Las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos enfrentan a Donald Trump y Kamala Harris, en una contienda histórica que va más allá de sus propuestas políticas. Y es que el resultado de esta jornada definirá el rumbo de casi todos derechos fundamentales para las mujeres, desde el acceso a la salud reproductiva hasta su representación en puestos de liderazgo y su rol en la sociedad. Por eso, para este país tan profundamente polarizado, la postura de cada candidato en temas de género marca la diferencia decisiva para millones de votantes —sobre todo para ellas, las mujeres de Estados Unidos.
El derecho al aborto
Uno de los temas más clave —y comentado— es el derecho al aborto. Desde que la Corte Suprema anuló Roe v. Wade en 2022, muchos estados han limitado drásticamente el acceso al aborto. Y Trump, quien fue responsable de nombrar a los tres jueces republicanos en la Corte que apoyaron el cambio, ha celebrado esta decisión. Harris, en cambio, ha hecho del acceso al aborto uno de los pilares de su campaña y es la única que promete restaurar los derechos reproductivos a nivel federal.
Otro aspecto importante: la Declaración de Consenso de Ginebra. Promovida por Trump, esta declaración establece que no existe un “derecho internacional al aborto” y ha sido adoptada por otros países con políticas restrictivas hacia los derechos reproductivos.
Además, también está la “Política de Ciudad de México”, que restringe los fondos estadounidenses para organizaciones extranjeras que proporcionan servicios de aborto, y que también está en juego. Trump expandió esta política durante su mandato, lo cual ha afectado especialmente a mujeres en países en desarrollo. Pero Harris ya ha señalado que, en caso de ser elegida, su intención es revertir la medida y restablecer el financiamiento para servicios de salud reproductiva a nivel global.
Las consecuencias de estas políticas tan restrictivas tienen consecuencias a menudo catastróficas en la vida de muchas mujeres. En Texas, por ejemplo, la ley SB 8, que prohíbe el aborto tras las seis semanas de gestación, ha llevado a un aumento en las tasas de mortalidad materna e infantil, según estudios recientes. Datos como estos son un recordatorio de las implicaciones de las políticas antiaborto, una preocupación central para la campaña de Harris, que busca garantizar cuidados médicos adecuados para las mujeres en todas las etapas de su vida.
El papel de la mujer
Otro aspecto polémico: la actitud de Trump hacia las mujeres. A lo largo de toda su carrera, ha sido criticado por comentarios despectivos sobre mujeres de la política y de la prensa, reforzando estereotipos de género que relegan a las mujeres a roles secundarios. El momento más mítico fue su conocido “grab them by the pussy”, cuando, en 2005, Trump fue grabado entre bastidores de un programa de televisión presumiendo de poder “agarrar [a las mujeres] por el chocho”.
En contraste, Harris se ha posicionado como una defensora de la igualdad de género, denunciando los prejuicios y promoviendo un liderazgo inclusivo. Aparte de que, si gana las elecciones, se convertirá en la primera presidenta femenina de Estados Unidos. Pero, como mujer, ha recibido muchísimos ataques personales durante esta campaña: algunos políticos conservadores cuestionaron su vida privada y su “historial sexual”, sugiriendo que sus logros políticos son mérito de su sexualidad, por ejemplo. Este tipo de comentarios, aunque sin fundamento, ilustran esos obstáculos adicionales que las mujeres en política enfrentan. Una mirada con lupa a su vida personal, que rara vez afecta a sus homólogos masculinos.
Además, Harris ha sido criticada entre los conservadores por no tener hijos, un punto que se utiliza para cuestionar su “compromiso” con el país. Son críticas que difunden una visión limitada del rol de las mujeres en la sociedad, un estigma que afectará especialmente a aquellas que eligen carreras públicas.
En el ámbito laboral
Para muchas mujeres en el ámbito profesional, las elecciones también pueden empeorar los problemas de acoso y discriminación. Un estudio de la Universidad de Pennsylvania indicó que, tras la victoria de Trump en 2016, los hombres adoptaron tácticas de negociación más agresivas con mujeres, creando un entorno laboral menos favorable para ellas. Por eso, el resultado de esta elección podría influir en la manera en que las mujeres líderes y empresarias enfrentan las barreras en sus carreras, ya que supondrá un retroceso importante en cuanto al respeto en los ambientes de trabajo.
Las políticas de igualdad salarial y acceso a oportunidades laborales también dependen del resultado final de las elecciones. Harris ha abogado por reforzar leyes de igualdad de pago y mejorar la inclusión laboral de las mujeres, mientras que Trump ha sido cuestionado por no priorizar estos temas en su agenda económica. La preocupación es que una victoria de Trump pueda dejar de lado este tipo de reformas.
Minorías, en peligro
Un grupo que se juega mucho en estas elecciones es el de las mujeres LGBTQ+ y, en particular, las mujeres trans. El discurso de Trump es completamente hostil contra ellas, y el candidato no duda en expresar opiniones más que críticas hacia la comunidad LGBTQ+. Un fuerte contraste con Harris, que apoya políticas inclusivas; el resultado de estas elecciones influirá en el nivel de protección y respeto que este colectivo reciba en los próximos años.
Luego están las políticas migratorias, que son otra área en disputa. Trump ha propuesto deportaciones masivas que afectarían a mujeres inmigrantes, especialmente a aquellas con hijos o en estado de gestación. Pero defensores de derechos humanos las han señalado como un riesgo para la integridad y la estabilidad de las familias migrantes, una problemática que Harris ha prometido abordar desde una perspectiva más humanitaria.
Y también aumentarán los niveles de discriminación y violencia de género en la sociedad estadounidense, que se han visto exacerbados en los últimos años. Si Harris gana, podría enviar un mensaje simbólico de progreso para la percepción pública sobre las mujeres en roles de liderazgo. Sin embargo, una victoria de Trump, afirman algunos observadores, podría reforzar actitudes que mantienen estos desafíos para las mujeres.
Todo esto es importante más allá del territorio americano, ya que el impacto de Estados Unidos en la política global de derechos de las mujeres también está en juego. La postura de Trump hacia organizaciones internacionales como la OMS y sus amenazas de retirar fondos afectan directamente a programas de salud reproductiva en países en desarrollo. Harris, por el contrario, ya ha expresado su compromiso con el fortalecimiento de estos programas y el respeto a los derechos sanitarios de las mujeres.