Vaticano

El Papa, contra la maternidad subrogada y el cambio de sexo

El Vaticano ha confirmado su postura en un documento elaborado en los últimos 5 años y publicado ahora que lleva por nombre Dignitas Infinita

El Papa Francisco
Francisco. el actual Papa de la Iglesia católica Efe

Bergoglio había revolucionado al sector más conservador de la Iglesia cuando, a finales de diciembre, publicó un documento, firmado por el Dicasterio de la Doctrina de la Fe, en el que invitaba a los sacerdotes a bendecir a las parejas homosexuales o en situación “irregular”. Más tarde la Santa Sede aclaró que no se trataba de un “visto bueno” y no debían ser “litúrgicas”.

Ahora el prefecto de este dicasterio, el antiguo Santo Oficio, el cardenal Víctor Manuel Fernández, muy cercano al Pontífice, firma un nuevo texto, que lleva por nombre Dignitas Infinita, y que afronta algunos de los temas más importantes de la Iglesia como una especie de guía moral. Deja por escrito algunos aspectos que el Papa Francisco había expresado en más de una ocasión, como su negativa a la maternidad subrogada, que considera que debería ser delito universal. Además, el texto critica desde el cambio de sexo, a la ideología de género, al aborto o a la eutanasia.

El documento cita en innumerables ocasiones la palabra dignidad, que lleva en su título, y compone una serie de reflexiones que pretenden actualizar, o afirmar, algunos de los grandes temas de debate de la Iglesia actual. Dignitas Infinita condena el aborto, ya lo hizo Bergoglio en numerosas ocasiones considerando los médicos abortistas como “sicarios”, e insiste, sin medias tintas, en censurar la maternidad subrogada.

Delito universal

El texto usa directamente las palabras del Papa Francisco y dice “considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre”. “El hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato”, añade enfatizando posteriormente en que la comunidad internacional se comprometa a considerarlo delito universal, algo que el Pontífice ya expresó en enero de este año.

El texto denuncia la discriminación que sufren las personas, en algunos lugares del mundo, “únicamente por su orientación sexual”, pero, al mismo tiempo, critica duramente la “ideología de género”, que acusa de pretender “negar la mayor diferencia que hay entre los seres vivos: la diferencia sexual”.

Aunque, en general, el documento insiste en que la Iglesia defiende el respeto a “toda persona, independientemente de su tendencia sexual”, en realidad es muy dogmático. De hecho, la apertura en diciembre a la bendición a las parejas del mismo sexo, que supuso un hecho único en la historia de la Iglesia y, más recientemente, el uso del término LGTBI para referirse al colectivo en su autobiografía, ‘Life’ (Sperling & Kupfer 2024), otro pequeño gesto de apertura, han quedado empañados por la severidad del documento publicado ayer.

Contra el género fluido

Otro de los “temas morales” tratados es el cambio de sexo y la crítica a la transexualidad. El documento incide en que no se puede abusar “del concepto de dignidad humana para la multiplicación arbitraria de nuevos derechos”. En concreto se explica que “toda operación de cambio de sexo, por regla general, corre el riesgo de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción”.

Insiste, además, en que es el cuerpo donde cada persona “se reconoce”, algo que supone el contraste total a la idea de identidad que reconocen las personas transgénero.

Además, Dignitas Infinita toca otros temas centrales de la actualidad como la eutanasia, que critica junto a las denominadas “leyes de muerte digna” en todas sus formas. El texto ataca a quien participa diciendo que “ayudar a un suicida a quitarse la vida es, por tanto, una ofensa objetiva contra la dignidad de la persona que lo pide, aunque con ello se cumpliese su deseo”.

Violencia contra las mujeres

Toca también otros argumentos como el odio en las redes sociales o el desprecio de las personas con discapacidad, que, dice el texto, a veces son tratadas como “descartados”. El documento no se olvida de nombrar la violencia que sufren las mujeres, lo hizo recientemente en las meditaciones escritas para el Via Crucis el propio Papa Francisco, y asegura “es un escándalo global, cada vez más reconocido”. Pide además que el compromiso contra el fenómeno del feminicidio de toda la comunidad internacional sea “sólido y concreto”.

Calmar al conservadurismo

Un documento que para muchos es un intento de calmar los ánimos de los sectores más conservadores de la Iglesia, que de vez en cuando hacen sonar sus histriónicas voces contra las reformas que el Papa Francisco ha puesto en marcha en estos 11 años de pontificado. Para otros es una decepción porque se queda lejos de confirmar una línea aperturista en el pontificado del Papa argentino.

Esas dos interpretaciones han convivido siempre desde 2013, así como una tendencia de Bergoglio a acelerar y frenar en sus decisiones más trascendentales. Además, ha llamado la atención que en el texto aparezca solo en un pequeño párrafo el tema de los “abusos sexuales”, a pesar de que es precisamente a este Dicasterio donde han llegado durante estos años numerosas denuncias de abusos en parroquias de todo el mundo.