Austria

El cordón sanitario en Austria podría impedir que gobierne la ultraderecha

El FPÖ aprovecha el descontento del público con la inmigración para ganar las elecciones, pero tiene muy difícil formar una coalición

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Miembros del grupo «Linkswende» corean eslóganes mientras sostienen una pancarta en la que se lee «Nazis fuera del Parlamento» Efe

Europa sigue inclinándose en la dirección que ya auguraron las elecciones europeas del 9 de junio: hacia la derecha, de manera cada vez más radical. El último país en votar a favor de la ultraderecha es Austria, que este fin de semana celebró elecciones generales. El partido ganador fue el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), liderado por Herbert Kickl, obteniendo un 29,1% de los votos, según los resultados provisionales. Esto representa una victoria histórica para el FPÖ, aunque no le asegura la capacidad de formar gobierno automáticamente.

El FPÖ superó al Partido Popular Austriaco (ÖVP) de Karl Nehammer, que quedó en segundo lugar con el 26,4%. A pesar de la diferencia de casi tres puntos, el FPÖ no logró una mayoría, lo que complica las negociaciones para formar un gobierno. Kickl calificó el resultado como una “nueva era” para Austria y agradeció a los votantes por su “optimismo, valentía y confianza”, afirmando que habían hecho “un pedazo de historia”.

El líder de la ultraderecha austriaca, Herbert Kickl, este domingo tras votar en Purkersdorf.

El tema dominante durante la campaña fue la migración y el asilo, junto con el estado de la economía y la guerra en Ucrania. El FPÖ prometió construir una “Fortaleza Austria”, endureciendo las leyes de inmigración y fomentando la remigración, es decir, el retorno de solicitantes de asilo a sus países de origen. También propusieron eliminar el derecho de asilo como paso previo a la ciudadanía.

Al igual que los demás partidos de ultraderecha europeos, el FPÖ ha sabido capitalizar las preocupaciones reales de los ciudadanos, especialmente en temas como la migración y la economía, temas que parecen estar desconectados de las prioridades de las instituciones europeas. Por eso, el FPÖ se presenta como la voz de los ciudadanos descontentos con el establishment, tal y como señaló Sophie Pornschlegel, analista en el European Policy Center, durante un panel sobre el aumento del voto derechista: “¿Existe una conexión entre las preferencias democráticas de los votantes? ¿O la política consiste toda en negociaciones a puerta cerrada? ¿Los partidos políticos europeos realmente están representando lo que sus ciudadanos votaron?”.

Cordón sanitario

A pesar del éxito electoral del FPÖ, formar una coalición será complicado. El ÖVP de Nehammer ha rechazado repetidamente la posibilidad de gobernar bajo la dirección de Kickl, a quien acusó de ser un defensor de teorías de conspiración. Otros partidos, como los Socialdemócratas (SPÖ), los Verdes y los liberales NEOS, también han descartado cualquier colaboración con la ultraderecha.

Queda por ver si el democristiano ÖVP del canciller federal en funciones, Karl Nehammer, logra llegar a un acuerdo con los socialdemócratas y los liberales Neos o los Verdes para poder gobernar.

Herbert Kickl celebra la victoria en las elecciones.

El análisis de los votantes muestra que el apoyo al FPÖ provino mayoritariamente de personas de entre 35 y 59 años, con un ligero predominio de mujeres sobre hombres. Aunque el partido logró 56 escaños en el Parlamento de 183, su líder Kickl se enfrenta a la dificultad de encontrar socios dispuestos a formar un gobierno bajo su liderazgo.

Aparte, Kickl ha alineado su postura política con la del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, famoso por su “democracia iliberal”. Esta posición ha generado críticas, especialmente por parte de los Socialdemócratas, cuyo líder Andreas Babler advirtió que Austria no debe seguir el camino de Hungría.

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El canciller austriaco y líder del Partido Popular (ÖVP), Karl Nehammer, y el presidente y principal candidato del Partido Liberal de Austria (FPÖ), Herbert Kick

Además, el FPÖ enfrenta un escrutinio histórico. Fundado por exnazis en los años 50, algunos de sus miembros se han visto envueltos en incidentes recientes que evocan ese pasado. Dos días antes de las elecciones, algunos candidatos del FPÖ fueron grabados en un funeral donde se cantó una canción de las SS. Este vínculo con el nazismo provocó protestas en Viena tras conocerse los resultados electorales, donde algunos manifestantes exhibieron pancartas con mensajes como “Nazis fuera del parlamento”.

Las implicaciones europeas

A nivel internacional, la victoria del FPÖ ha sido criticada por su cercanía con Rusia y su oposición a las sanciones de la Unión Europea contra Moscú. El presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, ha expresado sus reservas sobre el FPÖ debido a estas posturas, lo que podría complicar aún más las negociaciones para la formación de un gobierno.

El FPÖ ha capitalizado el descontento popular con las medidas tomadas durante la pandemia de COVID-19 y la creciente preocupación por la inmigración. Kickl ha sabido aprovechar este clima político, a pesar de que su partido había quedado relegado en las elecciones de 2019 tras un escándalo de corrupción que sacudió su liderazgo anterior. Ahora, además, cuentan con el apoyo de muchos otros países del bloque, ya que las alianzas de extrema derecha están cobrando fuerza. “De repente hemos visto [al partido] Patriots for Europe. Se han juntado para mejorar poniendo objetivos comunes y ser más activos”, explica en el mismo panel del EPC Max Griera, reportero de Politico.

El FPÖ también tiene propuestas para reforzar la seguridad y prosperidad de Austria, cimentadas en las preocupaciones sobre sobrerregulación que, a día de hoy, comparte toda la ultraderecha europea. Griera explicó que uno de los motivos principales del aumento de apoyo europeo son “las preocupaciones de la industria, o quizás la sobrerregulación del Green Deal. De hecho, en lugar de llamarlo Green Deal, ahora lo llaman Clean Industrial Deal. Así, vemos sus prioridades reflejadas, y el marco legal que necesitan arreglar.”

El futuro político de Austria es incierto. Aunque Kickl aspira a convertirse en "Volkskanzler" o "Canciller del pueblo", el ÖVP ha dejado claro que no apoyará un gobierno liderado por él. Sin embargo, las presiones internas podrían obligar al partido conservador a reconsiderar su posición, mientras que el FPÖ podría ceder en sus demandas para facilitar la formación de una coalición.

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