Finalmente, 370 eurodiputados votaron a favor del nuevo equipo, concediendo a von der Leyen el margen necesario para la aprobación y blindando la nueva Comisión. Sin embargo, 282 votos en contra y 36 abstenciones reflejan las tensiones persistentes entre los grupos políticos, lo que podría anticipar un periodo legislativo turbulento. Aunque estos números no fueron suficientes para frenar a von der Leyen 2.0, envían una señal clara de disconformidad que podría condicionar los próximos cuatro años de mandato.
La nueva Comisión entrará en funciones el próximo 1 de diciembre, con apenas un mes de margen antes de que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos. Este tiempo será clave para consolidar estrategias frente a desafíos inmediatos como la transición ecológica, la reforma económica de la UE y las relaciones exteriores en un contexto global cada vez más inestable.
Un proceso cansino y complicado
El proceso que culminó hoy estuvo marcado por un arduo debate en Estrasburgo, donde los grupos parlamentarios pusieron de relieve sus fisuras internas. Mientras el Partido Popular Europeo (EPP) se posicionó mayoritariamente a favor del equipo de von der Leyen, el Partido Popular español se desmarcó con 26 votos en contra, uniéndose a delegaciones de otros países, como los eslovenos del SDS y los franceses de Les Républicains. También votaron en su contra los de Vox y los dos eurodiputados de Alvise Pérez, aunque este último no estuvo presente en la votación.
Renovar Europa, pese a su apoyo general, también experimentó abstenciones clave, motivadas en parte por desacuerdos sobre las concesiones otorgadas en las negociaciones, como la redistribución de competencias entre los comisarios. Los Verdes, por su parte, votaron divididos. Aunque una pequeña mayoría respaldó a von der Leyen, figuras clave del grupo criticaron el nombramiento de Fitto como vicepresidente, describiéndolo como un “giro a la derecha” del ejecutivo.
Los extremos del Parlamento, desde la extrema derecha hasta la izquierda radical, fueron unánimes en su rechazo al nuevo equipo. Manon Aubry, líder de La Izquierda, calificó a la Comisión como “la más derechista de la historia europea”, mientras que los Patriotas para Europa (PfE) y los Soberanistas destacaron que este equipo tiene una agenda alejada de las prioridades nacionales que ellos defienden.
En total, un tercio de los miembros del grupo Socialista rechazaron la Comisión, con votos en contra de delegaciones como la francesa, irlandesa y húngara, mientras que los españoles votaron unánimemente a favor. En el Partido Popular Europeo, solo los españoles y la mayoría de los eslovenos se opusieron, con abstenciones aisladas, como parte de los rumanos. En el grupo ECR, la mitad votó en contra, incluyendo delegaciones completas de Polonia, Suecia y Grecia, aunque los italianos respaldaron la Comisión en bloque. Los Verdes, divididos, otorgaron solo un apoyo parcial, con votos negativos destacados de españoles, franceses e italianos, mientras que los alemanes y suecos optaron por el sí o la abstención. En la izquierda radical, los soberanistas y los patriotas se opusieron en bloque, y la única eurodiputada del PNV respaldó la Comisión con su voto favorable.
Los próximos pasos
La aprobación del equipo de von der Leyen no solo legitima su continuidad, sino que también consolida su estrategia de buscar alianzas amplias en el Parlamento. Sin embargo, las tensiones entre grupos y el notable nivel de abstenciones sugieren que la estabilidad política será un desafío constante. La presidenta de la Comisión tendrá que gestionar cuidadosamente esta fragmentación para avanzar en sus políticas. Y Teresa Ribera, cuya nominación fue motivo de intenso debate, emerge como una figura clave en esta nueva Comisión, liderando una de las áreas más ambiciosas: la transición energética y la lucha contra el cambio climático.
El mandato de von der Leyen 2.0 comienza con un Parlamento fragmentado y un contexto internacional desafiante. La primera prueba de fuego para esta nueva Comisión será demostrar que es capaz de superar las diferencias internas y convertir su programa en acciones concretas.