La segunda vuelta de las elecciones en Ecuador concluyeron con una firme apuesta por el continuismo. En una victoria mucho más amplia de lo que pronosticaban las encuestas, el joven político y empresario Daniel Noboa (37 años) fue reelegido para seguir gobernando un país profundamente dividido y polarizado.
Para la candidata perdedora Luisa González, representante de un correísmo que sigue sin levantar cabeza, los comicios supusieron el “más grotesco fraude electoral”, y exigió un recuento de una votación que fue supervisada por organismos locales e internacionales.

El gran reto de Noboa será lidiar con la profunda crisis económica que sufre Ecuador, así como la creciente criminalidad provocada por las bandas dedicadas al narcotráfico. Para Betty Silva Gaviria, profesora en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Guayaquil, el gran reto para Noboa será lograr unificar a una sociedad profundamente dividida.
Los pronósticos daban por hecho que la segunda vuelta acabaría en empate técnico. ¿Cómo se explica la contundente victoria de Noboa?
De alguna manera yo diría que era lo que se esperaba. Había incertidumbre porque efectivamente en la primera vuelta las encuestadoras no acertaron los resultados. Vemos como lo que indican las encuestas cada vez está más alejado de la realidad.

Buena parte de la población estaba a la expectativa de esperar los resultados, porque esas estadísticas no eran tan creíbles. De hecho, creo que también se perdió como esa expectativa que antes teníamos de los sondeos a pie de urna, que sí se acercaban a la realidad.
Supone la tercera derrota para el correísmo, que ha sido incapaz de recuperar el poder desde su salida en 2017.
En 2017 ganó el correísmo con Edwin Moreno, pero hubo una ruptura interna y Revolución Ciudadana no alcanzó el poder. A partir de 2021, todo han sido derrotas. Si bien están logrando mantener un porcentaje de votos favorables similar (se quedaron en torno al 44%, como en la primera vuelta), esto es lo máximo a lo que logran aspirar.

En la Asamblea siguen teniendo una representación bastante significativa, lo que indica que tienen apoyo popular, pero no logran superar su tope.
¿La izquierda ecuatoriana es incapaz de encontrar a un líder carismático como fue Rafael Correa?
Yo diría que por una parte podría ser eso, pero también hay que ver el mismo triunfo de Correa. Correa fue un outsider que tuvo su momento, era una figura nueva, que ganó gracias a las alianzas con grupos sociales. Pero tras años de gobierno y rupturas con estos movimientos sociales, les es difícil captar nuevos votos más allá de sus seguidores fieles.

Como es habitual en elecciones por toda América Latina, han vuelto a surgir las quejas de fraude electoral. González exigió un recuento tras conocer el resultado.
Ya sabíamos que pasaría antes de conocer los resultados, Revolución Ciudadana alertó de posible fraude antes de empezar la votación, pero lo cierto es que hay una diferencia de votos muy grande (12 puntos) y tampoco hay elementos para comprobar que existiera ese fraude. No hay documentos que certifiquen que ciertos datos no se contabilizaron, por ejemplo. Incluso representantes del correísmo, como el alcalde de Guayaquil, reconocieron la victoria de Noboa.
Hablar de fraude sigue generando caos y conflicto, es una pugna para mantener al país dividido, cuando lo que se necesita ahora es buscar la unión. Fue una jornada democrática y hay que respetar la decisión del pueblo. La pregunta es si después de toda esta división y polarización que se transmitía de cara al exterior sobre la realidad social en Ecuador, será posible imaginar un futuro de unidad. Esa es la responsabilidad del presidente electo.
Ecuador apostó por el continuismo.
Y creo que para el gobierno también es un gran reto en el hecho de que ya no hay cómo culparle al gobierno anterior. Tuvo un año y medio de gestión, entonces el tema de que no se logre eficiencia ya va a ser resultado de su propia gestión, no va a haber a quién echarle la culpa.
¿Cuáles son los principales retos a nivel económico?
El desempleo que se ha mantenido, que se acentuó desde la pandemia y que no ha logrado solucionarse. De hecho, hemos visto que la inseguridad mató a los pequeños negocios, ya que las extorsiones forzaron a muchos negocios a cerrar. Como estábamos en un año de transición y no se sabía cuáles iban a ser los resultados, tampoco ha habido la inversión necesaria. Ecuador es de los países que capta menos inversión extranjera directa.
La austeridad, así como la falta de electricidad -tuvimos cortes de luz de 12 o 14 horas al día- lastraban el sistema productivo. Tienen que generarse incentivos. Además, la contracción económica impide financiar el gasto público, por lo que muchas necesidades, como la salud, quedan desatendidos. Optar por incrementar los impuestos no creo que sea muy viable en su primer año de gestión.
Para combatir el crimen organizado, Noboa puso como ejemplo la mano dura de Nayib Bukele en El Salvador.
En realidad, no se ha tenido un plan, no se ha tenido una línea bien definida en el ámbito de seguridad. A pesar de que se anunció desde el inicio de su gestión que se contaba con un plan Fénix, hemos visto que las decisiones que se han llevado a cabo no han seguido una línea de trabajo definida, se continuó con estados de excepción que de alguna manera ya se venía estableciendo como medida desde el gobierno anterior. De hecho, la inseguridad siguió creciendo bajo su mandato.
¿Cómo definiría el encaje internacional que busca Noboa para Ecuador?
No hemos visto grandes avances en temas sobre todo de articulación internacional. Yo creo que allí también hace falta un cambio, que se pueda dar un direccionamiento. Había cierta preocupación en algunos sectores, por el hecho de que volviese el correísmo y quizá eso se podría asociarse con los modelos vigentes en Venezuela o en Nicaragua.
En cuanto al comercio exterior, yo veo que tampoco ha habido acercamientos definidos para fortalecer lazos regionales. Quizás algo con Estados Unidos, pero ya vemos que actualmente no es un país fiable. Debe definirse una línea estructurada de trabajo, sobre todo con el tema del posible impacto que pueda tener de todos los aranceles y la política que lleve a cabo Washington.