Protestas

El autoritarismo de Erdogan: arrestos y represión en una Turquía en crisis

Miles de manifestantes siguen tomando las calles de Estambul, en protesta por el arresto del alcalde de la ciudad, Ekrem Imamoglu, el principal opositor del presidente turco

Turquía
Un manifestante lee un libro sobre Erdogan en frente de los antidisturbios en Ankara, Turquía Efe

Para muchos turcos, el arresto de Ekrem Imamoglu, alcalde de Estambul y principal opositor político del presidente Recel Tayyip Erdogan, fue la gota que colmó el vaso. En un país tensionado por una irresuelta crisis económica y los estragos causados por los terremotos de 2023, la detención de Imamoglu ha desatado la mayor oleada de protestas en más de una década.

Los tiempos escogidos no son aleatorios. El arresto del alcalde de Estambul, que ha sido apartado del cargo y encarcelado, llegó horas antes de que su partido lo designara como candidato a las próximas elecciones presidenciales en el país. Imamoglu y sus abogados rechazaron los cargos por los que fue acusado, y consideraron que el arresto fue motivado políticamente. La orden fue emitida por la justicia el pasado domingo, aunque lleva detenido desde el miércoles.

Tensión en las calles

Las marchas en las calles de Estambul están siendo especialmente tensas. Según el ministro de interior Ali Yerlikaya, hasta este martes 1.133 personas fueron detenidas, 123 agentes de Policía resultaron heridos, y se incautaron materiales peligrosos como ácido, cocteles molotov y armas blancas. “Algunos círculos han estado aprovechando el derecho a manifestarse, en un intento de alterar el orden público, incendiar las calles y promover ataques a la policía”, posteó Yerlikaya en redes sociales.

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Manifestación en Estambul (con máscaras contra el gas lacrimógeno) frente a las barricadas de la Policía, este domingo

En un país conocido por la escasa libertad de prensa, el colectivo de periodistas Disk-Basin-Is denunció que al menos ocho reporteros han sido detenidos, en lo que consideraron un “ataque a las libertades y el derecho de la población a conocer la verdad”. Además, las autoridades turcas solicitaron a la plataforma X (twitter) el bloqueo de más de 700 perfiles, que incluyen medios de comunicación, periodistas y políticos de la oposición.

Marchas multitudinarias

Cientos de miles de personas salieron a las calles de múltiples ciudades del país, mayoritariamente en un clima pacífico. En ciudades como Ankara, Izmir o Estambul, fue la propia policía quien empezó a disparar balas de goma, cañones de agua a presión o gas pimienta a los protestantes. En respuesta, algunos sectores de las marchas lanzaron artefactos incendiarios o fuegos artificiales.

El presidente turco, Tayyip Erdogan

Imamoglu, encarcelado bajo sospecha de dirigir una organización criminal, aceptar sobornos, extorsión, recoger ilegalmente datos, pidió a las masas seguir manifestándose, aunque pidió evitar confrontaciones con las Fuerzas de Seguridad. El alcalde, a quien también se intentó inculpar por terrorismo pero finalmente se desestimó la acusación, iba a ser nombrado por su partido para postularse en las próximas elecciones, previstas inicialmente para 2028.

Estambul, símbolo opositor

Ekrem Imamoglu asumió la alcaldía de Estambul, motor económico y ciudad más grande Turquía, en 2019, tras derrotar al candidato promovido por Erdogan. Desde entonces, fue reelegido en dos ocasiones, y los sondeos insinuaban que sería capaz de batir al presidente turco en las próximas elecciones generales. El mismo día de su detención, millones de miembros del Partido Republicano del Pueblo (CHP) lo escogieron como candidato a las próximas elecciones nacionales.

El alcalde opositor, comprometido a luchar contra el gobierno autoritario de Erdogan, no afronta solo la detención y las causas judiciales. Un día antes de su arresto, la universidad anuló su diploma, lo que le complicaría su candidatura presidencial. Otras causas judiciales abiertas en el pasado también le dificultarían seguir en la vida política. Imamoglu y sus simpatizantes también consideran estas causas judiciales como una persecución política.

Persecución política

Desde el gobierno de Erdogan y la fiscalía, insisten en justificar las causas por corrupción y negligencia en la gestión de presupuestos municipales, así como su apoyo al terrorismo, por dar apoyo a un partido pro-kurdo en las últimas elecciones municipales. Las autoridades han prohibido las marchas en apoyo a Imamoglu en varias ciudades, vetaron el acceso a ciertas páginas y redes sociales, e inundaron los medios con propaganda progubernamental.

Para Ben Hubbard, corresponsal del New York Times en Estambul, la crisis actual demuestra como “Erdogan ha acumulado el poder del estado en sus manos, y extendió su influencia sobre medios de comunicación y la justicia”. Teóricamente, el mandato del presidente expira en 2028, y la constitución turca estipula que un presidente no puede sobrepasar dos cadencias. No obstante, existente una alternativa: convocar elecciones anticipadas para así cortar su segundo mandato antes de tiempo.

Economía resentida

El arresto de Imamoglu y la convulsión social ya está teniendo efectos sobre la maltrecha economía turca. El valor de la lira está devaluándose todavía más, así como las bolsas de valores del país. Esto afectaría a inversores extranjeros, que evitarían hacer negocios en una Turquía inestable, sin una separación de poderes efectiva.

No obstante, en el panorama geopolítico actual Erdogan no parece sentir afectaciones por sus políticas domésticas. Si bien líderes europeos catalogaron el arresto de Imamoglu como “anti-democrático”, la administración Trump, que se muestra afín a gobernantes autoritarios, no expresó preocupación por la situación. Además, los países europeos están reforzando su coordinación de seguridad con Turquía, tras el giro drástico de Washington, que pretende dejar de ser el protector militar del viejo continente.

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