Dicen que una imagen vale más que mil palabras y Melania Trump ha hablado alto y claro con su retrato oficial como la 47 primera dama de Estados Unidos. Este segundo mandato de Donald Trump no se parece al primero, viene marcado por el control absoluto en cada decisión y la foto oficial de Melania que ha presentado este lunes la Casa Blanca refleja ese mismo sentimiento.
La imagen en blanco y negro fue tomada por la fotógrafa belga Régine Mahaux en el Salón Oval Amarillo un día después de que su esposo prestara juramento como el 47º presidente. Melania, de 54 años, aparece con el rostro serio vestida con un traje de chaqueta oscuro de Dolce & Gabbana y una camisa blanca abierta en el cuello. Sus manos se apoyan en una mesa donde se refleja su imagen y detrás se puede ver el Monumento a Washington, un gran obelisco símbolo de poder. Una instantánea que contrasta con la dulce sonrisa a color de su retrato oficial en 2017 cuando Trump fue elegido presidente de Estados Unidos por primera vez. Mahaux, amiga de Melania, lleva más de 20 años fotografiando a la familia Trump.
El segundo retrato oficial de Melania
“Me he sentido realmente honrada de haber sido elegida para fotografiar este retrato oficial por segunda vez”, dijo Mahaux a la BBC el lunes. Fue ella quien también fotografió a Melania en 2017, para el primer mandato de Trump. “Como artista, trabajar con una mujer que inspira tanto es un gran privilegio. Es una perfeccionista y está realmente involucrada en el proceso creativo”, confesó Mahaux, la fotógrafa favorita de los Trump.
Si bien la ventana de la primera imagen era reconocible para quienes conocen la Casa Blanca porque estaba ubicada en las dependencias familiares de la mansión ejecutiva, ésta, ubicada en la Sala Oval Amarilla frente a la Elipse, presenta el Monumento a Washington justo a la izquierda detrás de la Primera Dama. Llama la atención la posición de su cuerpo delante de este conocido obelisco, símbolo del poder conferido a la primera presidencia. Construido en mármol, este monumento honra a George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos. La estructura se caracteriza por una base cuadrada de cuatro lados que se estrecha hasta formar un piramidón isósceles en la parte superior, simbolizando el renacimiento. Este tipo de escultura lo identificó Carl Friedrich Jung como un símbolo fálico en su “Psicología del inconsciente” y en un contexto más popular, en la epopeya bíblica cinematográfica de 1956, ‘Los Diez Mandamientos’, Cecil B. De Mille hizo de la construcción de un obelisco la pieza central de una escena que establece la rivalidad cargada de testosterona entre el Ramsés II de Yul Brynner y el Moisés de Charlton Heston.
Control y firmeza
Volviendo a la foto, vemos como las manos de Melania se colocan firmes sobre una mesa donde se refleja su imagen en un intento de comunicar una disposición de ponerse manos a la obra para actuar con control. Su pose refleja poder porque se siente extraordinariamente cómoda frente a la cámara, y esto probablemente tenga mucho que ver con su pasado como modelo y su relación de confianza hacia Mahaux con quien lleva trabajando las últimas dos décadas. La señora Trump confía en que Mahaux comunique con precisión su mensaje. Nos queda claro que la primera dama se ha mudado del espacio marginal de la vivienda familiar, donde aparecía en el 2017, a la habitación justo encima de la Oficina Oval dispuesta a ejercer como Primera Dama.
La imagen dista mucho de los retratos oficiales de otras primeras damas que eran mucho más coloridas. La elección de la fotografía en blanco y negro está diseñada para comunicar con severidad su posición, lo que indica que podría estar planeando tomar un papel más activo en la Administración, o al menos más activo que en el primer mandato.
Del traje a la postura de Melania Trump
Los analistas norteamericanos repiten sin descanso que Melania Trump está en una clásica pose de poder. Desde el traje hasta la postura, el nuevo retrato no ha dejado a nadie indiferente porque parece cuidadosamente orquestado para exudar un tipo de poder que contrasta con el papel tradicional de la primera dama de suavizar una presidencia ante los ojos del público y hacerla sentir más humana. Puede que su camisa esté desabrochada pero sus hombros son afilados y acentuados. Sus amplias solapas podrían recordar los trajes del Nueva York de los años 80, pero con una silueta más esculpida y moderna.
Sus ojos miran directamente a la cámara como un desafío. Si anteriores primeras damas como Michelle Obama y Jill Biden hicieron de la accesibilidad su marca, en su retrato oficial Melania aparece enigmática y misteriosa, un elemento integral de su personalidad. Melania deja de ser la esposa solidaria para tomar las riendas y convertirse en un socio igualitario en la Administración Trump. La falta de sonrisa de Melania en su segundo retrato parece una elección calculada con la que intenta igualar el retrato de su marido.
Una fotógrafa conocida para los Trump
Regine Mahaux es una fotógrafa belga que ha retratado regularmente a la familia Trump desde 2006. El estilo creativo de Mahaux le permite traducir sin esfuerzo las personalidades de sus modelos y ha fotografiado a celebridades, políticos, empresarios y miembros de la realeza entre los que destacan: Robert de Niro, Lewis Hamilton, Karolina Kurkova, Roger Federer, Hillary Swank, el Príncipe y la Princesa de Mónaco, Rita Ora, Jean-Claude Van Damme y la familia Trump. Inicialmente trabajó en el campo de la publicidad antes de pasarse a la fotografía. Mahaux ahora se especializa en fotografías de celebridades y se ha vuelto mundialmente conocida por sus retratos en cabeceras internacionales como Vanity Fair y Time.