A pesar de que la expectación es máxima, el testimonio de Dominique Pelicot tendrá que esperar. El juicio que ha conmocionado a Francia se ha torcido tras el anuncio de que Dominique, acusado de drogar a su mujer Gisèle y permitir que más de 50 desconocidos violasen su cuerpo inconsciente durante diez años, no podrá testificar debido a problemas de salud. Según Roger Arata, presidente de la corte criminal de Vaucluse, el acusado principal del caso sigue enfermo y se ha tomado la decisión de posponer su testimonio.
El martes por la mañana, al inicio de la audiencia, Roger Arata declaró: “Ayer se le realizaron pruebas para análisis. El cuerpo médico aún no tiene los resultados. El señor Pelicot seguiría enfermo. Hoy solicitaré una atención urgente”. El juicio podría incluso ser suspendido durante varios días, a la espera de la mejora del estado de salud de Pelicot, lo que podría retrasar aún más el desarrollo del proceso judicial.
Este retraso ha sido aceptado por las partes civiles, ya que, según el abogado Stéphane Babonneau, “Madame Pelicot y sus hijos no desean declarar en ausencia de Dominique Pelicot”.
Siempre con problemas
Dominique Pelicot, que iba a testificar por primera vez desde que comenzó el juicio el 2 de septiembre, ya había sido eximido de la audiencia del lunes debido a supuestos problemas intestinales. A pesar de que su declaración es muy esperada, las excusas sobre su estado de salud siguen siendo un obstáculo. Por eso, se espera que la corte tome una decisión sobre la suspensión temporal del juicio cuando los resultados médicos estén disponibles.
Según las acusaciones, Dominique se valió de un complejo cóctel de fármacos para drogar a su esposa sin su conocimiento. Tras administrarle dosis que podrían haber sido hasta mortales, permitía que decenas de hombres, reclutados por él a través de internet, la violaran. Estos hechos ocurrieron entre 2011 y 2020, en su mayoría en la localidad de Mazan, en el sur de Francia. Las pruebas contra él incluyen 4.000 fotografías y vídeos que documentan estos abusos.
La víctima, Gisèle Pelicot, ya declaró el jueves pasado que fue drogada por su esposo con somníferos y que los policías le salvaron la vida al investigar el ordenador de su marido. Gisèle, que está en proceso de divorcio de Dominique, relató con precisión el espantoso día en que descubrió lo sucedido a través de imágenes que mostraban las violaciones.
Completo psicópata
El proceso judicial es muy complejo, ya que además de Dominique Pelicot, hay otros 50 acusados, todos involucrados en las violaciones. Entre las declaraciones de expertos y familiares destaca la descripción de la personalidad de Dominique, descrita por los expertos como la de un hombre manipulador y con una total falta de empatía. De hecho, el Dr. Paul Bensussan, psiquiatra forense, comentó en los juzgados que Dominique “se adapta a medida que avanza el juicio”, lo que sugiere que es propenso a mentir y cambiar su versión de los hechos según le convenga.
Los expertos también han señalado la naturaleza perturbadora de las inclinaciones sexuales del acusado, sugiriendo que sus fantasías bordean la necrofilia. El Dr. Bensussan describió a Pelicot como una figura con dos caras: por un lado, un hombre aparentemente respetable, y por otro, alguien capaz de actos atroces, como el personaje de “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”.
El martes por la tarde estaba previsto que testificara un experto en informática, el hombre que analizó los dispositivos electrónicos de Pelicot y encontró todo el material incriminatorio. Pero la ausencia de Dominique ha dejado en el aire todo el desarrollo del juicio, incluyendo este testimonio tan clave. Por eso, las autoridades judiciales esperan que el acusado esté en condiciones de asistir a las próximas sesiones para que el proceso pueda continuar sin más interrupciones.
Hasta ahora, el juzgado ha escuchado los testimonios de varios testigos y expertos, entre ellos familiares de la víctima. La hija de Dominique Pelicot, Caroline Darian, fue especialmente crítica con su padre, refiriéndose a él como “progenitor” y acusándolo de no haber mostrado nunca empatía hacia las mujeres, aunque durante décadas se mostró como un esposo y padre ejemplar.