El heroísmo en Lituania tiene nombre de mujer

La joven Loreta Asanaviciute, símbolo de valentía de su país, murió arrollada por un tanque defendiendo la independencia de Lituania frente a los soviéticos

El cementerio de Antakalnis, en Vilnius (Lituania) es un bosque frondoso que te acoge hasta que, al fondo, en un lugar prominente, se elevan las tumbas de los caídos que defendieron Lituania en aras de su independencia de Rusia. Son 17 lápidas, cuatro de los que se encontraban en las aduanas aquel 13 de enero de 1991, y el resto de los civiles que se distribuyeron entre la torre de televisión y el Parlamento, objetivo del Ejército de la Unión Soviética aquella fría noche de invierno.

Una tumba destaca entre las demás. En ella reza el nombre de la única mujer, Loreta Asanaviciute. Se trata de una heroína, símbolo de la valentía de aquellos ciudadanos que, sin armas, sólo con su coraje, se enfrentaron a los tanques.

Loreta nació en 1967, apenas 23 años duró su vida. Era una chica sencilla que había encontrado trabajo de tejedora en una sastrería para la asociación “Dovana”, hasta aquel fatídico día. Pese a este tranquilo trabajo dentro de ella se albergaba un espíritu rebelde que la llevaba a participar en protestas como la de la “Ruta del Báltico”, para denunciar el Pacto Molotov-Ribbentrop.

La tumba de Loreta Asanaviciute.

Amante del folclore y la música, participó en las actividades de la banda local del consorcio de construcción de Vilnius, y también actuó en actos folclóricos del Palacio de Cultura de los Sindicatos y Aduanas. Pero la música se apagó para ella cuando un tanque la atropelló. Fue trasladada al hospital, pero fue imposible salvar aquel cuerpo aplastado por tantas toneladas.

El médico Vladyslav Meckovski, que no estaba de servicio, acudió al hospital de la Cruz Roja para atender a los heridos. Ese día no le tocaba, pero acudió como voluntario, según cuenta en algunos medios de la prensa local. “En el cuerpo de aquella mujer joven se veían huellas de tanques. Una imagen horrible”, recuerda. “Habría sido un milagro salvarla”.

Después de su muerte, recibió la Orden de la Cruz Vyts, primer grado, por su heroica valentía y resistencia en la libertad e independencia de Lituania. Una calle de Karoliniskes, Vilnius, lleva su nombre. En la entrada al Parlamento, monumentos conmemorativos recuerdan a aquellas víctimas. En uno de ellos se puede leer la siguiente inscripción en ruso: “Loreta, perdónanos”.

Durante el viaje de Estado del Rey por los Países Bálticos para escenificar el apoyo de España a las Tres Repúblicas y, fundamentalmente, apoyar a nuestras tropas desplegadas aquí en misiones, el cementerio de Antakalnis ha sido parada obligatoria. Allí, el Monarca ha hecho una ofrenda floral, mientras la Policía de Honor de Lituania entonaba el himno del país.

El respeto por las víctimas de aquel día es inmenso en los guías que ayudan a los visitantes. “Estas personas se reunieron con hogueras y canciones para defender el parlamento por la noche”, explica bajando la voz. Se percibe que aquel día resucita en su interior ante la amenaza actual rusa, como si pensara que puede volver a repetirse. “Se cogieron de la mano como barrera, pero todo dio igual”.

TAGS DE ESTA NOTICIA