Cuando el horror de la guerra llega hasta el deporte de élite

Tras el atentado en el que Diana Svertov salvó milagrosamente la vida, Artículo14 habla con la juez internacional Mónica Fornié sobre el estado de la gimnasta

La guerra desatada en Oriente Próximo ha afectado también al deporte de élite. El último caso que ha conmocionado al mundo de la gimnasia ha sido el de Diana Svertov. La gimnasta del conjunto israelí, plata en los JJOO, fue víctima este miércoles del atentado terrorista que se vivió en la región de Jaffar en Tel Aviv. La subcampeona olímpica en los pasados Juegos de París, narró en primera persona como presenció el tiroteo.

Dos meses después de subir al segundo cajón del podio para colgarse la medalla de plata por su actuación con el conjunto de gimnasia rítmica, Diana Svertov ha presenciado el tiroteo y la muerte de siete personas. Tal como ella mismo compartió en sus redes horas después del ataque, “los terroristas se habían fijado en mí, vieron mi cadena con los aros olímpicos y me sonrieron” antes de abrir fuego. Diana consiguió salir ilesa del atentado gracias a no haber bajado del tren en el que viajaba.

Horas después del atentando, Artículo14 ha podido conocer a través de la jueza internacional Monica Fornié el estado de la gimnasta.

Monica Fornié, juez internacional española de gimnasia rítmica está muy vinculada al equipo nacional israelí, mantiene una estrecha relación profesional con las gimnastas además de una amistad con su seleccionadora, Ayelet Zussman.

Fornié ha podido contactar con ellas tras el atentado para conocer de primera mano cómo se encuentran tras haber salvado la vida milagrosamente del tiroteo.

“Ella está totalmente en shock. Tuvo que enterrarse entre los cuerpos, hacerse la muerta para poder sobrevivir”, nos explica la jueza. “Lo vio todo, como amenazaban, como asesinaban”, continúa.

Volver a la rutina tras el shock

Fornié nos explica cómo desde el equipo nacional tratan de que su rutina vuelva cuanto antes,  como forma de poder superar el trauma. “Ella se está recuperando, le han propuesto que siga entrenando haciendo vida normal, pero le da pánico. Lo está pasando muy mal” relata la juez. “Ellos estaban llevando la vida con normalidad, ahora ya no”.

“Ya no pueden ir solas a ninguna parte, y aunque están protegidos por la cúpula anti misiles, viven con miedo a los ataques. Este ataque no se lo esperaban”, continúa la jueza,”La incertidumbre de no saber es lo que les está quitando la libertad de salir más allá del trabajo”, comenta Fornié.

Por su trayectoria como juez durante más de 30 años, Mónica conoce bien las peculiaridades de cada una de las nacionalidades. “La mentalidad de las israelíes es tremendamente fuerte. Son muy trabajadoras”. Otra particularidad de estas gimnastas es que están obligadas, como todas las mujeres israelíes, a cumplir con el entrenamiento militar a partir de los dieciséis años. Diana al tener diecinueve ya habría obtenido dicha formación.

La juez internacional Monica Fornié

“Ellas, a pesar de ser deportistas de élite hacen durante dos años el servicio militar“. Sin embargo cree que eso no les exime del horror ante un ataque. “A pesar de que aprender a manejar armas y saben de estrategia, jamás llegan a pensar en vivir el horror en primera persona, su valentía ahí se desmorona“.

Monica Fornier que colabora y trabaja con ellas viaja asiduamente a Tel Aviv. Desde el pasado año, ya vive en primera persona los cambios del conflicto arabe-israelí. “Cuando el año pasado estuve allí, ya no veías a casi nadie por la calle, no era la alegría de la ciudad cosmopolita de años anteriores”, nos explica.

Jueza a los 23 años

Sin duda, Mónica Fornié (Madrid, 1966) es una de las figuras más importantes de la gimnasia rítmica española, pasando también por cargos relevantes en la Federación española y madrileña. Gimnasta y entrenadora, en 1983 ya era juez, lo que la convirtió en una de las más jóvenes de España.

Su primer mundial puntuando fue en 1999 y desde entonces, lleva más tres décadas en una profesión que comporta una gran responsabilidad. “Es auditar el trabajo de los entrenadores, que es una gran responsabilidad. Yo siempre trato de ponerme en el lugar de la gimnasta. Ellas confían en nuestro oficio y en nuestra transparencia”.