Dos años de guerra en Sudán: violencia sexual, hambre y éxodo masivo

A dos años del inicio del conflicto entre las fuerzas sudanesas y los paramilitares, el país enfrenta una de las peores crisis humanitarias del mundo, con casi 13 millones de personas desplazadas y un sistema colapsado

Sudanese women refugees react at an assembly point for buses arranged for their voluntary return from Egypt to Sudan. EFE

Este martes 15 de abril se cumplen dos años desde que estalló la guerra en Sudán. Un conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) que ha sumido al país en una de las peores crisis de desplazamiento forzado del mundo.

Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), casi 13 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares desde el inicio del conflicto. De ellas, más de cuatro millones han cruzado las fronteras hacia países vecinos como Egipto, Sudán del Sur, Chad, Etiopía, Libia y la República Centroafricana.

Refugiados sin refugio

Según ACNUR los refugiados cuentan “haber sufrido violencia sexual sistemática y otras violaciones de derechos humanos, además de haber sido testigos de matanzas masivas”. Las personas desplazadas han atravesado trayectos de semanas sin acceso a agua potable, atención médica o alimentación básica. Las necesidades humanitarias en Sudán son enormes, y el sufrimiento de millones de personas se agrava ante la falta de recursos y la inseguridad.

La mayoría de las personas que cruzan la frontera lo hacen hacia países vecinos. Pero estos países ya enfrentan sus propios desafíos internos y, según ACNUR, el nivel de apoyo internacional es alarmantemente bajo.

“Más de 280.000 personas refugiadas siguen varadas en asentamientos improvisados, sin refugio adecuado, ni agua potable, atención médica o protección”, explica el organismo.

Sudán
Un grupo de mujeres, compuesto por retornadas sursudanesas y refugiadas sudanesas, participa en una sesión sobre violencia de género en el centro de tránsito de Renk
Efe

La situación en Chad, por ejemplo, es crítica. Se estima que más de 600.000 refugiados sudaneses han llegado desde el inicio del conflicto, desbordando los recursos disponibles. A pesar de ello, ACNUR denuncia que el Plan de Respuesta Humanitaria de 2024 —que requiere 2.700 millones de dólares para asistir a 14,7 millones de personas— ha recibido solo un 49% de la financiación necesaria.

La infancia, la más golpeada

Entre los desplazados, la mitad son niños y niñas. Muchos de ellos han huido solos, sin ningún familiar, y la mayoría no han ido a la escuela durante los últimos dos años. La mayoría de las escuelas han cerrado, los docentes han huido o no cobran salario, y muchas instalaciones escolares han sido destruidas o utilizadas como refugios.

“Sudán ya tenía una de las tasas más altas de niños, niñas y adolescentes sin escolarizar en el mundo. Ahora, el conflicto ha causado el colapso del sistema educativo”, alerta ACNUR.

Las oportunidades educativas son prácticamente inexistentes tanto para los niños desplazados internos como para los que han cruzado las fronteras como refugiados.

Niños cerca de sus tiendas de campaña en un campamento para personas desplazadas debido a los combates en la ciudad de Sinja, en el estado de Sennar, establecido en Al-Huri, ciudad de Gedaref, al este de Sudán
EFE/EPA/STR

Historias de solidaridad

​En medio del colapso, también surgen historias de solidaridad. Como cuenta ACNUR, en Egipto la refugiada sudanesa Nada Fadol, de 31 años, ha transformado un apartamento de tres habitaciones en un centro comunitario gestionado por jóvenes, donde personas desplazadas por la fuerza reciben servicios gratuitos de atención médica y formación profesional.

Desde el estallido de la guerra en Sudán en abril de 2023, Nada y su equipo han brindado asistencia crítica a quienes huyen del conflicto. “Donamos lo que podemos para pagar el alquiler y los gastos corrientes”, explica Nada. El centro, llamado Iniciativa Rouh, que significa “alma” en árabe, refleja su filosofía de unidad: “Todos somos una sola alma independientemente de (nuestro origen), seamos sirios, sudaneses o egipcios”. Por su labor desinteresada, Nada fue reconocida con el Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR 2024 en la región de Medio Oriente y Norte de África.​

La violencia sexual, arma de guerra en Sudán

Las mujeres y niñas afectadas por el conflicto armado en Sudán se enfrentan a múltiples riesgos. Son ellas las que más sufren acoso, secuestros, violaciones, agresiones sexuales, explotación sexual y otras formas de violencia.

Fatima, una mujer sudanesa refugiada de 39 años, relató los ataques sexuales que vivió en Jartum: “Mis hijos estaban adentro… Me daba pavor que algo malo les pasara. Están muy chicos”, expresó Fatima a ACNUR. “Los encerré, les dije que guardaran silencio y dejé al mayor a cargo; le dije que, si algo me pasaba, debía huir con sus hermanos y hermanas”.​

Tras ser agredida, Fatima decidió huir con sus hijos: “Aquí no hay disparos; además, tenemos agua para beber y un lugar donde dormir sin (el riesgo de) que nos violen”, comentó Fatima. “(Pero) estoy embarazada… No sé cuánto tiempo estaremos aquí, sin tener una casa, sin poder cerrar la puerta para sentir tranquilidad. Necesito ayuda”.​

Una refugiada sudanesa en Egipto volverá a Sudán después de que el Ejército haya tomado el control de Jartum

Salma, de 26 años, vivía con su esposo y sus tres hijos en El Geneina. Durante su huida, fue atacada por hombres armados: “caí al suelo porque me golpearon”, dijo Salma. “Me desmayé. No sé qué me hicieron, pero, cuando abrí los ojos, mis hijos estaban a mi lado (y), aunque llevaba puesto un vestido, estaba prácticamente desnuda”.

Por su parte, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que “más de 6,7 millones de personas corren riesgo de sufrir violencia de género en Sudán”. Aseguran que el año pasado, brindaron servicios de respuesta a la violencia de género en Sudán a más de 600.000 personas y facilitó el acceso a servicios médicos y de salud sexual y reproductiva a otras 112.000. Sin embargo, asumen que esto no es suficiente, “ya que la crisis se agrava día a día“.

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