En un contexto internacional marcado por la inestabilidad geopolítica, la Unión Europea prepara una hoja de ruta que busca fortalecer la resiliencia de la población ante posibles crisis. Una de las medidas más llamativas es la recomendación de tener en cada hogar un kit de supervivencia de la UE. Un conjunto básico de suministros que permita a los ciudadanos subsistir sin ayuda externa durante al menos 72 horas. Esta iniciativa nace de la necesidad de anticiparse a emergencias de diversa índole, desde catástrofes naturales hasta conflictos bélicos o ciberataques masivos.
La Comisión Europea, consciente de los cambios en el panorama global y de la importancia de la seguridad ciudadana, ha elaborado un informe con 30 acciones clave para que los Veintisiete estén preparados ante escenarios de crisis. El documento, que se enmarca dentro de la futura Estrategia de Preparación de la Unión, subraya la conveniencia de que cada familia cuente con un kit de supervivencia de la UE. Este plan se presenta en un momento en el que la tradicional dependencia de Estados Unidos como principal socio de los países occidentales se ve matizada por nuevas tensiones y amenazas.
¿Qué contiene el kit de supervivencia de la UE?
Según fuentes de la Comisión, la próxima presentación de la Estrategia de Preparación de la Unión pretende implicar tanto a los Gobiernos nacionales como a la sociedad civil en la creación de una cultura de prevención. El informe, al que ha tenido acceso la prensa internacional, insiste en que situaciones como la expansión rusa, los ciberataques o la inestabilidad económica no son los únicos peligros posibles. Para Bruselas, la experiencia de recientes pandemias o de fenómenos climáticos extremos refuerza la urgencia de contar con un kit de supervivencia de la UE que pueda marcar la diferencia en momentos críticos.
Una fotografía del reciente desastre climatológico que sufrió Valencia | EFE
El contenido de este kit de supervivencia de la UE sugiere almacenar, en primer lugar, agua potable y alimentos no perecederos suficientes para al menos tres días. Junto a esto, se recomienda disponer de medicamentos básicos, pilas o baterías, linternas y artículos de higiene. Aunque estos productos no cubren todas las situaciones posibles, se consideran esenciales para afrontar el tramo inicial de una emergencia. El objetivo es que, si los servicios públicos quedaran temporalmente interrumpidos, la población pueda resistir hasta que se restablezca el acceso a recursos básicos o llegue la ayuda.
Una propuesta que no ha pillado por sorpresa a más de un socio europeo
La propuesta de Bruselas no es del todo novedosa. Algunos países europeos llevan meses difundiendo manuales de autoprotección y concienciando a sus ciudadanos sobre la importancia de tomar medidas preventivas. En Bélgica, Suecia o Noruega, las autoridades han lanzado campañas en las que se promueve la creación de un kit de supervivencia de la UE adaptado a las circunstancias locales. El propósito es unificar criterios y garantizar que la población reciba pautas claras, ya sea para casos de conflicto bélico, catástrofe climática o crisis sanitaria de gran alcance.
Concretamente, Bélgica ha sido uno de los Estados miembro más activos a la hora de reforzar el mensaje de Bruselas. Sus campañas de concienciación recomiendan incluir, además de lo que sugiere el kit de supervivencia de la UE, elementos como una radio a pilas para mantenerse al tanto de las noticias en caso de que se corte la electricidad. También se subraya la importancia de llevar los documentos de identidad siempre a mano y contemplar fuentes de energía alternativas, como paneles solares portátiles, así como ropa de abrigo para situaciones de evacuación o frío extremo.
Un grupo de personas con banderas de la Unión Europea en sus manos | Shutterstock
La duración mínima para la que está pensado el kit de supervivencia de la UE es de 72 horas. Un periodo que Bruselas considera crítico para que las autoridades puedan retomar el control de los servicios esenciales. Esta estimación surge de analizar experiencias pasadas en catástrofes naturales o crisis humanitarias, donde los primeros días suelen resultar decisivos. Contar con suministros básicos durante ese margen permite evitar el colapso de la asistencia ciudadana y facilita la labor de quienes trabajan en restablecer la normalidad lo antes posible.