La oleada de violencia desatada en parte de la geografía británica desde el apuñalamiento múltiple que provocó la muerte de tres niñas supone la primera gran prueba de fuego para el nuevo Gobierno laborista, pero para dos de las mujeres que lo componen, la gestión podría marcar su carrera política.
Se trata de Yvette Cooper, ministra de Interior, la cartera en primera línea en la gestión de los disturbios; y Shabana Mahmood, titular de Justicia, el departamento encargado de agilizar las condenas exprés que el Ejecutivo espera que funcionen como elemento disuasorio, tras una semana de altercados incitados por la desinformación y el empleo utilitarista que la extrema derecha ha hecho del atroz ataque en un taller de danza en torno a la música de Taylor Swift.
El incidente, ocurrido el último lunes de julio en Southport (en el noroeste de Inglaterra), tuvo lugar cuando ambas llevaban apenas tres semanas en el cargo, pero Cooper no dejó pasar ni 24 horas para visitar la habitualmente tranquila localidad, todavía en estado de shock por lo acontecido cuando un joven de 17 años, nacido en Gales en el seno de una familia originaria de Ruanda, irrumpiese en una actividad de verano, programada durante las vacaciones escolares, y comenzase a apuñalar a todo aquel que encontraba.
La mayoría eran menores de entre seis y 12 años, la edad para quienes estaba organizada la clase, aunque también resultaron heridas las monitoras encargadas de dirigirla.
Sin embargo, lo que había comenzado como una tragedia ha derivado en varios puntos de Inglaterra en uno de los episodios más deplorables de los últimos años, después de que una turba alentada por el discurso del odio, la retórica anti migración de la extrema derecha y una incendiaria campaña en las redes desencadenase una cadena de altercados que han dejado cerca de 400 detenidos, según el Consejo Nacional de Jefes de Policía, decenas de agentes de policía heridos y severos desperfectos.
Las imágenes, amplificadas por el poder de internet, han generado una profunda herida social que el Gobierno quiere que suture cuanto antes. Tras un fin de semana de violencia, el primer ministro, Keir Starmer, a quien la crisis ha obligado a suspender sus vacaciones, convocó en Downing Street a la cúpula del Ejecutivo y a los responsables de Policía e Inteligencia para definir una respuesta que ponga coto definitivo a un fenómeno que ha descrito como “matonismo de extrema derecha”.
Gabinete COBRA
Se trata del primer gabinete de emergencias COBRA (conocido por el acrónimo de las instalaciones donde suele celebrarse) de la era Starmer, una reunión para mandar un mensaje explícito a los promotores de los disturbios, tanto a quienes los alentaron a través de una pantalla como a aquellos que físicamente sembraron el caos en las calles: les espera “todo el peso de la ley”. La narrativa forma parte de la estrategia de mano dura que el ‘premier’, jefe de la Fiscalía antes de saltar a la política, quiere transmitir y Cooper ha recogido el guante, con una línea similar con la que ha advertido a los extremistas de que les aguarda un “ajuste de cuentas” (“reckoning” en inglés).
Para Cooper, la crisis representa un test de autoridad, pero también una oportunidad de desplegar la veteranía adquirida en casi tres décadas en política. Diputada desde 1997, cuando logró su escaño con tan solo 27 años, la ministra de Interior, quien además de graduarse en la Universidad de Oxford, estudió en Harvard, había trabajado durante la década de los 90 en el equipo de Bill Clinton, cuando todavía no había llegado a la Casa Blanca.
Con la victoria de Tony Blair, ocupó responsabilidades relativamente menores en el organigrama estatal, que le permitieron, no obstante, aprender cómo funciona un gobierno. La actual es la segunda cartera que dirige en su trayectoria, ya que, con el anterior Ejecutivo laborista, Cooper había sido ministra de Trabajo durante dos años. Sin embargo, sumando los años en los que estuvo al frente de Interior durante la travesía del partido en la oposición, el área que preside hoy en día es la más prolífica durante su carrera, en la que llegó también a intercambiarse responsabilidades orgánicas con su marido desde 1998, Ed Balls, un ex político reconvertido en el mundo mediático.
Para Mahmood, mientras, su ascenso al frente de Justicia supone la primera vez que experimenta formar parte de una formación de gobierno. Su entrada en el Palacio de Westminster en 2010, con 29 años, había sido precisamente cuando el Laborismo perdió el poder, si bien el sistema judicial no le es ajeno. La actual ministra ha ejercido como abogada, especializada en compensaciones del ámbito laboral y, como Cooper, fue rescatada por Starmer de las filas rasas del grupo parlamentario laborista, ya que ninguna había estado en el equipo del líder anterior, Jeremy Corbyn, al frente entre 2015 y 2020.
Los disturbios son, por tanto, el primer gran desafío que la titular de Justicia aborda como miembro del Ejecutivo, aunque dada la naturaleza anti migración y la narrativa anti Islam, la violencia le toca personalmente. Procedente de una familia descendiente de paquistaníes, Shabana Mahmood, quien sigue viviendo al lado de sus padres, se describe como una “musulmana devota”.