Ante el 10-E

El régimen se atrinchera ante el “Día D de Venezuela”

En las últimas horas, Maduro ha secuestrado a doce opositores. "El régimen busca asustar y detener la salida a las calles, pero también rehenes ante el peor de sus escenarios", advierte la experta Carmen Beatriz Fernández

Venezuela
Integrantes de las milicias bolivarianas participan en un acto de juramentación en Caracas Efe

En un solo día, el régimen de Nicolás Maduro, en Venezuela, detuvo de manera ilegal a doce personas, interceptadas en la calle y llevadas a destino desconocido. Según reveló la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre Venezuela, en este país había, hasta 2022, cuando se dio a conocer el informe, 17 centros clandestinos de tortura, donde son mantenidos los secuestrados por varios días antes de presentarlos en tribunales o dar indicio de dónde se encuentran.

La espeluznante docena se inauguró con el yerno del presidente electo Edmundo González Urrutia (EGU), interceptado por enmascarados temprano en la mañana cuando iba a llevar a sus hijos a la escuela. A este seguirían, entre otros, Carlos Correa, activista en la defensa de la libertad de expresión, Enrique Márquez, excandidato presidencial y exdirectivo del Consejo Nacional Electoral (CNE) y personas vinculadas con la vigilancia de las actas en el proceso electoral del 28 de julio, en distintas ciudades.

La persecución del régimen de Nicolás Maduro

“Cobardes”

Al mismo tiempo, y como parte de la militarización a que han sido sometidas las principales ciudades de Venezuela, la calle donde vive la madre de María Corina Machado fue incluida en el plan de hostigamiento. La líder opositora escribió en X: “Desde hace unas horas, agentes del régimen han rodeado la casa de mi mamá, han puesto alcabalas en toda la urbanización y sobrevolado con drones. También “se fue” la luz en la zona. Mi mamá tiene 84 años, está enferma, con afecciones crónicas de salud. Maduro y compañía, ustedes no tienen límite en su maldad. Cobardes”.

La intensificación de los abusos del régimen es explicada por la consultora política Carmen Beatriz Fernández, como respuesta de la dictadura a la gira internacional del presidente electo.

—El balance de los últimos días -dice Fernández- es positivo para las fuerzas opositoras. La gira de Edmundo González Urrutia ha sido un golpe de efecto importante, que ha ganado moméntum, impulso, aceleración, de cara al 10 de enero. La visita a Argentina fue muy importante por el endoso del presidente Milei, pero, sobre todo, por la respuesta de los venezolanos en Buenos Aires, que fue muy visible, multitudinaria y emocionante. Asimismo, en Estados Unidos fue muy importante. Se ha fijado la atención sobre González Urrutia como presidente electo de manera muy favorable. El régimen busca asustar y detener la salida a la calle, convocada por María Coria Machado, pero también rehenes ante el peor de sus escenarios.

El presidente de Argentina Javier Milei saluda junto al líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia

Nerviosismo en Venezuela

El pico de abusos se da en el contexto de un estado de ánimo marcado por el nerviosismo que impera en Venezuela, entre los venezolanos en todas partes y muy particularmente la nomenclatura. “El secuestro del yerno de González Urrutia y el hostigamiento a la madre de María Corina Machado son prueba de esto”, explica Carmen Beatriz Fernández.

El conjunto de los acontecimientos, que incluye el reconocimiento de González Urrutia como presidente electo por países que hasta ahora no lo habían hecho, como Paraguay y Perú, signo del creciente aislamiento internacional de Maduro, “eleva los costos a la toma de posesión de Maduro, quien ha dicho de forma reiterativa que ese es su plan. Y no cabe duda de que, si de Maduro depende, lo hará. Maduro siempre va a privilegiar un día más en el poder sobre la posibilidad de hacer mejores las condiciones de ese poder. Si pasara algo distinto a la toma de posesión por Maduro, no sería por su iniciativa sino porque ha sido forzado a una opción distinta. Desde luego, buena parte de esta solución recae sobre las Fuerzas Armadas, por eso el régimen se alteró tanto por el mensaje de González Urrutia a los militares”.

María Corina Machado durante su intervención en la reunión de la ONU

Fraude sobre fraude

Para la analista, el mejor escenario de cambio sería el del ascenso de Edmundo González Urrutia al poder, no solo para el país sino para la propia cúpula en el poder, porque ese cambio evidenciaría que está en marcha una negociación mediante la cual el oficialismo preserva el poder Legislativo, lo que implica la detentación de ciertas riendas en un proceso de transición y las leyes que rijan a esta. “Ese escenario de negociación, que todavía es posible, aunque se ve improbable, ofrece ese hilo de continuidad republicana, al tiempo que sería una salida bastante digna para Maduro”.

Mientras el brazo represivo del régimen se aplicaba al secuestro y desaparición de opositores, el propio Maduro anunció que se juramentará en Casa Militar, en un evento no televisado.

La imagen de Delcy Rodríguez junto a su hermano Jorge, el embajador de España y el opositor Edmundo González Urrutia

—La Constitución -explica Fernández- establece que el presidente electo debe juramentarse ante la Asamblea Nacional, [chavista en bloque y no reconocida por la oposición], que acaba de ratificar a su junta directiva, presidida por Jorge Rodríguez. Un Maduro que asuma su autojuramentación, al día siguiente, el 11 de enero, no es el mismo Maduro. Sería un Maduro que se ha autojuramentado por la fuerza y que materializa un fraude gigantesco, puesto que al fraude electoral se sumaría el de juramentarse en el Palacio Blanco [Casa Militar], en contravención a lo establecido en la Constitución. Sería un Maduro mucho más débil, obligado a blindar su fragilidad por la vía de las armas. Esto no haría más que profundizar su inestabilidad puesto que hablamos de una institución militar muy fragmentada, como se supo gracias al sistema electoral que evidenció que los uniformados votaron, como todo el país, contra Maduro, quien se ha hecho muy costoso porque solo se mantiene a costa de una represión feroz. Cualquier otra persona puesta allí sería más fácil de mantener que Maduro, esas cuentas las sacan los militares también. Por otro lado, si González Urrutia se juramenta en la Asamblea, implicaría que hay un espacio de negociación en cuyo marco el presidente electo reconoce las capacidades legislativas de esa Asamblea Nacional; y eso tiene alcances muy claros en la edificación de un marco legal para la transición.

Lo que sí está claro para Carmen Beatriz Fernández y para muchos es que, con independencia de lo que ocurra en enero, 2025 es un año de cambio político en Venezuela. “Si no es en enero, será más adelante por vías menos predecibles… menos republicanas”.

Están aterrados

Una percepción generalizada en Venezuela es que el régimen se ha atrincherado (Diosdado Cabello, el eterno segundo en el poder, dijo en un vídeo que están preparados para “neutralizar” el avión donde viaje González Urrutia con los expresidentes que lo acompañarán a su toma de posesión), decíamos que se han fortificado y acentuado la represión porque fuera del poder no tienen perspectiva, que no tienen dónde ir.

Maduro

Fotografía cedida por prensa Miraflores de Nicolás Maduro

Carmen Beatriz Fernández dice que unos tienen más salidas que otros. “Si la nomenclatura conserva capacidad legislativa, la posibilidad de una amnistía es mayor. No es algo inédito. En Uruguay, guerrilleros y militares (asesinos) suscribieron una amnistía que ya lleva décadas. Cualquier salida medianamente exitosa pasa por un acuerdo negociado. No hay otra manera. Mucha gente fantasea con la opción Siria: que todos los jerarcas chavistas van a salir corriendo. Eso es absurdo. La analogía con Siria no es válida porque allí hay muchos movimientos armados, es un conflicto bélico con todas sus características, muy distinto a lo que tenemos en Venezuela, donde no habrá una sustitución completa de la institucionalidad. El 10 de enero no puede concebirse como una fecha mágica”.

“El Día D de Venezuela”

Las horas por venir se ven complejas como quiera que se las mire. Los venezolanos, aun acostumbrados a la crispación propia del chavismo, están tensos y preocupados. Se da por hecho que el 9 de enero habrá represión en las ya muchas veces ensangrentadas calles. “La apuesta es que la calle se desborde de manera pacífica y eso dificulte la represión, que en forma masiva es muy difícil de hacer operativa”.

La líder opositora venezolana, María Corina Machado, en una manifestación en Caracas

En cuanto a cómo se prepara el régimen para lo que ella llama “el Día D de Venezuela, Fernández dice que está muy claro. “Lo estamos viendo. Infunden miedo porque tienen miedo. Mucho. Paranoia, medidas extremas de control, en fronteras, aeropuertos, alcabalas… Cambios de hora y de sede para la autojuramentación de Maduro. El reto del país es que morir matando no sea una opción”.

—Es importante- concluye- que el lema de campaña de las fuerzas democráticas, “Hasta el final” sea interpretado como un mandato a persistir en la lucha hasta la recuperación de la democracia en Venezuela, que no tiene fecha de caducidad. De manera que ese final no es el 10 de enero, hito importante pero no el final. El final será prolongado y complejo.