2023 ha sido un año repleto de conflictos geopolíticos, y varias regiones del mundo se encuentran en guerra activa o situaciones de tensión extrema. Así lo demuestra el último informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que cifra el número total de personas desplazadas por la fuerza en 117,3 millones.
Este número abarca refugiados, solicitantes de asilo, personas desplazadas internamente y otros individuos que necesitan protección internacional, y ha tenido un incremento del 8% en comparación con el año anterior, continuando una tendencia ascendente que ha persistido durante los últimos 12 años.
La mayoría de los refugiados se encuentran actualmente en países de ingresos bajos y medianos: el 75% de ellos están acogidos en estos países, ya que el 69% de los refugiados y otras personas que necesitan protección internacional viven en países vecinos a sus lugares de origen. Esto aumenta la carga desproporcionada que soportan estos países, que a menudo enfrentan sus propios desafíos económicos y sociales. Por ejemplo, países como Turquía, Irán y Pakistán continúan albergando a grandes poblaciones de refugiados debido a su proximidad a zonas de conflicto — y apenas se lo pueden permitir.
Otro dato escalofriante: los niños constituyen el 40% de todas las personas desplazadas por la fuerza, a pesar de representar solo el 30% de la población mundial. Además, el número de solicitantes de asilo aumentó sustancialmente, con 3,6 millones de nuevas solicitudes registradas en 2023.
La mujer, en peligro
Las mujeres refugiadas representan el 49% de la población total desplazada por la fuerza, casi la mitad. Su situación en el contexto de los desplazamientos forzados es particularmente vulnerable, ya que enfrentan riesgos adicionales de violencia de género, explotación y abusos. Según los datos de ACNUR, el acceso a servicios esenciales como atención médica, apoyo psicológico y protección legal es limitado para muchas mujeres desplazadas. Además, la mayoría de las mujeres refugiadas se encuentran en países en desarrollo, donde los recursos para brindarles el apoyo necesario son escasos.
Un problema suele ser la carga de los cuidados. Según explica a Artículo14 Olga Sarrado, portavoz global de ACNUR, “En cualquier situación de desplazamiento que observamos en el mundo, las mujeres son quienes llevan el mayor peso de la familia. Como estamos viendo en la guerra de Sudán y otros conflictos, son las mujeres quienes salen primero con sus hijos, personas mayores o personas discapacitadas. Deben construir toda una vida nueva en un país distinto, sin saber el idioma, y cuidar de sus familiares mientras su pareja se queda atrás.”
Esto a su vez supone un peligro a largo plazo, por el cambio en la dinámica del hogar. “Muchas veces, cuando las mujeres refugiadas están fuera de sus países, son quienes encuentran empleo y se produce un cambio de roles. El hombre, que era quien normalmente traía el sueldo, se encuentra en una situación de desempleo, y es la mujer quien está llevando dinero a la familia, lo que puede causar tensiones y aumentar el riesgo de violencia doméstica. Siempre vemos que las mujeres son quienes están al frente de la familia, más involucradas en la comunidad, y buscan soluciones para poder sacar adelante a toda su familia, no solo a sus hijos. Son las que más sufren en las situaciones de conflicto y desplazamiento”, indica Sarrado.
Violencia y abusos
El informe de ACNUR también indicó que las mujeres desplazadas están cada vez más expuestas a la violencia, y en 2023 hubo un aumento respecto a 2022. “Muchas de las mujeres que llegan a los países vecinos a Sudán cuentan que han sido víctimas de violación, abusos y violencia física”, explica Sarrado.
“Llegan en una situación muy compleja, con problemas médicos y con la salud mental mucho más frágil, y aun así tienen que continuar adelante y buscar soluciones rápidas porque lo único que quieren, según nos dicen a menudo, es que sus hijos puedan tener una casa, seguir teniendo comida y yendo a la escuela”, agregó.
“Muchas mujeres están huyendo, han visto cómo han matado a maridos, hermanos e incluso hijos frente a ellas. Se escapan y en el camino se encuentran con controles puestos por milicias o grupos rebeldes, y en esos encuentros es cuando se producen abusos, explotación y violencia física. Además de la huida y del terror que supone dejar atrás sus vidas, tienen que hacer frente a esa violencia”, señaló.
Y, según agregó Sarrado, “en todo desplazamiento hay también riesgo de que haya mafias y traficantes. Hay explotación física y laboral para todos los sexos, y, para las mujeres, está el componente adicional de la violencia sexual y la trata”.
¿La solución? “Es esencial que las personas que se ven obligadas a huir sean acogidas con puertas abiertas, porque el asilo significa protección. Deben haber varias vías regulares que les permitan llegar al destino para evitar que las redes de trata las pongan en mayor riesgo. Las rutas legales para llegar a esa protección minimizan ese riesgo. Sabemos que es importante también que haya una mayor presencia de actores humanitarios en ciertas zonas donde, por temas de seguridad y acceso, no estemos presentes.”
Tensiones en todo el globo
En 2023, varios países experimentaron situaciones críticas de desplazamiento. La violencia en Sudán, que estalló en abril de 2023, llevó al desplazamiento de más de 6 millones de personas dentro del país y 1,2 millones que huyeron a países vecinos. A finales de año, un total de 10,8 millones de sudaneses estaban desplazados. Esta situación ha sido una de las peores crisis de desplazamiento en el mundo, exacerbada por la violencia en expansión desde la capital, Jartum, hacia otras partes del país.
Luego está el conflicto en la Franja de Gaza, que ha dejado a 1,7 millones de personas desplazadas dentro del territorio. La situación humanitaria es extremadamente grave, con toda la población de 2,2 millones enfrentando inseguridad alimentaria aguda. Esta crisis se ha visto agravada por el bloqueo y los recurrentes enfrentamientos, que han dejado a la población en una situación desesperada.
La escalada de violencia en Myanmar también ha provocado el desplazamiento interno de 2,6 millones de personas y la huida de 1,3 millones a otros países, incluyendo casi un millón de refugiados rohinyás en Bangladesh. Y casi 11 millones de afganos permanecen desplazados, principalmente en países vecinos como Irán y Pakistán. En 2023, el número de refugiados afganos aumentó en 741,400, alcanzando los 6,4 millones. La falta de oportunidades de retorno sostenible se debe en gran medida a la inestabilidad continua y la inseguridad alimentaria en Afganistán.
En Ucrania, a raíz de la guerra, aproximadamente 3,7 millones de personas están desplazadas internamente, y el número total de refugiados y solicitantes de asilo llegó a 6 millones. Un sexto de la población pre-guerra de Ucrania ha huido al extranjero, buscando refugio principalmente en otros países europeos.
Luego está la intensificación de los combates en el este de la República Democrática del Congo, que desplazó a 3,8 millones de personas internamente, con 6,7 millones de personas desplazadas al final de 2023. El conflicto dura ya desde hace casi dos décadas.