Hunter Biden es culpable. Así lo resolvió el jurado popular de un tribunal de Delaware que lo juzgó por mentir sobre su adicción a las drogas cuando compró un arma en 2018. El hijo del presidente de Estados Unidos fue hallado culpable de todos los cargos que se le imputaban y podría ingresar a prisión. Habrá que esperar a que la juez del caso, Maryellen Noreika, dicte sentencia para conocer el castigo que se le impone. Podría ser condenado hasta 25 años de cárcel aunque la mayoría de juristas ven poco probable una condena tan larga.
El principal problema de Hunter Biden es que en los próximos meses tendrá que afrontar otro proceso, por presuntas irregularidades fiscales en el impago de 1,4 millones de dólares, un delito más grave e impopular, y la acumulación de condenas probablemente sí daría con sus huesos en prisión.
El jurado llegó rápidamente a su conclusión. Tras solo tres horas de deliberaciones, determinaron la culpabilidad de Biden hijo, que escuchó impasible la decisión del jurado. En pie, con los brazos cruzados, solo se giró para abrazar y saludar a algunos de los miembros de su equipo legal antes de abandonar la sala.
Esta vez el ya condenado estuvo acompañado solo por su actual esposa, Melissa Biden Cohen, y James Biden, su tío y hermano del presidente. Durante el juicio llamó la atención la presencia de la primera dama, Jill Biden, madrastra de Hunter, que quiso darle su apoyo con su presencia en la sala de audiencias incluso aunque eso supusiera comprimir su agenda, como hizo la víspera de su viaje a Francia junto al presidente Biden para conmemorar el desembarco de Normandía.
El juicio ha puesto a la luz del público la vida herida de Hunter Biden y sus problemas para manejar su adicción a las drogas y el dolor provocado por la muerte de su hermano Beau, héroe de la guerra de Irak que falleció en 2015 a causa de un tumor cerebral cuando solo tenía 46 años.
Por la sala pasaron las mujeres que marcaron la vida de Hunter. Kathreen Buhle, con la que estuvo casado veinte años y tuvo tres hijos, relató las frecuentes infidelidades de él y describió una convivencia conyugal marcada por el temor a que la adicción de su marido pudiera hacerles daño a sus hijos.
Hallie Biden, la viuda de su hermano con la que entabló una relación sentimental tras morir este y que acabó compartiendo sus problemas con las drogas, relató que fue ella la que encontró el arma y la que se deshizo de ella por temor a lo que Hunter pudiera hacer. Contó que encontró el arma en un coche del acusado y “entró en pánico”.
El testimonio de Hallie Biden fue de alta carga dramática, como lo fue la lectura de algunos de los mensajes que se enviaron ambos en aquella época. “Me temo que vas a morir y no puedo vivir sin ti”, llegó a escribirle ella. Resumió su tormentosa relación con Hunter y sus propios problemas con las drogas, que dice ya superados: “Pasé por una experiencia terrible. Estoy avergonzada y apenada y lamento esa parte de mi vida”.
El jurado trataba de determinar si, como sostenía la defensa, en la época en que compró el arma y declaró oficialmente no tener ninguna adicción, Hunter estaba efectivamente desintoxicado. El testimonio de Hallie echó por tierra esa versión.
Más amable fue la declaración de la hija de Hunter Biden, Naomi Biden, que se declaró “orgullosa” de los esfuerzos de su padre por vencer a las drogas y las dificultades tras la muerte de Beau. “Tras la muerte de mi tío, las cosas se pusieron feas”, afirmó.
Otra mujer, Zoe Kestan, que conoció a Biden hijo en su época de empleada en un club de strip-tease de Nueva York, lo presentó como un caballero, aunque adicto. “Era increíblemente encantador y amable, y me sentí segura con él”, aseguró, y destacó que “después de fumar crack, nada había cambiado y seguía siendo la misma persona encantadora”.
Pero Kestan tampoco pudo avalar la tesis de la defensa de que en 2018 Biden hijo ya estaba limpio porque para entonces ya no tenía contacto con él.
Varapalo para Biden, en plena carrera electoral
El juicio que lo ha condenado ha expuesto a la luz pública el drama de los Biden y el azote de las drogas, conocido por muchas familias estadounidenses. Muchos analistas se preguntan cómo afectará a las aspiraciones de su padre, Joe Biden, de ser reelegido presidente en las elecciones de noviembre. Más allá de haber quedado retratado como el patriarca de una familia golpeada por la tragedia, no ha trascendido de este proceso nada que ponga en cuestión la honradez y honorabilidad del presidente, por más que sus rivales republicanos hayan intentado atacarlo por este lado.
Tras conocerse su culpabilidad, Biden afirmó que está orgulloso de su hijo Hunter y que aceptará la sentencia que reciba tras haber sido declarado culpable de los tres cargos que afrontaba por compra y posesión ilegal de un arma.
“Soy presidente, pero también padre. Jill y yo queremos a nuestro hijo y estamos muy orgullosos del hombre que es hoy. (…) Nada cambiará eso”, indicó en una declaración escrita difundida por la Casa Blanca.
Al contrario de lo que ha hecho Donald Trump con sus propios procesos, Biden ha descartado totalmente la posibilidad de otorgar un perdón presidencial a su hijo.
Pero a Hunter lo espera el otro proceso por presuntos delitos fiscales en California, que debería celebrarse poco antes de las elecciones de noviembre. Ese podría ser más problemático para el presidente si se ventilan problemáticas conexiones financieras entre él y su hijo. Es muy posible que el electorado no sea tan indulgente con alguien visto como un defraudador que con un adicto a la deriva por el dolor de la muerte de su hermano.