Desafíos

Defensa, Donald Trump y ultraderecha: los nuevos retos de Von der Leyen para la UE

Reelegida para un segundo mandato, Von der Leyen se enfrenta a la compleja tarea de mantener la unidad y estabilidad de la UE en medio de crisis internas y tensiones internacionales

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La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen Efe

Ursula von der Leyen ganó las elecciones internas que le garantizaron una segunda legislatura a la cabeza de la Comisión Europea. Una ocasión histórica, ya que Von der Leyen fue, en 2019, la primera mujer en lograr el cargo. Pero la celebración fue breve y agridulce; a día de hoy, la presidencia del bloque es un regalo envenenado debido a la frágil situación política europea y problemas como la invasión de Rusia a Ucrania y la resaca de la pandemia. Además, las tensiones geopolíticas han aumentado, lo que complica aún más la estabilidad de la región.

Por eso, uno de los retos más cruciales que enfrenta Von der Leyen es la creación de una unión de defensa europea. La presidenta ya ha prometido un “mercado único para la defensa” y proyectos comunes como un “Escudo Aéreo Europeo”. Sin embargo, la falta de consenso sobre qué equipamiento comprar, dónde fabricarlo y cómo financiarlo ha sido un obstáculo significativo. Luego está la rivalidad entre Francia y Alemania y la protección de los productores nacionales de armas, que complican aún más la situación —además de, como siempre, las prioridades nacionales y la soberanía, que siguen siendo barreras considerables.

Von der Leyen

Ursula von der Leyen reacciona tras ser reelegida

La política de defensa europea también está en juego debido a la incertidumbre en la relación transatlántica. Si Donald Trump regresa a la presidencia de Estados Unidos, podría retirar el apoyo a Ucrania y reducir la inversión en la OTAN, lo que obligaría a Europa a asumir una mayor responsabilidad en su propia defensa. La dependencia de Europa de Estados Unidos para su seguridad ha sido un tema de debate durante décadas, pero la creciente amenaza de Rusia ha llevado a algunos países a reconsiderar su postura sobre la defensa europea integrada.

El auge de la ultraderecha

Un problema importante es el nuevo poder de los partidos de extrema derecha en el Parlamento Europeo, pertenecientes a los grupos Patriotas por Europa, Soberanistas, y Conservadores y Reformistas Europeos. Estos partidos, que ganaron alrededor del 30% del apoyo en las últimas elecciones, complicarán el proceso legislativo y obstaculizarán las ambiciones regulatorias de la Comisión, especialmente en lo que respecta a la transición verde. Son partidos que han capitalizado el descontento popular con temas como la inmigración y la economía, y su influencia creciente pone en riesgo la unidad dentro de la UE y el apoyo a Von der Leyen.

A nivel económico

Uno de los desafíos más antiguos (y persistentes) que enfrenta Von der Leyen es la integración de los mercados de capitales. A pesar de la promesa de crear una “Unión Europea de Ahorros e Inversiones”, la resistencia a la supervisión centralizada y las diferencias en las reglas fiscales y de quiebra entre los estados miembros han dificultado el progreso. Aunque medidas más suaves, como un producto de inversión paneuropeo, podrían avanzar, la supervisión bancaria centralizada seguirá siendo un tema polémico, porque la falta de armonización fiscal y legal entre los países miembros sigue siendo un obstáculo importante. La clave está en las diferencias en las políticas nacionales, que complican la creación de un mercado de capitales unificado.

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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

La revisión de las normas de competencia también será un punto clave en la agenda de Von der Leyen. Su enfoque en la “innovación y la resiliencia” ha reavivado el debate sobre la relajación de los controles de fusiones para permitir el crecimiento de empresas más grandes. Sin embargo, cualquier movimiento sustancial en esta dirección enfrentará una fuerte oposición de los países que buscan proteger a las pequeñas empresas y mantener una competencia justa. Un ejemplo estrella de la rigidez actual de las normas fue la prohibición de la fusión entre Siemens y Alstom en 2019: las empresas europeas argumentan que necesitan ampliar escala para competir globalmente, especialmente contra gigantes estadounidenses y chinos.

Otro desafío importante es la vinculación del presupuesto de la UE con el estado de derecho. Von der Leyen ha prometido condicionar las asignaciones nacionales del presupuesto de la UE al cumplimiento de las normas democráticas y los derechos fundamentales, lo que ha provocado enfrentamientos con países como Polonia y Hungría — pero también se percibe como una herramienta bastante buena para detener el retroceso democrático. Los países del norte de Europa, en particular, apoyan firmemente estas condiciones como una forma de garantizar la integridad del gasto de la UE. Sin embargo, algunos miembros del sur y este de Europa ven estas medidas como intervenciones en su soberanía nacional.

Prioridades europeas

Von der Leyen también prometió centrarse en los jóvenes, dando prioridad en su agenda al acceso a la vivienda y la salud mental juvenil. Como parte de sus promesas electorales, destacó la necesidad de abordar la crisis de salud mental exacerbada por el uso excesivo de las redes sociales y ha prometido tomar medidas contra el acoso cibernético. Sin embargo, la regulación del tiempo de pantalla y la aplicación de las leyes siguen siendo competencias nacionales. Y la falta de vivienda asequible, problema agudo en ciudades europeas como París, Berlín y Madrid, pertenece también al ámbito nacional. Por lo demás, el problema empeoró por la crisis económica post-pandemia y la inmigración, dos problemas sobre los que también tiene autoridad el gobierno de cada país.

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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

Luego está, por supuesto, la política más característica de Von der Leyen, su política de transición verde, que incluye medidas como el Mecanismo de Ajuste en la Frontera de Carbono… y enfrenta una fuerte oposición. Aunque ella ha prometido continuar con la transición verde, los nuevos reglamentos ya han sido blanco de críticas por parte de los partidos de centro-derecha y extrema derecha. Estos críticos argumentan que las nuevas regulaciones pueden ser perjudiciales para la competitividad industrial. Además, algunos sectores económicos temen que la transición verde pueda resultar en pérdidas de empleo y costos más altos.

Peligro desde el exterior

Otro punto doloroso: la relación del bloque con China, aspecto crítico de la política exterior de Von der Leyen. Aunque ha mantenido una postura dura hacia China, las relaciones entre la UE y China están influenciadas por la política de Estados Unidos.

Y si el próximo presidente de EE UU adopta un enfoque más pragmático hacia China, la UE podría inclinarse hacia una mayor cooperación con Pekín. Pero las tensiones comerciales y las preocupaciones sobre los derechos humanos en Xinjiang y Hong Kong complican aún más esta relación, aunque, a pesar de estas dificultades, China sigue siendo uno de los socios comerciales más importantes de la UE.

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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a su llegada a la cumbre de paz en Suiza

Ahora, a Von der Leyen le toca gestionar la rivalidad geoestratégica con China y el apoyo sostenido a Ucrania contra la invasión rusa. Son desafíos que requerirán atención constante y fondos importantes, mientras Pekín intenta dividir a Europa y socavar la agenda de reducción de riesgos de la UE. La guerra en Ucrania ha tensado los recursos financieros y militares de muchos estados miembros. La necesidad de una respuesta coordinada y unificada sigue siendo crucial para la estabilidad de la región.

Por eso y por varios motivos más, la elección presidencial en Estados Unidos es otra preocupación importante. Una Administración estadounidense menos amigable —liderada, por ejemplo, por Donald Trump— podría dificultar el fortalecimiento de los lazos transatlánticos. Von der Leyen, una transatlanticista de corazón, buscará mantener la relación estrecha con Estados Unidos, pero enfrentará dificultades si Trump regresa al poder, porque su posible reelección podría llevar a un aumento del proteccionismo económico.