Hasta el sábado por la tarde, el presidente Joe Biden estaba volcado en convencer a sus compañeros demócratas y a los votantes estadounidenses de que sigue estando en condiciones de optar a la reelección. Pero los disparos de un veinteañero llamado Thomas Matthews Crooks contra sus rival, el expresidente Donald Trump, en un mitin en Pensilvania lo cambiaron todo.
En los últimos días, Biden había intentado cerrar el debate sobre su salud y aptitud y en una llamada con donantes de su campaña el viernes había planteado que era el momento de pasar a la ofensiva contra Trump, atacando los efectos de las políticas que aplicó cuando fue presidente entre 2017 y 2021. Pero esa estrategia se presenta más difícil ahora que Trump acaba de sobrevivir por escasos centímetros a un intento de acabar con su vida, una situación que refuerza la visión heroica que de él tienen sus partidarios y le permite situarse en el papel en el que más cómodo se siente, el de víctima.
Su imagen con sangre en el rostro y el puño en alto ya circula convertida en icono en las redes sociales y transmiten la idea de un líder enérgico y combativo, que no se amilana ni cuando le disparan, todo lo contrario de la sensación de fragilidad y decadencia que ha dado Biden en muchas de sus últimas apariciones públicas, sobre todo, en el debate contra Trump del pasado 27 de junio.
Beneficios a Trump
“Las consecuencias políticas de este intento de asesinato serán inmensas y beneficiarán a Trump”, dijo Steve Schmidt, estratega político que ha trabajado en el pasado con el candidato republicano y cree que probablemente ganará crédito también entre los votantes indecisos tras el intento de magnicidio. Su llamamiento a la unidad nacional tras el ataque le ayudarán a a atraerlos con un perfil más presidencial y menos radical.
La gran ventaja para Trump es que los disparos de Crooks neutralizan todo intento de la candidatura de Biden de reorientar la conversación durante la campaña. En las próximas semanas, el intento de acabar con Trump copará toda la atención y los comentarios.
Biden compareció en la Casa Blanca para condenar inequívocamente el atentado.
I will continue to stay briefed by my homeland security team as this investigation continues.
And I will address the nation tonight at 8:00 PM ET from the Oval Office. pic.twitter.com/QSMVz5oCBT
— President Biden (@POTUS) July 14, 2024
“No hay lugar en América para esto. Debemos unirnos como nación y condenarlo. Es enfermizo”. También llamó a Trump para interesarse con él, un gesto de cordialidad inusual entre ambos líderes y que contrasta con cómo ha tratado Trump a sus rivales demócratas que han sufrido la violencia política en el pasado; Paul Pelosi, marido de la congresista demócrata Nancy Pelosi, fue objeto de sus burlas en un mitin tras resultar herido por los martillazos de un asaltante que se coló en su residencia.
Pero ni los comentarios de Biden condenando el ataque ni el hecho de que el tirador figurara registrado como votante republicano le han librado de los ataques de los conservadores.
Conspiraciones
“Joe Biden dio las órdenes”, publicó en X el congresista republicano Mike Collins. Horas antes, figuras destacadas del partido como el senador J. D. Vance, habían culpado a los demócratas de lo ocurrido por su retórica hostil a Trump. “La premisa central de la campaña de Biden es que el expresidente Donald Trump es un fascista autoritario al que hay que detener a toda costa. Esta retórica condujo directamente al intento de asesinato del presidente Trump”, escribió Vance en X.
El líder republicano tiene previsto acudir a la Convención Nacional Republicana que arranca el lunes en Milwaukee y en la que estaba previsto que anunciara quién sería su candidato a vicepresidente. Con toda seguridad, recibirá un homenaje extraordinario de un Partido Republicano que, si ya estaba entregado a él, ahora lo estará más.
¿Qué hará Biden?
Quizá el único camino posible para Biden sea ahora esperar. Tal vez todo el ruido provocado por el atentado sirva para acallar las voces que dentro de su propio partido le piden que se retire. Cada día que pasa hace más difícil encontrar un candidato demócrata alternativo. El presidente puede agarrarse a que su pobre desempeño en el debate contra Trump no ha venido acompañado de un excesivo castigo en las encuestas y a un precedente alentador. Como Trump en 2024, Theodore Roosevelt buscaba regresar a la presidencia cuando le dispararon en un acto de campaña. Roosevelt sobrevivió y llegó a la elección. Pero perdió.