Asma al Asad no ha esperado a que los rebeldes sirios entraran en Damasco para huir. Ya la semana pasada, la primera dama de Siria abandonó el país junto a sus tres hijos. La esposa del dictador sirio, Bachar al Asad, ha sido un enorme respaldo para el mandatario tanto antes como después de que empezara la revolución, la represión y posterior guerra civil en Siria.
Asma al Asad pasó de ser considerada un icono moderno, a la que se alababa desde su educación hasta su forma de vestir en Occidente, a acusarla de tener las manos manchadas de sangre. Más de 300.000 personas han muerto desde marzo de 2011 y más de 5 millones de sirios se han visto obligados a abandonar el país desde el inicio del conflicto.
Vogue Magazine on Assad's wife, 2011: pic.twitter.com/BgdK00zqlw
— Alec MacGillis (@AlecMacGillis) December 8, 2024
Pero hasta 2011 ella era elogiada en la opinión pública local e internacional, pues había dado un toque completamente nuevo y personal a lo que suponía ser una primera dama en Siria. Su antecesora, Anisa Makhlouf, apenas fue vista en un acto público y hacía más vida en Palacio que fuera de él.
¿Quién es Asma al Asad?
La primera dama siria nació al oeste de Londres en 1975, en el seno de una familia acomodada siria. Licenciada en Informática y Literatura francesa en el King’s College de Londres, trabajó brevemente en banca de inversión, en la estadounidense JP Morgan de la City, antes de casarse con Bachar el 31 de diciembre de 2000.
Asma, que durante su tiempo en la capital británica respondía al nombre de “Emma”, conoció al hoy dictador sirio destronado, con apenas 15 años. Bachar al Asad, el hijo del entonces presidente de Siria, estaba en Londres para continuar con sus estudios de Oftalmología en el Western Eye Hospital. Durante una recepción de la comunidad siria, Asma acompañó a sus padres, el reputado cardiólogo Fawaz Akhras y su madre, la diplomática siria Sahar Akhras. A pesar de ser menor y de la diferencia de edad (Bachar es ocho años mayor), los periodistas de la época hablaron de un flechazo instantáneo entre ambos.
La muerte de su hermano y su padre
Todo cambió en 1994. El hermano de Bachar, Basil al Asad, el heredero “al trono” y quien se había preparado para ello, falleció en un trágico accidente de tráfico. Así se terminaba la vida de privilegio en el paraíso occidental para Bachar, quien debía volver a su país para prepararse para ser el futuro presidente de Siria. Dejó sus estudios en Londres por la academia militar en Homs. En 1999, se convirtió en coronel. Bachar y Asma mantenían una relación a distancia hasta que llegó la hora de la verdad, la muerte de Hafez al Asad.
Treinta años en el poder no fueron suficientes, por lo que, tras el fallecimiento del presidente de Siria, en junio de 2000, Bachar pasó automáticamente a ocupar el cargo de su padre. Esto forzó que Asma tuviera que vivir en territorio sirio y su matrimonio oficial. En la Nochevieja de ese año, en una ceremonia íntima, ambos se casaron.
Maternidad e impronta
La pareja tuvo tres hijos: Hafez, Zein y Karim. Es con ellos con los que Asma al Asad ha salido de Siria. Antes de la caída del régimen y de la guerra siria, Asma al Asad mostraba que ella se encargaba de la crianza de sus hijos. Algo compatible con su cargo de primera dama. Asma al Asad tenía proyectos propios y hasta acompañó a los viajes oficiales a su marido. Se sumaba a las tendencias de la época, llevaba faldas por encima de la rodilla y concedía entrevistas a los medios. Hasta estuvo en España en 2008 y se sentó a los micrófonos de la agencia EFE tras un concierto de música andalusí en La Alhambra con motivo de la elección de Damasco como Capital Árabe de la Cultura 2008.
¿Rehén o cómplice?
Estos antecedentes, yuxtapuestos al régimen autoritario de su marido y a las devastadoras consecuencias del conflicto sirio, han alimentado un intenso debate sobre su papel y complicidad.
Aunque en un principio se la presentó como una influencia modernizadora y reformista del régimen sirio, la imagen pública de Asma al Asad cambió drásticamente desde el inicio de la guerra civil en 2011. Se la ha acusado de complicidad en las atrocidades del régimen, acusaciones que ella niega. Sus apariciones públicas desde entonces se han vuelto muy poco frecuentes, a menudo escenificadas y meticulosamente elaboradas. En las escasas imágenes de ella durante los últimos 13 años, Asma al Asad posa en obras de caridad o visitas a instituciones gubernamentales, dentro de la esfera de control del régimen.
La falta de transparencia en torno a la vida de Asma al Asad, durante el conflicto ha dado lugar a especulaciones y a diversas interpretaciones de su papel. Algunos la describen como una figura impotente, atrapada en los confines del régimen sirio. Casi como una rehén de Bachar al Asad. Otros la ven como una participante voluntaria, cómplice de las acciones del régimen.
Problemas de salud
La última vez que ocupó los titulares fue cuando se hizo público que padecía leucemia. Desde el régimen, que en mayo comenzaba a sentirse rehabilitado y hasta a viajar a cumbres internacionales, aseguraron en un comunicado que Asma al Asad tenía leucemia mieloide aguda tras la aparición de varios síntomas y signos clínicos. El régimen sirio anunciaba entonces que Asma al Asad no trabajaría ni participaría en actividades durante su tratamiento.
Asma al Asad ya sufrió un cáncer en 2018. En aquel entonces le diagnosticaron un cáncer de mama y recibió quimioterapia por un tumor maligno.
¿Dónde está Asma al Asad?
Debido a su enfermedad, la mayoría de los analistas asegura que Asma al Asad se encuentra en un país con un buen sistema sanitario, ya que la leucemia mieloide aguda no es fácil de tratar. Pero Asma al Asad no puede ni viajar a su país natal, Reino Unido, ni a la Unión Europea ni a Estados Unidos, por las sanciones que hay contra ella.
Venezuela, por tanto, queda descartada de la lista, pero países como Emiratos Árabes Unidos cobran fuerza. Rusia e Irán, países con los que el régimen sirio forma una gran alianza, serían un lugar seguro pasa Asma al Asad, pero al estar sancionados por Occidente sufren también la falta de insumos médicos claves para un tratamiento tan específico.
Con todo, Rusia asegura que Bachar al Asad y su familia se encuentran en Moscú. Cabe recordar que su hijo Hafez, de 23 años, ha estudiado la carrera de Matemáticas en la capital rusa, por lo que la conoce bien.