Europa se enfrenta a un nuevo terreno impredecible. Las cómodas certezas de décadas pasadas se han desmoronado y han sido sustituidas por un territorio desconocido plagado de incertidumbre. La sombra de una posible agresión, tanto abierta como híbrida, se cierne sobre Europa, obligándola a replantearse su posición geopolítica. Los kits de supervivencia, antaño una cuestión casi excéntrica, se contemplan ahora con seriedad, reflejo de la escalada retórica en torno a la persistente amenaza rusa y del inquietante giro de unos Estados Unidos cuyos compromisos de defensa parecen ahora papel mojado.
Ante esta nueva realidad, como insiste la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Artículo14 nos preguntamos qué papel desempeñarán las mujeres en un posible conflicto. “La participación de las mujeres en la seguridad y la paz ha sido históricamente muy limitada, sobre todo en la línea de frente”, explicó la eurodiputada Lina Gálvez, durante un seminario sobre Mujeres y Defensa en el Parlamento Europeo. Sin embargo, Gálvez recalca que “en Europa somos 10 millones más de mujeres que de hombres y queremos ser parte de todo este proceso”.
Ellas gestionarán las consecuencias del conflicto
La doctora Jessica Trisko Darden, profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Virginia Commonwealth University y directora de la Iniciativa de Política Exterior y Seguridad en el Instituto de Investigación Global de William & Mary, reconoce a Artículo14 que “cualquier actividad dirigida contra las capacidades nacionales críticas, incluidas las infraestructuras civiles, afectará a todos los habitantes del país objetivo”. Sin embargo, “dado que las mujeres siguen siendo desproporcionadamente responsables del cuidado de los niños y los ancianos, es probable que sean ellas quienes gestionen las implicaciones de los cortes de electricidad, la escasez de combustible y la escasez de alimentos, así como otros trastornos de la vida cotidiana que puedan surgir como parte del conflicto”, añade Trisko Darden.
Una tendencia al alza en Europa
Varios países del norte de Europa, como Dinamarca, Suecia y Noruega, ya están implantando el servicio militar obligatorio también para las mujeres. De momento, se nota cierto aumento en las filas de la OTAN, la eurodiputada Gálvez, presidenta de Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género, recuerda que en los ejércitos de la Alianza Atlántica “se ha pasado de un 10,3% de mujeres en 2014 a 12,7% en 2022”.

Una militar de Rumanía, país miembro de la OTAN, en su día nacional
“La ampliación de la participación de las mujeres en los ejércitos nacionales es una tendencia creciente”, asevera Trisko Darden. Con todo, la experta advierte de que “es probable que el reclutamiento de mujeres siga siendo limitado. Los países del norte de Europa se distinguen por sus altos niveles de igualdad de género. Lograr que la mayoría de los ciudadanos estén de acuerdo en que tanto hombres como mujeres sirvan en el ejército es mucho más difícil en países donde las normas culturales o religiosas sugieren roles distintos para hombres y mujeres en la sociedad. Como resultado, puede haber variaciones significativas, incluso en Europa, en esta cuestión. Dinamarca, Noruega y Suecia son actualmente los únicos países de la OTAN que reclutan mujeres“, indica la experta.
El ejemplo de las ucranianas
En Ucrania, desde el inicio de la invasión rusa en 2022, se ha visto un importante papel de las ucranianas en la defensa del país de la agresión del Ejército ruso. Ya se han alistado 68.000 mujeres ucranianas para luchar contra las fuerzas rusas, hombro con hombro con sus compatriotas, con su valor forjado en el crisol de la invasión. Su presencia se ha convertido en una realidad atronadora, que ha remodelado el campo de batalla y ha obligado a recalibrar la doctrina militar. Los uniformes, antaño diseñados para un físico predominantemente masculino, se han tenido que rediseñar y adaptar al cuerpo femenino.
En caso de una agresión contra algún país de la UE, Ucrania podría servir de ejemplo de esta nueva realidad bélica. Al preguntarle a Trisko Darden si las mujeres desempeñarán un papel mayor que en guerras anteriores, asegura que es importante separar el alistamiento voluntario de las mujeres en los ejércitos nacionales del servicio militar obligatorio. Y es que “incluso en los países sin servicio militar obligatorio femenino, es probable que veamos niveles históricamente altos de participación femenina en los ejércitos”.

Militares ucranianas de un batallón femenino marchan en una plaza con ametralladoras
La experta detalla las razones para este incremento. “Una de ellas es que en la mayoría de los países las mujeres se casan más tarde y tienen menos hijos. Esto significa que hay más mujeres solteras y/o sin hijos que nunca disponibles para unirse a los ejércitos. Otra razón es que los tipos de conflictos de los que estamos hablando suponen una gran amenaza para la soberanía nacional y afectarían directamente a las mujeres (a diferencia de las guerras libradas en el extranjero). Una tercera razón es que ahora son menos los hombres que cumplen los requisitos físicos del servicio militar, lo que significa que los ejércitos tendrán que ampliar su reserva de reclutamiento a las mujeres para movilizar a suficientes ciudadanos para luchar”, esclarece la profesora.
Las mujeres fuera también de los procesos de paz
A pesar de esta tendencia al alza en el reclutamiento, en los procesos de paz, se echa de menos la participación femenina. Si se observan los equipos de negociación tanto entre Hamás e Israel como entre Rusia y Estados Unidos (así como los de Washington y Kiev en Arabia Saudí), las mujeres brillan por su ausencia.

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, junto a Marco Rubio en Riad, al término de la reunión
Las razones por las que las mujeres han quedado al margen de las negociaciones difieren, se explaya Trisko Darden. Para algunos, “como Arabia Saudí y Hamás en Gaza, las mujeres no son plenamente aceptadas en la esfera pública y esto es especialmente cierto cuando se trata de cuestiones de seguridad. En otros, como Rusia, Ucrania e Israel, las mujeres han asumido algunos papeles destacados, pero en general tanto el sector de la seguridad como los niveles superiores de gobierno siguen estando dominados por hombres, a pesar de la creciente participación de las mujeres”.
Masculinidad tóxica
“La narrativa de guerra no es lo mejor para favorecer la igualdad en general y la igualdad de genero, en particular“, detalla Gálvez. “En tiempos de guerra siempre surge el término de ‘hombre fuerte’ con una masculinidad tóxica que se exhibe”, aseveró la eurodiputada sin dar nombres y apellidos pero con un enorme Trump y Putin sobrevolando. “Esto no es bueno y tampoco favorece que nuestro mundo se convierta en un lugar mejor. Tampoco sirve para fomentar la libertad y la democracia”, añade la eurodiputada.

Muñecas tradicionales rusas de madera que representan a Vladimir Putin y a Donald Trump
Lo cierto es que en este nuevo orden mundial masculino, en el que la invasión, la conquista y la anexión ha vuelto al vocabulario de los dirigentes, se han dejado fuera a las pocas voces femeninas que tendrían voz en el proceso de paz ucraniano. Tanto ministras de Ucrania o la presidenta de la Comisión Europea carecen de un asiento en la mesa de negociación en Arabia Saudí. No es nuevo: “En el 70% de los últimos procesos de paz no hubo mujeres”, zanjó Gálvez.
Con todo, Trisko Darden no cree que una mayor participación de las mujeres hubiera propiciado antes una tregua. Sin embargo, “la participación de las mujeres en el proceso de negociación sin duda influiría en los resultados de dicho proceso al poner sobre la mesa un conjunto más amplio de intereses. Las conversaciones de paz suelen sentar las bases de cómo se estructurarán las sociedades después de la guerra y, por ello, la participación de las mujeres puede conducir a resultados mejores y más integradores, simplemente porque las mujeres constituyen la mitad de la población y tienen derecho a representar sus intereses”, describe la experta.

Los representantes de Estados Unidos y Rusia reunidos en Riad
Casos de éxito en la historia
Pero existen casos de éxito en los que las mujeres tuvieron un papel protagonista. “El Acuerdo de Paz de Guatemala de 1996 se considera uno de los acuerdos de paz más igualitarios desde el punto de vista del género gracias a la participación de Luz Méndez, que consiguió compromisos en materia de igualdad de género y derechos de los indígenas. El Acuerdo de Paz de Colombia de 2016 también contó con una participación significativa de mujeres en representación de las FARC, que tenían una minoría significativa de miembros femeninos”. No obstante, Trisko Garden recalca que en ambos casos se trataba de guerras civiles, “y no de la guerra interestatal que amenaza la seguridad en Europa y Oriente Medio”.