilizó peróxido de hidrógeno como precursor en la fabricación de explosivos, y este explosivo fue efectivamente fabricado. El principal sospechoso de 19 años ha confesado todo”, agregó Ruf.
Radicalización online
Por su parte, el director del servicio de inteligencia interna austriaco (DSN), Omar Haijawi-Pirchner, ha confirmado que la investigación se produjo gracias a información de servicios secretos extranjeros y dijo que los jóvenes, especialmente el de 19 años, se habían radicalizado en Internet. “Consumía y difundía mucha propaganda, y como vimos tras la incautación de su teléfono móvil ayer, también descargaba y compartía constantemente instrucciones para la fabricación de bombas”, ha explicado.
“Se había informado sobre la fabricación de bombas y los materiales necesarios, y durante el allanamiento de su casa ayer se encontró mucho material”, añadió el responsable del DSN. Al igual que la Policía, Haijawi-Pirchner ha asegurado que no hay más sospechosos huidos y que es posible que en el entorno de los detenidos hubiera información sobre sus planes.
Taylor Swift: “Occidente y sus valores”
Al respecto del blanco elegido por los yihadistas, el profesor adjunto en la Escuela de Diplomacia y Relaciones Internacionales de la Seton Hall University (Nueva Jersey, Estados Unidos) Brandon Valeriano asegura a este medio que Taylor Swift, cantante, compositora, productora discográfica, actriz y empresaria estadounidense de 34 años, “encarna a Occidente y sus valores”. “Es la encarnación de una mujer estadounidense rubia y fuerte. No hay mayor símbolo del país que ella”, asevera el especialista.
“Pero recordemos cómo Ariana Grande fue objetivo en Manchester hace varios años: se trata de artistas occidentales”, apunta Valeriano. A juicio del profesor de Relaciones Internacionales, “es un objetivo de oportunidad”. “Sé porque he pasado el verano en Dinamarca que los artistas occidentales no se prodigan a menudo en las grandes ciudades. Así que esta persona radicalizada online ha aprovechado el momento” de la gira europea de Taylor Swift, explica el experto estadounidense a Artículo14.
Los conciertos: objetivo yihadista
La tentativa de masacre terrorista contra el concierto de Swift no es la primera de estas acciones registradas en suelo europeo con la firma del Estado Islámico. La organización yihadista -los expertos destacan los niveles de crueldad alcanzados en su efímero califato— firmó en un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande celebrado en mayo de 2017 en la ciudad británica de Manchester una masacre que costó la vida a 22 personas. En aquel caso se trató del británico -hijo de refugiados libios— Salman Abedi, quien actuó en solitario y murió al activar un explosivo de fabricación casera.
También en suelo europeo, Los Eagles of Death Metal estaban en el escenario de la legendaria sala Bataclan, un 13 de noviembre de 2015, cuando comenzaron los disparos. Había unos 1.500 asistentes, murieron 90 personas a manos de los yihadistas del Estado Islámico.
En Israel y Rusia
Lejos de suelo europeo y en un contexto distinto, miembros de las brigadas Al Qassam de Hamás irrumpieron en una fiesta rave en la tarde del 7 de octubre para acabar con la vida de decenas de jóvenes israelíes que disfrutaban de la música y el ambiente festivo. Murieron 364 personas.
En marzo de este años, en la periferia de Moscú, los asistentes a un espectáculo musical en la sala de conciertos Crocus City Hall fueron objeto de otro sanguinario atentado firmado por el Estado Islámico. Varios yihadistas de la rama centroasiática de la organización terrorista acabaron con la vida disparando indiscriminadamente contra el público de más de 140 personas.