Aniversario

Cuando Francia consagró el derecho al aborto en la Constitución

El blindaje del aborto en la Carta Magna francesa cumple un año en pleno debate del consentimiento tras el caso Gisèle Pelicot

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El presidente francés, Emmanuel Macron, habla durante la ceremonia para sellar el derecho al aborto en la Constitución francesa EFE/EPA/Gonzalo Fuentes / POOL MAXPPP OUT

París, 18:45 horas. En esta tarde de invierno del 4 de marzo de 2024, la pantalla gigante instalada en la explanada del Trocadero, en el oeste de la ciudad, no retransmitía ningún partido de fútbol, sino una sesión especial del Congreso. El público, mayormente de mujeres, acompañaba desde hacía horas cada voto depositado. Antes de llegar a las 19 horas, la Torre Eiffel centellea y el cielo se cubre con una marea de humo violeta: por 780 votos en favor y 72 en contra, Francia se convierte en el primer país del mundo en inscribir la libertad de abortar en la Constitución. Desde entonces, el país se ha enfrascado en un nuevo debate sobre los derechos sexuales de la mujer: la noción del consentimiento puesto a la orden del día desde el caso de Gisèle Pelicot.

Mientras la multitud baila al ritmo Run the World (Girls), de Beyoncé, la frase “mi cuerpo, mi decisión”, en francés, se proyecta sobre el hierro decimonónico de la Torre. Motivos para celebrar, los hay. En las calles y en el Congreso.

Un voto por mayoría

“Lo hicimos por nuestras madres, nuestras hijas, nuestras hermanas y todas las mujeres desconocidas de hoy y de mañana”, declaró a Artículo14 Véronique Riotton, diputada oficialista, para quien la introducción del famoso párrafo al artículo 34 no se trató simplemente de una “medida simbólica”, sino de algo bastante concreto.

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La diputada francesa, presidenta de la Delegación para los Derechos de la Mujer, Véronique Riotton

De aquel día de la votación en el Palacio de Versalles -donde excepcionalmente se reúnen las dos Cámaras para revisiones constitucionales-, Riotton guarda recuerdos “de un fuerte consenso” que logró unir a casi todos los partidos políticos. Los votos a favor sobrepasaron con creces la mayoría de tres quintos necesaria para modificar la Constitución de la V República. Cuatro días después, el 8 de marzo, una ceremonia pública selló la ley en la Carta Magna.

Ante el retroceso de las libertades

“Como vimos en Estados Unidos, los derechos de las mujeres nunca pueden darse por sentados. Una sola ley habría bastado para restringir la libertad de las mujeres en Francia a recurrir al aborto”, afirmó. En 2022, la Suprema Corte americana anuló una sentencia que desde 1973 protegía el derecho a abortar a nivel nacional. A continuación, decenas de estados restringieron la práctica.

Otro caso reciente bastante citado por las activistas francesas fue en Brasil, donde el aborto solo es permitido en caso de violación o de feto con anencefalia. En 2020, bajo el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, la ley se hizo aún más dura: se pasó a exigir al médico enseñar a la mujer embarazada que cumpla con el requisito para abortar una ecografía del feto antes de cualquier decisión.

Cambiar también la definición de violación

“Con el auge de los movimientos contra el derecho a decidir y su creciente financiación y apoyo político en Europa y en todo el mundo, es crucial establecer salvaguardias (…) a los derechos de la mujer”, señala Riotton. “Con esta misma certeza queremos cambiar la definición penal de la violación“.

En su tercer mandato como diputada macronista, la hoy presidenta de la Delegación para los Derechos de la Mujer en la Asamblea Legislativa sigue la lucha en pro de las mujeres. Junto con su colega, la ecologista Marie-Charlotte Garin, propuso un proyecto de ley para incluir el consentimiento en la definición penal de la violación. El tema, que ya estaba siendo debatido en la Asamblea, ha resurgido con toda fuerza con el juicio que condenó en diciembre de 2024 a 51 acusados de violar Gisèle Pelicot, durante años sometida químicamente por su entonces marido.

La lucha por los derechos reproductivos

La batalla por los derechos reproductivos de la mujer que culminó en el Congreso de Versalles empezó más de medio siglo antes. En Francia, el aborto era un delito desde el Código Penal de 1810, y la ley de 1920 reforzó su prohibición. Con la ola del movimiento feminista de mediados del siglo XX, la presión por el derecho al aborto se hizo escuchar. En abril de 1971, 343 mujeres firman un manifiesto en la prensa declarando haber abortado y clamando por el aborto libre. Entre ellas, la célebre abogada Gisèle Halimi, que crea una asociación abortista con nada menos que Simon de Beauvoir.

Halimi también entraría en la Historia al participar en juicios que impulsaron los derechos de las mujeres, como el de Bobigny, cuando defendió a cinco mujeres, entre ellas una joven que abortó tras ser violada a los 16 años por un compañero del instituto, y otras de su entorno (como su madre), acusadas de complicidad o práctica de aborto. Con el acuerdo de las demandadas, Halimi invierte la relación de fuerzas y convierte el momento en un juicio político, donde celebridades acuden para defender a las acusadas –Simone de Beauvoir, los premios Nobel Jacques Monod y François Jacob, asimismo que figuras católicas progresistas. El caso fue tan difundido en los medios que logró presionar a la Justicia y a los políticos.

La despenalización del aborto

En 1975, tras un acalorado debate, se adopta la llamada “ley de Veil”, en homenaje a su redactora, la entonces ministra de Sanidad Simone Veil. El texto autoriza durante cinco años la interrupción voluntaria del embarazo (IVG, en francés). En otras palabras, se despenaliza el aborto. Pero habrá que esperar hasta 1979 para que la ley sea definitiva, y con una votación ajustada: 271 votos en favor y 201 en contra.

La imagen de Simone Veil liderando la lucha social (Archivo)

Desde entonces, sucesivos marcos jurídicos han tratado de ampliar y mejorar el acceso al aborto. Se destacan, por ejemplo, la gratuidad de la atención a las pacientes que quieran interrumpir el embarazo y el derecho al anonimato de las mujeres.