Con el anuncio de su retirada de la carrera presidencial, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene que enfrentarse al triste historial de su política exterior. Obviamente, comparado con Donald Trump, que no era más que caos e incompetencia, Biden estaba más a la altura de las circunstancias en la escena internacional. Sin embargo, si miramos más de cerca la política exterior estadounidense, tenemos que admitir que los años de Biden han sido difíciles en términos internacionales.
Difíciles para Estados Unidos, que habrá visto disminuir aún más su influencia, y para el bloque occidental en general, arrastrado por Washington, al que el Sur global ha dejado de dar crédito, sobre todo por el doble rasero practicado en Gaza y Ucrania.
El tratado con Irán
El primer gran error fue condicionar la vuelta de Estados Unidos al acuerdo nuclear iraní al estricto cumplimiento por parte de Irán de los términos de 2015 y a nuevas negociaciones sobre misiles balísticos. Aunque fue Estados Unidos quien se retiró unilateralmente del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), el acuerdo de Viena sobre el programa nuclear iraní, bajo la Administración Trump en 2018, lo que llevó a Irán a aumentar su enriquecimiento de uranio y reducir su cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), habría sido más apropiado que la administración Biden hiciera un gesto de buena voluntad hacia Teherán volviendo primero al acuerdo antes de hacer sus legítimas demandas. Eso no habría cambiado nada en el fondo, pero sí todo en la forma, y quizá no estaríamos donde estamos hoy.
Por imperfecto que haya sido el acuerdo buscado por Barack Obama, y por antipático que sea el régimen de los mulás, el JCPOA tuvo al menos el mérito de haber estabilizado hasta cierto punto la región.
El error ante la invasión rusa
El segundo error de Joe Biden en política internacional, éste de proporciones históricas, se refiere a Ucrania. Al comienzo de la guerra, debería haber adoptado una respuesta «muscular» de la OTAN, a saber, la creación de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania, como Volodimir Zelenski había solicitado. Era la única manera de calmar los ánimos y de llevar a la mesa de negociaciones al presidente ruso, cuyo ejército se había mostrado incapaz de llegar a Kiev. En lugar de eso, Biden decidió armar a las fuerzas ucranianas y empujarlas a continuar una y otra vez una guerra que probablemente, y por desgracia, no podrán ganar, ni a corto ni a medio plazo.
Otro error cometido por Joe Biden fue su enfoque cortoplacista del conflicto israelo-palestino durante todo su mandato, sin ningún intento real de relanzar el proceso de paz y la solución de los dos Estados, y una falta de coherencia en sus relaciones con Benjamin Netanyahu. Esta falta de coherencia y consistencia llevó a Joe Biden y a su entorno a condenar las masacres cometidas por Tsahal en la Franja de Gaza, al tiempo que le proporcionaban las armas que necesitaba para llevarlas a cabo.
La reconquista talibán
Podemos añadir al pobre historial internacional de Biden las sanciones contra Cuba decididas por Trump, que ha mantenido, o la debacle estadounidense en Kabul en 2021, cuyas imágenes recuerdan a las de los últimos helicópteros estadounidenses abandonando Hanoi al final de la guerra de Vietnam. En ambos casos, fue una derrota humillante, reveladora del fracaso de la política exterior estadounidense y de la mala gestión de los conflictos.
Los estadounidenses fueron testigos del declive del poder militar e internacional de su país. Un poder que, según les dijeron, no tenía parangón en la historia de la humanidad, derrotado por los rabiosos talibanes, Putin y Xi Jingping.
Prisionero del pasado
Joe Biden es un hombre sincero, lleno de buenas intenciones, pero definitivamente es prisionero del pasado y, por tanto, está fuera de contacto con los retos geopolíticos del mundo actual. En la crisis ucraniana, ha llevado a Estados Unidos y a sus aliados a un callejón sin salida, mientras que sus oponentes han consolidado un bloque chino-ruso, aliado con Corea del Norte e Irán, y apoyado por Sudáfrica, así como por muchos otros Estados de todo el mundo, quizá incluso India.
Las elecciones de noviembre ya no contarán con Biden, pero su historial internacional pesará no obstante en los debates que esperan a Kamala Harris. Ella tendrá que enfrentarse al legado político de Joe Biden, que es casi tan desastroso como el de Jimmy Carter cuando se presentó a la Casa Blanca. Fue un republicano, un antiguo actor, quien ganó las elecciones. Ronald Reagan.