Sin duda, una de las líderes británicas más reconocidas fue Margaret Thatcher, que gobernó Reino Unido durante dos legislaturas consecutivas, entre 1979 y 1990. Fue la primera de las tres mujeres que han liderado el país, aunque sus sucesoras tuvieron menos éxito: a Theresa May le tocó la difícil tarea de gestionar los meses inmediatamente posteriores al Brexit, mientras que Liz Truss, que tomó el relevo tras la dimisión de Boris Johnson, no duró más que 18 días en el cargo.
Pero el dato que destaca es que las tres pertenecieron al Partido Conservador, mientras que los Laboristas aún no han sido capaces de asumir un liderazgo femenino, situación que podría perdurar, ya que, mientras que la próxima líder conservadora podría volver a ser mujer, el Partido Laborista no prevé, de momento, otorgarle a ninguna líder ese poder.
Las posibles sucesoras de Rishi Sunak
El Partido Conservador se dispone a votar por su nuevo líder, y los nombres que se barajan son conocidos en la política británica: se trata de James Cleverly, Robert Jenrick, Mel Stride y Tom Tugendhat. Pero la candidata con más posibilidades es Kemi Badenoch, antigua ministra de Comercio.
Badenoch busca resucitar la tradición de los ‘tories’. En un artículo en ‘The Times’, culpó a un conjunto “incoherente” de políticas por la derrota de su partido y acusó a sucesivos primeros ministros ‘tories’ de permitir que Reino Unido se vuelva “cada vez más liberal” y de tolerar la “desagradable política de identidad”. Añadió que la “renovación” es la primera tarea para el nuevo líder del partido y que su objetivo es reconstruir el partido para 2030.
Es muy popular y goza de altos índices entre los miembros del partido. Pro-Brexit, Badenoch ya había competido por el liderazgo tras la renuncia de Boris Johnson, quedando cuarta a pesar de tener un perfil relativamente bajo. Y es que fue en su antiguo cargo de ministra para la Mujer y la Igualdad donde se convirtió en una figura destacada de la derecha moderna conservadora, por su postura sobre los derechos de las personas trans.
Además de Badenoch, otra mujer estaba siendo considerada para el cargo: Priti Patel, que acaba de ser eliminada en la primera ronda de votación. Porque la manera en la que los ‘tories’ eligen a su líder es a través de un proceso en varias etapas: primero, cada candidato necesita el apoyo de al menos 10 diputados. Una vez que se cierra la nominación, se inicia una campaña de tres meses.
Cuando el Parlamento vuelve, los Conservadores realizan dos rondas de votación para reducir el número de candidatos a cuatro. El candidato con menos votos en cada ronda es eliminado. Después, los cuatro finalistas presentan sus propuestas a los miembros del partido en la conferencia anual. Y, una vez terminada la conferencia, comienza otra serie de votaciones entre los diputados, hasta que solo queden dos candidatos. Entonces, los miembros del Partido Conservador eligen entre esos dos candidatos mediante una votación en línea.
La alergia de los Laboristas a las mujeres
A lo largo de su historia, el Partido Laborista ha tenido a dos líderes femeninas de manera interina, pero ninguna ha sido elegida como líder permanente. Margaret Beckett fue líder interina en 1994, tras la repentina muerte de John Smith, y ocupó este puesto desde mayo hasta julio de ese año, hasta que Tony Blair fue elegido líder. Harriet Harman, por su parte, ha sido líder interina en dos ocasiones: la primera en 2010, después de la dimisión de Gordon Brown tras la derrota electoral, y la segunda en 2015, cuando Ed Miliband renunció al cargo.
Una cifra poco digna que empeora a medida que pasan los años. Según han afirmado los Conservadores, Keir Starmer, actual líder del Partido Laborista y primer ministro, tiene “un problema con las mujeres”, ya que retiró un retrato de Thatcher, la primera mujer en ser primera ministra del Reino Unido, de una sala de Downing Street.
El acto ha provocado polémicas tanto desde la derecha como desde la izquierda. Los Conservadores, a través de redes sociales, lo han interpretado como un gesto de desdén hacia una figura femenina histórica, empeorando la narrativa de que Starmer tiene dificultades para lidiar con las mujeres en posiciones de poder. Baroness Foster, ex primera ministra de Irlanda del Norte, criticó la decisión como “pequeña y mezquina”, acusándolo de negar la importancia histórica de Thatcher, a quien consideró una de las líderes más clave tras Churchill. De igual manera, Sir Jacob Rees-Mogg calificó la decisión como “mezquina”.
Y eso que, en diciembre del año anterior, Starmer recibió críticas desde el ala más izquierdista del Partido Laborista por alabar a Thatcher y reconocer su impacto en la política británica.