“También hay una parte de morbo… que me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro”. La frase podría haber pasado inadvertida; una más en la montaña de descalificativos violentos, misóginos y hasta perversos que el presidente Javier Milei es capaz de lanzar. Sin embargo, fue el inicio de un repentino intercambio de dardos envenenados entre él y Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta y ex vicepresidenta de Argentina, que tiene la particularidad de haber sido víctima de un intento de magnicidio.
Pero pareciera que, a los lapidarios ojos de Milei, esos atributos le dan la talla suficiente para sostener un duelo a muerte con él, que funcione como espectáculo en la arena pública argentina.
Ensañamiento
Al margen de que llama la atención la desmesurada referencia a un cajón, en un país en el que quemar un ataúd le hizo perder la elección presidencial al peronismo, en la vuelta de la democracia de 1983 (triunfó Raúl Alfonsín), es difícil obviar el ensañamiento de género en el comentario del primer mandatario: dice expresamente que le gustaría meter a Cristina en un cajón para -evidentemente- enterrarla muerta.
Quizás haciendo honor a su recurrente “no soy feminista”, Fernández de Kirchner (CFK) no acusó recibo de esa línea de sentido en el atemorizante mensaje. En su respuesta, fue dura y ácida (“¿así que ahora también me querés matar?”, arrancó, tuteándolo), pero atajó la bala de Milei y la capitalizó en su favor. Invocó un par de causas que siente propias, como la violación a los derechos humanos en la última dictadura (“ya hubo una época en la Argentina, en la que se pensaba que la muerte del adversario era la solución”).
CFK se paró en el lugar en el que más cómoda se siente: arriba. Y redirigió la metralleta retórica desde ahí: “Estás nervioso y agresivo porque todas las idioteces que durante años dijiste en la tele y todavía seguís repitiendo, son solo eso: idioteces. Y como no tenés la más pálida idea de lo que es la gestión del Estado, terminaste pidiéndole ayuda a Macri”.
Esbozó que si fuera un buen presidente no la estaría acosando, sino que se fijaría en qué le pasa al pueblo argentino: “Sería bueno que (…) amenazarme con mi muerte, encontraras la forma de que los argentinos puedan volver a comer cuatro veces al día y en su casa, sus hijos crecer sanos para poder estudiar y progresar y los viejos tengan sus remedios para poder vivir”.
Este lanzamiento de flechas lleva más de diez días. Tuvo dos idas y vueltas de cada uno. El público sigue la contienda con expectativa. ¿Hasta qué punto es un duelo real y hasta qué punto es un show del que ambos sacan rédito?
Los dardos retóricos de Fernández y Milei
A la frase del cajón (que Milei dijo en una entrevista televisiva) le siguió un intercambio epistolar en la red X que no tiene desperdicio ni un final predecible.
Deborah de Urieta es periodista acreditada en el Congreso y columnista de política en Radio con Vos, entre otros medios. En diálogo con Artículo14, no dudó en calificar el intercambio como “un adelanto de la campaña legislativa 2025”. Y remarcó que “se están haciendo un favor los dos”.
“Se diferencian, marcan sus diferencias y sus supuestas fortalezas”.
Veamos algunas fortalezas. CFK, en el primer posteo, había arengado a Milei diciéndole “dejá de amenazar y aprendé a gestionar el Estado, porque ¿sabés una cosa Javier Gerardo Milei? Aunque me maten y de mí no queden ni la cenizas… tu Gobierno es un fracaso y vos como presidente das vergüenza ajena”.
Acabo de leer tu largo posteo de anoche, Milei.
Para hacerla corta. Tu disculpa culposa, además de ridícula, sobre las metáforas y no sé qué otra cosa más, no era necesaria. Siempre tomo las cosas como de quien viene. En tu caso, el de una persona que presenta una fuerte y…
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) October 22, 2024
Llegó la respuesta de Milei en X. Arranca con una disculpa irónica porque no pudo responderle antes, ya que estaba “ocupado resolviendo temas muy importantes para el bienestar de los argentinos de bien”.
Aprovecha para tratarla de ignorante y corrupta y arranca -como si ella con su mensaje le hubiera dado pie- una seguidilla de cinco “le cuento que”, en la que logra plasmar la agenda completa del Gobierno.
Un duelo con propaganda
El primer “le cuento que” alude al que en estos días es el gran comodín del oficialismo: haber bajado la inflación al 3,5%, el último mes: “Le cuento que gracias a esas idioteces (según Ud.) que repetí durante años, estamos bajando la inflación”.
¿Así que ahora también me querés matar?
Estás nervioso y agresivo porque todas las idioteces que, durante años, dijiste en la tele y todavía seguís repitiendo son solo eso: idioteces. Y como no tenés las más pálida idea de lo que es la gestión del Estado terminaste pidiéndole… pic.twitter.com/sc7rrloPrG
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) October 21, 2024
Sigue con un “le cuento que” centrado en el Banco Central, entidad que Kirchner le reprochó no haber cerrado, como había amenazado en campaña.
El tercero alude a los logros relacionados a las letras del tesoro. El cuarto y el quinto, a las metas alcanzadas en materia de deuda nacional.
El sexto “le cuento que” apunta a la pobreza. Casi el 53% de la población argentina es pobre, pero Milei se desmarca y rodea el concepto, para retomar su arma favorita, la estabilidad inflacionaria: “Respecto al caso de atender la situación de los más vulnerables, le cuento que la mejor política social es bajar la inflación (algo que estamos haciendo) y crear empleo genuino (no como Usted que la falta de creación de empleo genuino la cubría con ñoquis militantes en el Estado)”.
Una campaña sin grises
Para De Urieta, en el ofensivo diálogo, Milei y CFK “dejan de lado a los sectores medios que -todo indica por ahora- no van a tener mucho lugar en la campaña legislativa del año que viene”.
De hecho, se buscará desplegar una campaña “muy polarizada”. La intención es “ningunear o correr de la agenda a otros espacios políticos que quieren ubicarse en el centro; tener un discurso menos extremo”, al estilo de “’el Estado te cuida’ versus ‘soy el topo que viene a destruir el Estado’”.
Es cierto que “Fernández de Kirchner entiende que la frase de Milei fue una metáfora, pero fue bastante desafortunada, si uno recuerda el intento de magnicidio de 2022”, analizó De Urieta, y enfatizó: “Es un anticipo de la campaña que viene y obviamente es una dinámica que les conviene a los dos: uno sube al otro al ring”.
¿Quién se queda afuera de la pelea? Para De Urieta y otros analistas políticos, el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires (distrito que condensa el 40% del electorado), Axel Kicillof.
Té para dos
“Algo que viene haciendo mucho Javier Milei es ningunear a Kicillof y él mismo subir a Cristina Kirchner. Sabe o piensa que su próximo enemigo sería él. No lo sube al ring sino que polariza con CFK”, opinó De Urieta.
Esa polarización pareciera serle mucho más provechosa que retarse con Kicillof, economista un año más joven que él que ganó dos veces la provincia de Buenos Aires; histórico discípulo de CFK, que hace un tiempo tomó distancia y podría rebelarse.
¿Cómo le sirve a Fernández sacar a Kicillof de la cancha? Está a unos días de que la Justicia se pronuncie en una causa por corrupción en la que ya fue condenada en primera instancia. Si recibe malas noticias, apelará a la Corte Suprema, pero hay posibilidades de que quede inhabilitada para asumir cargos públicos.
Entonces, “está buscando un lugar. Un lugar desde donde pararse, hablar, tener poder e injerencia”, dijo De Urieta, en alusión a las elecciones internas del Partido Justicialista, este 17 de noviembre, ya que “desde la presidencia del PJ -todo indica que va a quedar en sus manos- tendrá el poder de armar listas e intervenir partidos o provincias”.
Kirchner, ¿candidata?
“No me queda claro que ella quiera ser candidata legislativa o si en realidad no preferirá ser la que arme las listas y ponga a gente que le responda. Se viene hablando mucho del purismo; o sea, personas que le respondan 100% a ella en el Congreso”, evaluó.
Del otro lado, la intención no es distinta: “Lo estamos viendo con Javier Milei. Si bien parece muy poco pragmático, viene negociando y sumando porotos en el Congreso. Si no tenés legisladores fieles, soldados, realmente, surgen los traidores”.
Fernández de Kirchner busca “músculo político en el Congreso”, afirmó De Urieta, y cerró: “No imagino que pueda volver a ser presidenta. Sin embargo, podría tener un espacio desde ahí”.