A finales del mes pasado tuvo lugar la Ruta por la Justicia y la Libertad de los Presos Políticos en Venezuela, una iniciativa que consistió en un recorrido con paradas ante diferentes instituciones del Estado donde los familiares y amigos de los secuestrados por el régimen de Nicolás Maduro exigieron el cese de la represión y el cumplimiento de los derechos humanos de los detenidos por motivos políticos.
En realidad, fueron muchas las reivindicaciones reclamadas en el vía crucis organizado por el Comité de Familiares y Amigos por la Libertad de los Presos Políticos. En cada estación, los denunciantes demandaron el cese de las desapariciones forzadas; respeto a la integridad física, sicológica y moral a sus deudos; que les digan dónde los tienen; que puedan visitarlos de manera periódica, que puedan comunicarse con ellos y llevarles comida, ropa limpia y medicinas; que reciban los recursos de habeas corpus en todos los tribunales del país; que respeten el debido proceso y el derecho de los presos a designar un abogado de su confianza.
–La situación de los presos políticos en Venezuela es dramática -resume Sairam Rivas, activista política de 31 años, cofundadora del Comité de Familiares y en la actualidad integrante de la coordinación del mismo-. En el Helicoide hay 23 aislados e incomunicados, sin derecho a visitas, llamadas ni defensa privada, y cuya única fe de vida es la ropa sucia. En El Rodeo I, donde los presos están en celdas donde coexisten las camas de hormigón con las letrinas, a los familiares les ponen capuchas para llevarlos hasta el lugar donde ven a los presos a través de un vidrio, con un teléfono y con un oficial presente, cero privacidad. En Tocorón impera la insalubridad e incluso la comida en mal estado.
De la plaza al Helicoide
Sairam Rivas es defensora de derechos humanos, activista por la democracia en Venezuela y dirigente de la Dirección Nacional del partido Bandera Roja. Estudió Trabajo Social en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde formó parte del movimiento estudiantil y llegó a ser presidenta del Centro de Estudiantes de Trabajo Social (2012-2015) y Secretaria de Asuntos Internacionales de la Federación de Centros Universitarios.
Su trabajo en la organización de los estudiantes no se limita al espacio universitario. En 2020, fundó el proyecto LuCHAMOS, [en Venezuela, a los menores se les dice “chamos”] para promover la participación ciudadana de niños y adolescentes.
Víctimas y presos
En los últimos años, se ha dedicado a trabajar con víctimas de la represión, ex prisioneros políticos y familiares de presos políticos.
En 2014, mientras era dirigente estudiantil, fue encarcelada durante cinco meses por su participación en protestas pacíficas en defensa de la democracia y los derechos humanos. Su pareja, Jesús Armas, fue detenido el 10 de diciembre y está en prisión.
Detenida en el Helicoide
-Yo estuve detenida en el Helicoide cuando era presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de UCV -confirma Sairam Rivas-. Me detuvieron cuando el régimen desmanteló los campamentos creados por estudiantes en Caracas como respuesta a la militarización de las plazas, espacios públicos de los que fue desplazada la ciudadanía al ser tomadas por militares y policías.
Nosotros pusimos carpas en distintas plazas y una noche los militares las desmantelaron y más de 250 jóvenes fuimos detenidos. Nos llevaron al comando de la Guardia Nacional Bolivariana y tres días después yo fui “privada de libertad” y me llevaron al Helicoide, donde estuve cinco meses, reducida al espacio de una oficina convertida en celda, dos de esos meses estuve impedida de salir al sol. Tras cinco meses, fui puesta en libertad con medidas cautelares.
Hay que organizarse
Al salir del Helicoide, Rivas no consideró ni un minuto el exilio ni el retiro de la escena política.
-Retomé mi liderazgo en el movimiento estudiantil. Entonces se produjo el encarcelamiento y condena de dieciséis años de cárcel de seis sindicalistas, cuatro de los cuales militantes de mi organización política, Bandera Roja. Al acercarme a colaborar, pude ver la desarticulación de los familiares de los presos políticos, al tiempo que aumentaba la represión y el número de detenidos. Vimos la necesidad de organizar un comité de familiares por la libertad de los presos políticos y visibilizar la tragedia que se vive como familia, así como las condiciones de horror del presidio político en Venezuela.
Lograr la excarcelación
Desde hace dos años, el Comité ha estado en intensa actividad. “Organizamos protestas, vigilias, acciones a las puertas de las instituciones del Estado, exigencias de revisión de casos en la Fiscalía; en fin, fortalecimos la articulación de los familiares hasta lograr la excarcelación de muchos presos políticos, incluidos los sindicalistas”.
En los últimos meses, el trabajo del Comité se ha concentrado en orientar a los familiares en cómo actuar en los primeros momentos. “Sobre todo, en casos de detención arbitraria y desaparición forzada, que son los nuevos patrones que se están perpetrando. De hecho, de unos meses para acá, a todos los presos políticos que han secuestrado los han desaparecido”.
El novio preso
En la noche del 10 de diciembre de 2024, el activista político Jesús Armas fue detenido por hombres encapuchados y obligado a ingresar a un vehículo sin placa de identificación. Para el 2 de diciembre de ese año, según la ONG Foro Penal, había 1.905 presos políticos en Venezuela, incluido 42 menores de edad.
El Panel de Expertos Independientes de la OEA denunció la desaparición de Armas ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y su secretario general, Luis Almagro, condenó la detención al día siguiente, haciendo responsable al gobierno venezolano por su bienestar.
Una pareja activista
-Jesús y yo vamos a cumplir tres años de novios en mayo -dice Rivas-. Él también está dedicado al activismo político. En este momento no milita en ningún partido, es independiente, pero durante diecisiete años militó en Primero Justicia. Su área específica, en los derechos humanos, es la capacidad de acceso de los ciudadanos a los servicios públicos. De hecho, acompañó a la ciudadanía en distintas protestas por la falta de acceso al agua, por el mal funcionamiento del servicio eléctrico y por las fallas del Metro de Caracas.
Presidente de la ONG Ciudadanía sin límites, dedicada a la exigencia de servicios públicos de calidad para todos, Armas se desempeñaba también como profesor en la Escuela de Estudios Políticos de la UCV, donde trabajaba en una investigación sobre la eventual recuperación de la industria petrolera en Venezuela. Fue parte del comando de organización de la campaña de Edmundo González Urrutia.
-Jesús fue desaparecido el 10 de diciembre de 2024, irónicamente, el Día Internacional de los Derechos Humanos. Lo tuvieron desaparecido ocho días, cuatro de ellos en una casa clandestina de detención del SEBIN, luego fue presentado de forma telemática. Aún no sabemos los cargos que le imputan. Por supuesto, se le violó el derecho a la defensa. El 18 de diciembre confirmamos que lo habían llevado al Helicoide, su sitio de reclusión hasta este momento. Lo mismo que otros 23 presos políticos en el Helicoide, está incomunicado, aislado, sin derecho a visitas ni llamadas. Desde que lo secuestraron, yo solo pude verlo 15 minutos, antes de que lo llevaran al Helicoide, por eso sé que lo tuvieron en una casa clandestina del SEBIN, donde lo torturaron asfixiándolo con bolsas plásticas. En ese momento, yo hice público estas cosas y ellos lo aislaron. No he podido verlo más. Sus padres no han podido verlo desde el día del secuestro.
“El silencio no es una opción”
Al consultarla acerca del dilema de muchos familiares de presos políticos, quienes dudan acerca de la conveniencia de darle publicidad a los casos por temor a represalias del régimen, Sairam Rivas explica este es uno de los aspectos más importantes del Comité de Familiares. “Nosotros les explicamos la importancia de documentar, denunciar y visibilizar los casos, que el silencio no es una opción, que visibilizar más bien beneficia al detenido y contribuye a proteger su integridad física”.
Según la joven e incansable activista, los objetivos del Comité van más allá de pancartear en la cara del opresor. “Nos proponemos crear memoria para que los crímenes de lesa humanidad que se están perpetrando en Venezuela encuentren justicia y no vuelvan a repetirse”.