La relación entre la UE, la OTAN y Trump está en su punto más tenso en años. Mientras Europa intenta reforzar su papel en las negociaciones para la paz en Ucrania, Donald Trump sigue apostando por una vía unilateral que excluye a los europeos y otorga a Moscú un peso clave en las conversaciones. Esta postura ha generado una reacción inmediata en la UE y la OTAN, que buscan mantener su influencia en un conflicto que afecta directamente a la seguridad del continente.
Europa se enfrenta a Trump por su papel en Ucrania
La creciente fricción entre la UE y Trump se hizo evidente durante la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), donde líderes europeos expresaron su preocupación por los intentos de Washington de tomar las riendas de la negociación con Rusia sin contar con sus aliados. En este contexto, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha convocado una reunión de urgencia en París con los principales líderes europeos y de la OTAN.
A la cita acudirán los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Reino Unido, Italia, Polonia, España, Países Bajos y Dinamarca, además de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Aunque no se ha publicado oficialmente el programa del encuentro, se espera que el debate sobre un posible Ejército Europeo esté sobre la mesa.
La UE no quiere quedar al margen de las decisiones estratégicas que afectan a su territorio y ha dejado claro que ningún acuerdo de paz en Ucrania puede firmarse sin la participación de Kiev ni de Europa.
El desprecio de Trump a Europa y su plan con Rusia
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Un dibujo de Donald Trump y Vladimir Putin | Shutterstock
Desde la Administración Trump, el desprecio hacia la UE y la OTAN ha sido constante. Keith Kellogg, enviado especial de Washington para la guerra en Ucrania, dejó claro que la Casa Blanca no considera que los europeos deban participar directamente en las negociaciones de paz.
Para justificar su postura, Trump ha recordado el fracaso de los Acuerdos de Minsk de 2014 y 2015, que buscaban un alto el fuego en el Donbás y que, según él, no funcionaron debido a la presencia de demasiadas partes en la mesa de negociación. Ahora, el mandatario estadounidense pretende un diálogo directo con Putin, dejando fuera a Europa y a Zelensky. Desde luego, el plan de Trump parece claro:
- Rusia podría anexionarse los territorios ocupados en Ucrania, e incluso otras zonas bajo dominio de Kiev.
- Ucrania quedaría vetada de la OTAN, eliminando una de las principales preocupaciones de Moscú.
- Se eliminarían las sanciones occidentales a Rusia, lo que permitiría a Putin recuperar su economía y fortalecer su influencia global.
Para la UE y la OTAN, este enfoque representa una amenaza. A fin de cuentas, legitima las ambiciones expansionistas de Putin y debilita la estructura de seguridad europea.
La respuesta de Europa y la OTAN: más unidad y más defensa
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El secretario de Defensa de EE UU, Pete Hegseth, en su primera reunión de la OTAN en Bruselas | EFE
Frente a la amenaza de exclusión, los líderes europeos han dejado claro que no permitirán que Trump decida el futuro de Ucrania sin ellos. El primer ministro de Letonia, Edgars Rinkevics, ha advertido sobre el peligro de un acuerdo de paz que solo sirva para dar tiempo a Rusia para rearmarse. “Estoy convencido de que Estados Unidos quiere terminar la guerra. En quien no confío es en Putin, porque, ¿de qué estamos hablando? ¿De una paz duradera o de un cese el fuego que le permita a Rusia prepararse para otra guerra?”, afirmó.
En este contexto, el presidente de Polonia, Donald Tusk, ha comparado la actitud de Trump con la política de apaciguamiento de Neville Chamberlain en la Conferencia de Múnich de 1938, que permitió la expansión de la Alemania nazi. “Nunca más Múnich”, escribió Tusk en su cuenta de X.