En la actual ofensiva diplomática por poner fin al brutal conflicto en Ucrania, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, conocido por su enfoque poco ortodoxo de la diplomacia internacional, ha expresado en repetidas ocasiones su creciente frustración con Ucrania, a pesar de que la invasión rusa sigue devastando la región.
En una declaración pública el 7 de marzo, Trump dejó claras sus sensaciones al señalar que “es francamente más difícil tratar con Ucrania que con Rusia“. Este comentario es el último de una serie en la que el presidente estadounidense ha expresado su descontento con Kiev.

Una carroza de carnaval del artista Jacques Tilly que representa al presidente Trump, al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, y a Putin, durante el desfile de Düsseldorf
Las amenazas a Ucrania
En las últimas semanas, la Administración de Trump ha empleado tácticas cada vez más enérgicas en sus relaciones con Ucrania, como suspender la ayuda militar o dejar de compartir inteligencia de Estados Unidos con ellos, todo para que acepte las condiciones establecidas por Washington para facilitar las negociaciones de paz. Sin embargo, a pesar de esta presión, la Administración Trump aún no ha exigido ninguna concesión a Rusia, principal responsable de la guerra. Esta falta de compromiso con Moscú ha suscitado dudas sobre la sinceridad de los esfuerzos de Washington para impulsar una resolución justa y equilibrada.
Este miércoles, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, habló con su homólogo ruso, Serguei Shoigu, horas antes de que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, aterrizara en Moscú, para reunirse con una delegación rusa.

La reunión de Yeda entre las delegaciones de de Estados Unidos y Ucrania: asesor de Seguridad Nacional de EE UU Mike Waltz, el secretario de Estado, Marco Rubio, el ministro de Exteriores de Ucrania Andrii Sybiha, el jefe de la Oficina Presidencial Andriy Yermak, y el ministro de Defensa, Rustem Umerov
La experta: preguntas y respuestas
En Artículo14 preguntamos a la experta Mariia Popova, profesora asociada de Ciencias Políticas en la Universidad McGill y Directora científica del Centro Jean Monnet de Montreal, sobre las claves del acuerdo y las negociaciones en marcha. Popova duda de que el Kremlin vaya a firmar la tregua de 30 días inmediata.
-¿Cómo valora el acuerdo de alto el fuego inmediato de 30 días alcanzado en Arabia Saudí entre las delegaciones de Estados Unidos y Ucrania?
-Es muy sencillo y demuestra lo que todo el mundo debería haber sabido ya: Ucrania quiere la paz, pero Rusia no se la ofrece.
-¿Cree que Rusia lo firmará y que al presidente ruso, Vladimir Putin, le interesa este acuerdo?
-Dudo mucho que Rusia lo firme. No están en una posición militar desesperada y solo han recibido señales positivas de la Administración de Trump. No tienen ninguna razón para dejar de luchar ahora que pueden retomar Kursk. Tampoco quieren arriesgarse a que el alto el fuego se atasque y las líneas se congelen, porque su objetivo es hacerse con la soberanía de Ucrania y no solo con los territorios ocupados.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski
-¿Hasta qué punto está obsesionado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con lograr la paz de inmediato? ¿No sería mejor asegurar una paz «justa y duradera» para Ucrania?
-Parece muy interesado en una solución rápida, pero es difícil saber a ciencia cierta si su prioridad es una paz rápida para poder atribuirse el mérito y quizá ganar el Nobel o si su objetivo es obligar a Ucrania a someterse a las exigencias rusas para recomponer la relación entre Estados Unidos y Rusia. En cualquier caso, una paz justa y duradera no parece estar en su agenda de prioridades.
-¿Hasta qué punto es crucial la inteligencia estadounidense para Ucrania? Han sido constantes los ataques aéreos en los últimos días…
-Es muy importante, sobre todo a largo plazo. Morirán más civiles si se vuelve a interrumpir el intercambio de inteligencia con Estados Unidos.