Esta noche en Estados Unidos (ya madrugada del viernes en España) tendrá lugar el primer cara a cara entre el demócrata Joe Biden y su adversario Donald Trump. No es la primera vez que se enfrentan. Han pasado cuatro años desde su último debate, pero es que en las próximas elecciones de noviembre, vuelven a presentarse dos viejos rivales. A un lado, el presidente Biden, de 81 años, al otro, su predecesor republicano, de 78.
Ninguno de los dos ha sido nominado oficialmente -aún no se han celebrado las convenciones de sus respectivos partidos- pero la maquinaria de campaña ya se ha puesto a funcionar. Trump ya ha filtrado la justificación en caso de que Biden le gane: va dopado.
Las acusaciones de Trump
“¿¿Una prueba de drogas para el corrupto Joe Biden??? ¡¡¡Yo también aceptaría una inmediatamente!!!”, ha escrito Trump en su perfil de Truth Social. Su acusación se suma a la que ya soltó el sábado durante un mitin en Filadelfia, cuando insinuó que Biden acudirá al debate después de que le pongan “una inyección en el trasero”.
Este debate clave, organizado por la CNN en la ciudad de Atlanta, tendrá una duración de 90 minutos, y en teoría, no podrán interrumpirse. Mientras el presidente se prepara para el cara a cara en Camp David, el magnate neoyorquino hace lo propio en su mansión de Mar-a-Lago, Florida. Pero, ¿cómo llegan ambos a esta importante cita?
Preguntamos a la experta Alison Brysk, profesora distinguida de Estudios Globales y Ciencias Políticas en la Universidad de California, cuáles son los puntos fuertes y cuáles sus desventajas a la hora de hablar en público y debatir.
Ventajas y desventajas
Sobre el magnate, Brysk explica que “Trump es un orador fogoso que martillea puntos emotivos que suscitan miedo e ira en temas como la inmigración. Sin embargo, últimamente ha divagado y algunos de sus chocantes fanatismos han empezado a alejar a los votantes independientes (aunque a sus partidarios de base no les importa)”.
En cuanto al actual inquilino de la Casa Blanca, la profesora indica que “Biden es más racional, pero a veces aburrido y también puede tropezar con retazos de un impedimento en el habla que puede hacerle sonar vacilante o confuso. También está mostrando signos de la edad en sus modales y en sus meteduras de pata verbales”. Con todo, Brysk recuerda que durante “el discurso sobre el Estado de la Unión de este año, hace seis meses, fue notablemente vigoroso y centrado“.
La cuestión del aborto
Todos los analistas auguran que los rivales intentarán sacar a colación la edad de Biden y los problemas con la Justicia de Trump, pero también se incidirá en los derechos reproductivos femeninos. Una cuestión fundamental para las votantes estadounidenses. “Se hará hincapié en el derecho al aborto”, augura la profesora de la Universidad de California. “Acabamos de pasar el segundo aniversario de la revocación de Roe vs Wade por la decisión Dobbs, el aborto está completamente prohibido en 14 estados, y hay referéndum estatal sobre el derecho al aborto que se avecina este otoño en media docena de lugares (con aproximadamente el mismo número el año pasado)”, enumera Brysk.
“La gran mayoría de los estadounidenses apoyan la elección individual de los derechos reproductivos, pero -recalca- no todos culpan a Trump por la decisión Dobbs, a pesar de que se atribuyó el mérito de nombrar al Tribunal Supremo conservador”. Es más, la “libertad reproductiva es un valor fundamental para los demócratas, y ayuda a movilizar a los votantes para que apoyen a Biden”.
Otra de las grandes preguntas que nos hacemos -en estos tiempos de redes sociales y desafección política- es la importancia real que tiene este primer debate para los votantes de Estados Unidos.
Edad e ira
“Dado que este debate es temprano en la temporada, y que el electorado está muy polarizado, es probable que no sea muy visto ni cambie las mentalidades”, resume la experta. “La importancia será principalmente poner a prueba las cualidades de liderazgo que se cuestionan a cada candidato para la valoración de sus partidos: la edad de Biden y la rabia de Trump”.
En cuanto a cómo llegan a esta cita, en términos de popularidad y donantes, la profesora Brysk expone que “la mayoría de las encuestas muestran una popularidad pareja entre los candidatos, aunque su apoyo está desigualmente distribuido y hay que recordar que debido al Colegio Electoral la ubicación importa”.
Asimismo, augura que hay “un número significativo de indecisos y de ‘doble haters’ que quizá no voten”.
Sobre las donaciones, tan llamativas en EE UU, Brysk asevera que a Biden “le estaba yendo mejor en recaudación de fondos, ya que el expresidente desviaba fondos de su campaña a sus casos legales, pero recientemente Trump ha conseguido algunos grandes donantes adinerados”, concluye la experta.