Venezuela

Delcy Rodríguez vuelve a dejar en evidencia a España al pisar su embajada

La vicepresidenta de Maduro, que mantiene una estrecha relación con Zapatero, está sancionada por la Unión Europea

Delcy Rodríguez, vicepresidenta y viceministra de Petróleo del régimen de Nicolás Maduro, está sancionada por Unión Europea; y aun así ingresó a la Embajada de España en Caracas para “hablar” con el presidente electo, Edmundo González Urrutia, quien se encontraba resguardado en esa delegación. ¿Habrá que decir que el ámbito consular de un país es su territorio, lo mismo que el delimitado por sus fronteras? No. Eso es sabido. Quiere decir que la sancionada Delcy Rodríguez pisó el suelo español, prohibido para ella, lo mismo que Estados Unidos y Canadá.

También es sabido que no es la primera vez que lo hace. Ya en enero de 2020 aterrizó en Barajas, como Pedro por su casa, y se reunió con el entonces ministro de Transporte, José Luis Ábalos.

La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez

Hay quien ha equiparado los dos abusos. Pero no ha faltado quien difiera. En el primer caso, Ábalos eligió el encuentro con la desacreditada Delcy Rodríguez y, de hecho, cuando el hecho se descubrió, el ministro ensayó varias versiones para justificarlo, ninguna de las cuales coló, por cierto.

Al asilado, ni agua

En esta ocasión es distinto. Edmundo González llegó a la Embajada de España el 5 de septiembre. En la noche del día siguiente, las fuerzas represivas de Maduro se presentaron ante la Embajada de Argentina en Caracas, donde está asilado el equipo técnico de la líder venezolana María Corina Machado. El acoso fue difundido y las imágenes de los uniformados, con armas largas y embozados, produjo pánico. Ya les habían interrumpido los servicios de agua y energía eléctrica, además de impedido el ingreso de alimentos.

Edmundo

Edmundo González Urrutia durante un acto de campaña en La Victoria

Al mismo tiempo, la Fiscalía de la dictadura había dictado una orden de captura contra el presidente electo el 28 de julio de este año con más del 70 % de los votos. Antes de guarecerse en la Embajada de España, González Urrutia había estado en la de Países Bajos, adonde llegó al día siguiente de las elecciones; y en todos esos días no concedió entrevistas y sus comunicaciones fueron escuetas.

Con la nocturnidad propia del chavismo, en la madrugada del 7 de septiembre, Delcy Rodríguez se hizo acompañar por su hermano Jorge, presidente de la Asamblea Nacional, para ir a la Embajada de España. El régimen quería a toda costa la salida del presidente electo de Venezuela y para eso demostró estar dispuesto a ejercer toda la presión que hiciera falta.

Siniestros y macabros

Los hermanos, ambos operadores del régimen, que suele encargarles las tareas sucias, no solo coaccionaron a González, como este lo revelaría este jueves, 19 de septiembre, sino que ¡registraron el asalto con fotografías! Un delito en flagrancia. O varios. Llegar a un territorio que le está vedado a Delcy, actuar con nocturnidad, amenazar a un ciudadano en quien la soberanía popular delegó la conducción del país a través del voto y obligarlo a firmar unos documentos so pena de no dejarlo salir de Venezuela, lo que equivale a encarcelarlo cuando les diera la gana, inventarle delitos (como, en efecto, ya han hecho), humillarlo, torturarlo y hasta matarlo, como ya han hecho con varios presos políticos, fallecidos en prisión.

Mientras, el embajador de España en Venezuela, Ramón Santos Martínez, cabe imaginar que se limitaba a ofrecer café y quizá a murmurar alguna recomendación de no caer en violencias. Esto ha sido afeado por personas e instituciones, en España y en Venezuela. Pero, ¿podía el embajador Santos Martínez hacer otra cosa? Los Rodríguez son conocidos como “los hermanos siniestros”, como los aludió la escritora Ibéyise Pacheco en su novela acerca de estos personajes; o “los hermanos macabros”. No por nada. Si estaban allí es porque Maduro los envió; eso lo sabe el embajador y cualquiera que resida en Venezuela por dos semanas. Los Rodríguez son emisarios de la maldad, de la oscuridad. Edmundo González debía escapar de las garras de Maduro y de sus emisarios, para eso tenía que salir de Venezuela… y eso solo era posible con un salvoconducto expedido por Maduro.

Los no invitados

Frente a esta realidad, al embajador español solo le quedaba señalar dos sillas para los no invitados y facilitar en lo posible aquella “reunión” de la que podía resultar el necesario visado que le abriría las puertas de la libertad y la integridad a González. Bien mirado, fueron dos los coaccionados. Uno ya puede hablar de eso, puesto que está en un país democrático; y el otro, el embajador de España, deberá estar mudo mientras permanezca en Caracas. El asedio a la embajada de Argentina demuestra que Maduro no respeta el fuero diplomático ni las leyes, ni los acuerdos internacionales, ni la importancia que la Madre Patria tiene para Hispanoamérica.

Una imagen de Delcy Rodríguez y José Luis Rodríguez Zapatero

Una imagen de Delcy Rodríguez y José Luis Rodríguez Zapatero

“La puesta en escena de la reunión de los Rodríguez con González Urrutia fue la de unos secuestradores”, dice la profesora de Comunicación Política, Carmen Beatriz Fernández. “Autoincriminatoria, claro, pero también amenazando a la Moncloa. Los hermanos Rodríguez son articuladores de muchas cosas. En el asunto electoral, de los dos, quien ha llevado la batuta es Jorge. En cuanto a Delcy, es cercana al PSOE de Zapatero, porque dentro del PSOE hay actores que juegan a la democracia y dentro de la lógicas de las democracias. Cabe esperar que el tema Venezuela no cayera dentro de las refriegas de los diferentes bandos en España, sino que fuera un asunto que uniera de manera transversal a todas las fuerzas políticas españolas. Yo haría votos porque el PSOE y el PP se pusieran de acuerdo respecto de Venezuela. Pero sí, Zapatero, cercano a Delcy, cada vez está más claro que es un actor que hace lobby y por eso cobra a importantes empresas españolas; a Repsol es muy obvio. Zapatero no es el PSOE, pero es parte importante de éste”.

Firma a cambio de salvoconducto

Al parecer, y según explican otros observadores, dada la proximidad de Delcy Rodríguez con el expresidente Rodríguez Zapatero, aquella daba por hecho que, al fletar a González Urrutia para Madrid, el régimen de Maduro se quitaba un problema. Total, ya había obligado al diplomático a firmar los dos textos que habían llevado preparados y cuyo contenido no vale la pena repetir, puesto que son írritos, y nadie duda que fue el requisito performático para obtener el salvoconducto, que sí fue real. Es como si desconocieran el hecho de que González tiene una larga carrera como diplomático, que conoce muy bien los entresijos del poder, los rituales de las negociaciones. El caso es que la gracia se les convirtió muy rápidamente en morisqueta: González Urrutia es recibido en las más altas esferas como presidente electo en una democracia renqueante que ya no encuentra cómo retomar su camino.

Y Delcy Rodríguez volvió a abofetear a España al hollar su suelo con su planta ilegal. González Urrutia ha dado las gracias al Gobierno español y se ha tomado un par de minutos para comentar que le habían dado a firmar un papel carente de valor. Y ya. Papel mojado y a otra cosa. Por ejemplo, a dar declaraciones en libertad y a seguir luchando para que el próximo 10 de enero se honre la voluntad popular y González esté en Caracas para recibir el poder del derrotado Maduro.