La historia de Estados Unidos siempre ha estado marcada por el ideal de igualdad escrito por los Padres Fundadores en su Constitución. La idea de igualdad se considera la base moral de un país representativo de la democracia. El inicio de una nueva Administración siempre es una nueva oportunidad para definir un país que se sostiene en los pilares de la unión de sus estados.
La recién estrenada presidencia de Donald Trump viene cargada de órdenes ejecutivas firmadas para implementar su idea de una meritocracia con acciones en sus primeros días en el cargo que desafían la Constitución. Con el vil garrote de su firma, Trump ha borrado los años de Biden demostrando cómo busca gobernar con valores redactados a su medida.
Masculinidad y hombres blancos
El enfoque inicial del presidente ha sido recompensar la masculinidad y restaurar a los hombres blancos el lugar que, según dice, les corresponde en nuestra democracia y sociedad. Trump ha emitido órdenes ejecutivas liberando de la prisión federal a muchas de las personas que irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero de 2021; ha reescrito los criterios para conseguir la ciudadanía; y ha puesto fin a las protecciones federales contra la discriminación, las iniciativas de diversidad y una definición más amplia de género.
La agenda de Trump se escribe en términos incendiarios y el efecto acumulativo de sus primeras acciones es un intento de definir a su medida cómo ciertas personas, sus votantes, participan de la vida pública. Es una dirección única en desacuerdo con el resto de los ciudadanos que desean una sociedad más libre, más justa, más igualitaria e inclusiva. Ciudadanos que apuestan por la equidad racial y de género como parte de una democracia saludable.
Anticonstitucional
Días después de firmar una orden cambiando los criterios para acceder a la ciudadanía norteamericana, un juez federal de Seattle dijo que esa orden era “descaradamente inconstitucional” y emitió una restricción temporal para bloquearla. John Coughenour, juez designado por Ronald Reagan, accedió a la solicitud del fiscal general de Washington, Nick Brown, y de otros 22 estados liderados por demócratas, entre ellos California, para que se emitiera una orden de emergencia que detuviera la implementación de la política durante los próximos 14 días mientras hay más sesiones informativas sobre la impugnación jurídica.
“He estado en este puesto durante más de cuatro décadas. No recuerdo otro caso tan claro”, dijo Coughenour. “¿Dónde estaban los abogados cuando se tomó la decisión de firmar la orden ejecutiva?”, preguntó el juez. Dijo que le “asombró” que cualquiera abogado afirmara que la orden era constitucional. Estados liderados por demócratas están buscando una restricción temporal, argumentando que la orden ejecutiva de Trump es una flagrante violación de la 14ª Enmienda de la Constitución, que garantiza la ciudadanía a todos los niños nacidos en suelo estadounidense”.
Washington y los otros estados argumentan que el fin de la ciudadanía por nacimiento cargará financiera y logísticamente sus programas estatales, ya que esos niños se verán privados de los beneficios federales a los que tendrían derecho como ciudadanos.
El jueves en la Casa Blanca, Trump dijo a los periodistas que la Administración impugnará el fallo del juez Coughenour.
Sólo unos pocos se benefician
El presidente Donald Trump prometió durante su campaña hacer grande a Estados Unidos, una prioridad para su segundo mandato que en realidad establece unos criterios para unos ciudadanos que se benefician de sus órdenes y otros criterios destinados a los estadounidenses de segunda que no aceptan o viven bajo el paradigma del 47 Presidente.
“Trump y todas las personas que lo rodean entienden profundamente que la equidad de género y la democracia están vinculadas, y tienen una agenda muy amplia para socavar nuestra democracia”, dijo Fatima Goss Graves, presidenta del Centro Nacional de Derecho de la Mujer. “Mantendrán una narrativa llena de ideas restringidas de género para luego desmantelar los derechos incluso de aquellas personas que han confiado en ellos”.
Dos únicos géneros
Durante su campaña electoral, Trump dijo a sus votantes que protegería a las mujeres, “les guste o no” y emitió una orden ejecutiva el lunes, titulada: “Defender a las mujeres del extremismo de la ideología de género y restaurar la verdad biológica al gobierno federal”. Trump ordenó al gobierno federal reconocer al hombre y a la mujer como los únicos géneros, borrando efectivamente a los estadounidenses transgénero y no binarios de la vida pública bajo el pretexto de preocuparse por la seguridad de las mujeres.
Trump también indultó a cientos de personas, en su mayoría hombres blancos, muchos de ellos acusados o condenados por delitos violentos, que atacaron el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, en un esfuerzo por detener la certificación de las elecciones de 2020 que Trump afirmó falsamente que había ganado. Muchos de ellos están regresando a sus comunidades después de haber sido entregados por familiares, vecinos u otras personas que pueden verse afectadas ahora por estos ciudadanos violentos. Su liberación fue otra promesa de campaña cumplida por Trump, cuya reelección lo aisló de más procesamientos o consecuencias por su presunto papel en el ataque al Capitolio.
Sin duda, el nuevo presidente de Estados Unidos cumple las promesas que dio a sus votantes durante la campaña, aunque muchas de esas órdenes que firma le convierten en un dirigente a la medida de sus votantes MAGA sin importarle lo que piensa el resto de los votantes.
Un futuro más oscuro
Da la sensación de que Estados Unidos no aprendió nada de su pasado mientras es testigo de la autoritaria toma de instituciones más audaz de su historia. Si bien la primera victoria de Trump fue catastrófica para los derechos humanos, esta segunda presagia un futuro mucho más oscuro para aquellos ciudadanos que no encajan en sus políticas.
Donald Trump llega preparado. Con las órdenes ejecutivas dictadas a la medida por una corte de ideólogos de alto poder con un interés profundamente arraigado en el desmantelamiento de la Constitución estadounidense y la desvinculación de Estados Unidos del derecho internacional de los derechos humanos. Hoy, el Estado de derecho secular está amenazado en Estados Unidos y la igualdad firmada por sus padres fundadores parece desaparecer ante la tinta cruel de Donald Trump.