El asesinato del líder político palestino de Hamás, Ismail Haniyeh, ha hecho temer una nueva respuesta de Teherán, de alcance aún incierto, que podría contar con el apoyo de sus aliados palestinos y libaneses.
El dirigente palestino acababa de asistir a la ceremonia de investidura del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian, cuando fue alcanzado por un ataque nocturno atribuido a Israel. Sus aliados, empezando por el presidente iraní, le aseguraron que harían que los “invasores terroristas” se arrepintieran de su cobarde acto. Por su parte, los hutíes de Yemen denunciaron “un crimen terrorista abominable”, mientras que el Hizbulá libanés dijo estar decidido a enfrentarse al enemigo “sionista”.
Unas horas antes, Israel había reivindicado la muerte del alto comandante de Hizbulá Fuad Chukr, que murió en un ataque contra un edificio en Beirut (Líbano). Según Israel, la víctima era el comandante responsable de la masacre de Majdal Shams, ocurrida cuatro días antes, cuando un cohete disparado desde Líbano mató a doce niños en los Altos del Golán sirios ocupados.
Esta cadena de acontecimientos pone de relieve el riesgo de una guerra regional más intensa. En primer lugar, habrá una respuesta incierta por parte de Irán y sus aliados. Desde los atentados de Hamás contra Israel el 7 de octubre, no es la primera vez que Teherán se convierte en objetivo del Estado israelí, ni que promete represalias. El pasado mes de abril, tras un mortífero asalto a un edificio diplomático iraní en Siria, del que también se culpó a Israel, Irán llevó a cabo un ataque sin precedentes en suelo israelí.
La respuesta iraní
Ahora, tras la muerte de Ismail Haniyeh, es poco probable que Irán reaccione del mismo modo. En Siria murieron los principales dirigentes de la unidad de élite de los Guardias Revolucionarios. Ningún iraní murió en el asesinato del líder de Hamás. Sin embargo, aunque el ataque no sea de la misma naturaleza, es seguro que habrá una respuesta.
Cualquier respuesta de Teherán podría adoptar la forma de ataques contra objetivos específicos. Irán podría planear ataques a gran escala en el extranjero, o incluso utilizar un relevo palestino en Israel para llevar a cabo una operación selectiva, como ya ha hecho en el pasado. En septiembre de 2023, el ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, escapó a un atentado frustrado de un grupo controlado por Irán.
Por otra parte, el Estado persa también podría tomar represalias recurriendo a su nebulosa red de grupos armados en la región. La respuesta iraní esta vez implicará probablemente a otros grupos del eje de resistencia. Israel golpeó al mismo tiempo a Irán, Hizbulá y Hamás.
Duro golpe para Hamás
Dicho esto, la muerte de Ismail Haniyeh es un duro golpe para Hamás, que ya ha sufrido la muerte de Saleh al Arouri, su ‘número dos’, en Beirut en enero. La lista de dirigentes del grupo islamista asesinados por el Estado hebreo en los últimos años era ya larga. En 2002, Salah Shehadeh, fundador del brazo armado de Hamás, fue asesinado durante una incursión en Gaza. Dos años después, Abdel Aziz al-Rantissi, uno de los principales dirigentes de la organización, también fue asesinado en Gaza.
Una vez más, Hamás superó esta crisis. A pesar de su título de líder político de Hamás, Ismaïl Haniyeh es reemplazable. Hamás sobrevivirá porque la situación no debería degenerar mientras no se perjudique el interés general de Irán. Sin embargo, no hay nada menos seguro. Este acontecimiento extremadamente traumático podría envalentonar a los partidarios de la línea dura dentro de Hamás.
El arsenal de Hizbulá
Mientras tanto, Israel ha manifestado en los últimos meses que está preparado para una guerra más amplia, en particular con Líbano. Desde los atentados del 7 de octubre, ya se han producido más de 7.000 intercambios de disparos en la frontera entre ambos países. Una escalada de este tipo podría tener graves consecuencias para el Estado hebreo. Hizbulá dispone de más de 150.000 cohetes y misiles de largo alcance. El grupo terrorista dispone también de un gran arsenal de misiles balísticos, antiaéreos, antitanque y antibuque. Este material podría tener capacidad para saturar el sistema de defensa antiaérea de Israel, la Cúpula de Hierro, y atacar infraestructuras civiles.
El desarrollo de un frente en el norte de Israel podría tener repercusiones en la Franja de Gaza. De hecho, el conflicto podría ser menos intenso. Tras diez meses de guerra, Hamás tiene una capacidad de represalia limitada y ha perdido muchos de sus recursos. Ya no podrá atacar en las ciudades israelíes como podía hacer al principio del conflicto. Los combates en las principales ciudades de la Franja de Gaza han terminado y la guerra ha entrado en una fase de menor intensidad.
Ante esta perspectiva, Benjamin Netanyahu podría optar por dar largas al asunto. Al negarse a comentar la muerte de Ismail Haniyeh, Israel se da la opción de negar su responsabilidad. No quiere provocar a Irán o a sus aliados para que den una respuesta inmediata.
El Gobierno israelí también tiene que lidiar con la opinión pública, que le presiona para que negocie un alto el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes. Las familias pedirán cuentas al gobierno por arriesgarse a poner en peligro cualquier posibilidad de concluir un acuerdo cuando las negociaciones estaban a punto de concluir.