La estrategia de Vladímir Putin en la guerra de Ucrania ha alcanzado nuevos niveles de controversia al reclutar a un peligroso convicto para luchar en el frente. Ivan Rossomakhin, un asesino reincidente, ha sido liberado por segunda vez para unirse a las filas del ejército ruso. Esto ha generado una ola de indignación y temor tanto en Rusia como en el extranjero.
¿Quién es Ivan Rossomakhin?
Ivan Rossomakhin, condenado a catorce años de prisión por asesinato, fue liberado en 2022 bajo un programa que permite a convictos servir en la guerra a cambio de reducción de sus condenas. Inicialmente, se unió al grupo de mercenarios Wagner, conocido por sus brutales tácticas en el campo de batalla. Sin embargo, tras regresar a su hogar en la región de Kirov, en lugar de reincorporarse a la sociedad, Rossomakhin perpetró otro crimen atroz: violó y asesinó a una anciana de 87 años.
Este incidente sacudió a la comunidad local y subrayó los peligros de la política de Putin de utilizar a criminales para reforzar sus fuerzas armadas. A pesar de ser condenado nuevamente a veintitrés años de prisión por este segundo asesinato, Rossomakhin ha sido liberado de nuevo para volver al frente. Eso plantea serias dudas sobre las prioridades del Kremlin en su esfuerzo bélico.
El caso de Ivan Rossomakhin no es aislado. Según fuentes cercanas al conflicto, Rusia ha recurrido cada vez más a prisioneros peligrosos para llenar las filas de sus fuerzas, a medida que la guerra se prolonga y las bajas aumentan. Esta estrategia ha sido duramente criticada tanto por defensores de derechos humanos como por ciudadanos rusos que temen por su seguridad.
La decisión de Vladímir Putin de sacar al ‘asesino de abuelas’ y lanzarlo al frente de batalla
Anna Pekareva, nieta de la anciana asesinada, expresó su consternación recientemente. “El asesino de mi abuela ha escapado al castigo por su crimen otra vez y se ha ido a luchar a la guerra”, declaró en una entrevista concedida a la BBC. Añade que su familia vive ahora con el temor de posibles represalias si Rossomakhin regresa a su hogar.
Vladímir Putin durante un acto público | EFE
La política de reclutar criminales ha puesto en relieve la creciente desesperación del Kremlin para mantener su campaña militar en Ucrania. Desde que comenzó la invasión, Putin se ha enfrentado a numerosas dificultades para mantener un flujo constante de soldados. Muchos jóvenes rusos se resisten al servicio militar obligatorio.
La situación es particularmente preocupante en las regiones donde estos convictos liberados regresan. La comunidad de Vyatskiye Polyany, hogar de Rossomakhin, ha sido una de las más afectadas. Los residentes viven con miedo. Son conscientes de que un asesino puede estar entre ellos. Y lo ha libertado un gobierno que está más interesado en ganar la guerra que en proteger a sus ciudadanos.
¿Es algo habitual en Rusia este tipo de decisiones política?
Además, la liberación de criminales como Rossomakhin no solo supone un riesgo para la seguridad interna de Rusia. También pone en peligro la estabilidad de las zonas de conflicto. Los expertos advierten que el uso de convictos en el ejército puede llevar a un aumento de crímenes de guerra. A fin de cuentas, estos hombres, acostumbrados a la violencia, podrían cometer atrocidades en el campo de batalla.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se despide de su Gabinete | EFE
Sin embargo, este despiadado enfoque ha sido defendido por algunos altos mandos del Kremlin como una necesidad estratégica. Sostienen que, en tiempos de guerra, las medidas extremas son necesarias para asegurar la victoria. Sin embargo, la historia de Rossomakhin demuestra que estas decisiones pueden tener consecuencias devastadoras para los civiles.
Mientras tanto, la guerra en Ucrania continúa. Y, con ella, el ciclo de violencia y desesperación. Los familiares de las víctimas de estos criminales liberados se sienten desamparados. Mientras tanto, las comunidades en las que residen estos exconvictos luchan por mantener un sentido de normalidad en medio del caos.