Israel

¿Cómo es el tratamiento psicológico en Israel para curar el trauma de los rehenes?

Después de 470 días de cautiverio, 33 secuestrados por Hamás van a ser liberados. "Tenemos que devolverles la voluntad de ser libres y tener el control", asevera la doctora Einat Kaufman, experta en trauma y terapia cognitiva

rehenes
Familiares de los secuestrados por Hamás el 7-O protestan en Tel Aviv el sábado por la noche Efe

Tras 15 meses de guerra, este domingo comienza la primera fase del acuerdo entre Israel y Hamás. A cambio de la excarcelación de más de 1.890 presos palestinos, Hamás liberará a 33 rehenes. Los perfiles de los secuestrados son muy dispares. Hay desde bebés a ancianos, pasando por adultos o militares casi adolescentes. Fueron secuestrados por los milicianos gazatíes el 7 de octubre de 2023 durante el ataque terrorista que sorprendió a Israel aquella trágica mañana de sábado. Han pasado 470 días en manos de sus captores en la Franja de Gaza. Por fin, este domingo, algunos recuperarán su libertad.

Pero, ¿cómo se recupera un rehén de un episodio tan adverso como un secuestro? ¿Qué tratamientos psicológicos tendrá que afrontar? ¿Realmente se puede superar un trauma así?

Preguntamos a la doctora Einat Kaufman, una psicóloga especialista en trauma, por este proceso de recuperación. Kaufman, que fue muchos años jefa de la Unidad de Crisis y Respuesta al Psicotrauma en el servicio de emergencia United Hatzalah, ha tratado desde el 7-O a víctimas del ataque de Hamás. La psicoterapeuta es experta en terapia cognitiva EMDR, un método muy eficaz para ayudar a las personas a recuperarse de un trauma y otras experiencias como el estrés postraumático (TEPT). “Sobre todo en desastres masivos”, recalca Kaufman a Artículo14, quien está especializada precisamente en “momentos de duelo y ansiedad por catástrofes”.

Israel

La doctora Einat Kaufman responde a las preguntas de Artículo14 sobre el trauma de los rehenes

-¿Cuánto tiempo necesita un rehén para recuperarse? ¿Depende del número de días que lleven secuestrados? ¿O se trata más bien de cómo han sido tratados durante el cautiverio?

-Lo primero: en realidad no importa cuánto tiempo hayan estado secuestrados. La verdad es que lo que importa se refiere a lo que le haya pasado cuando estaba secuestrado. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Estaba solo? ¿Con otros amigos? ¿Fue violado o torturado? ¿Le dieron de comer o no? ¿Tiene alguna enfermedad? Así que lo de la recuperación depende de unas cuantas cosas. La primera son las condiciones de la captura y la segunda, se referirá a su vida anterior. Si tiene una enfermedad mental o tiene un trauma anterior a ser secuestrado, cómo es capaz de entender y explicarse a sí mismo la realidad durante el cautiverio…. La tercera, y la última, que es realmente importante, es: cuáles son los anclajes que tiene cuando vuelva a casa. ¿Tiene una comunidad, una familia? ¿Tiene un hogar, un lugar donde se sienta seguro? ¿Tiene suficiente terapia? Es un gran enigma. Realmente no entendemos y es difícil saber con antelación cómo va a ser la rehabilitación.

“Queremos devolverles la sensación de que controlan sus vidas”

-¿Cómo es el tratamiento que recibirán los rehenes?

-Ser secuestrado es uno de los episodios más terribles de la vida de cualquiera. Por supuesto, lo primero que pierden es la voluntad y se sienten tan impotentes en sus vidas que no tienen forma de tener el control, dependen de los demás todo el tiempo. Así que el primer y principal protocolo del que podemos hablar es devolverles el sentido de control de sus vidas. Les preguntaremos de todo. ¿Te parece bien sentarte? ¿Te parece bien levantarte? ¿Quieres que te toque? ¿Quieres que te pregunte? ¿Quieres que te trate? Tenemos que devolverles la voluntad de ser libres y tener el control. Lo que distingue a las personas secuestradas de las personas libres es la posibilidad de que sientan que tienen el control de su vida. Por lo tanto, durante la terapia, les obligaremos a recordar los momentos en los que se sintieron con el poder y el control. Las pequeñas decisiones que tomaron allí que les permitieron sentir que tenían el mínimo control en sus vidas. Es difícil entender eso, pero incluso cuando estás secuestrado tienes algunas decisiones que puedes tomar tú mismo y sentir que tienes el control. Como por ejemplo: robar comida y esconderla. A veces, también deciden abandonar la batalla y tienen la sensación de control porque prefieren que les torturen menos. Por lo tanto, una vez sean liberados, debemos preguntarles todo. Sólo cuando tengamos su permiso, podremos hacerlo. Incluso para el equipo médico y psicológico -que entendemos que necesitan-, siempre tendremos que preguntarles qué precisan y si les parece bien. Queremos devolverles la sensación de que controlan sus vidas.

Israel

En la foto, a la derecha, Naama Levy con el ojo derecho morado, y a la izquierda, antes de ser secuestrada

-Después de 470 días secuestrados, ¿muchos de ellos estarán deprimidos? ¿Qué es lo peor de estar sin libertad, de no tener voluntad?

-Los traumas pueden causar muchas cosas. Algunas van a ser físicas, sin duda. Pueden agravar una enfermedad que el secuestrado tuviera con anterioridad. Además, estando en los túneles (se cree que muchos rehenes han estado bajo tierra) tienen muchas bacterias y mucha toxicidad que pueden llegar al cerebro, a los pulmones, a la sangre… Asimismo, el estar hambriento, la falta de sol, y la falta de vitaminas pueden causar muchas enfermedades. La depresión puede ser una de ellas, pero creo que no van a ser distinguidas como depresión o esquizofrenia, serán catalogadas como el llamado complejo PTSD (Trastorno de Estrés Postraumático) que puede abarcar muchos síntomas. Es una lista enorme. Porque cuando estás mucho tiempo con  el cortisol muy alto (la hormona del estrés), tu cerebro no funciona de una manera fluida y libre y puede causar muchas enfermedades mentales y físicas.

“El impacto es como un tatuaje en tu alma”

-¿Y con respecto a los menores y los niños? ¿Cómo es el proceso de curación? ¿Es diferente?

-Referente a los niños, hay algo interesante y es que ellos no entienden la realidad y no tienen con que comparar. Por ejemplo, un bebé. Así que se acostumbran a vivir en este tipo de realidad. Hay un tiempo crítico para lograr algunas cosas cuando creces como la voluntad de hablar en voz alta y no susurrar, la voluntad de pedir y sentirse libre… Incluso la parte física: caminar, correr, montar en bici… La parte traumática es que los niños tienen que entender la nueva vida que van a tener. Se adaptarán muy rápido al tipo de vida que llevan como rehenes y se adaptarán rápidamente a la nueva vida cuando sean libres. Pero es complicado. Siempre hay que tener un ojo muy abierto y vigilarlos porque no se sabe cuándo va a estallar, y tienen menos palabras, tienen menos comprensión de la realidad y de las cosas en las que se verán atrapados en este tiempo. Imagina que el trauma puede hacer un impacto en tu vida, así que si tienes un problema cuando tienes un trauma a los 4 años, o a los 7 años o a los 17, cada vez que hables después sobre este trauma es como volver atrás: sentir, hablar y entender con la misma edad que tenías entonces. Así que el impacto es como un tatuaje en tu alma y es realmente difícil entenderlo. La terapia será diferente porque hay distintos métodos para los niños. Queremos enviarlos a su familia, a sus anclajes naturales… Queremos usar menos medicamentos, por supuesto, pero siempre tenemos que estar pendientes de cómo están entendiendo la nueva vida, porque tienen menos patrones para comparar entre lo nuevo que tienen ahora y la vida que tenían antes de ser secuestrados, especialmente al haber estado durante tanto tiempo cautivos.

Hamás

Shiri y Yarden Bibas junto a los pequeños Ariel (4 años) y Kfir (9 meses)

-Si algunos de los rehenes han sido violados o han sufrido abusos sexuales, ¿el tratamiento es diferente? ¿Es el trauma más difícil de superar?

-Tristemente hay que entender que en este tiempo, la mayoría de ellos, ya sean hombres o mujeres habrán sido… (Se emociona). Lo siento, es un tema difícil. Supongo que la mayoría de todos ellos tendrán traumas de abuso sexual de varias maneras. Si eres hombre o mujer, niño pequeño o adulto… incluso personas mayores, tenemos protocolos específicos para ayudar a eso y eso será como los protocolos de ayuda a las agresiones sexuales y también con el TEPT complejo. Tenemos protocolos específicos para trabajar con rehenes en estas situaciones. La cosa es otra vez, lo mismo… Ser capaces de mover la mente de una persona de la sensación de que estaba indefensa a la sensación de que tiene el control en su vida. En la medida en que seamos capaces de empoderarles, este es el punto de la inmunidad y la resiliencia que tendremos en el futuro.

“Sentimos como si todo el país hubiera sido secuestrado el mismo día”

-¿Está traumatizada la sociedad israelí desde el 7 de octubre, también los que no han sido secuestrados?

-Creo que es una muy buena pregunta porque nuestro conocimiento colectivo en Israel es como si todos fuéramos un alma, todos una parte de un cuerpo, todos un colectivo… Como si fuéramos un árbol, con ramas, hojas… y todo es uno. Y el sentimiento de colectividad es muy fuerte en la comunidad judía. Creo que todos nos sentimos como secuestrados, y también emocionados. Es increíble como nos acostumbramos a llorar o a echar de menos a gente que en realidad no conocemos, pero que queremos y pensamos en ellos. Toda la comunidad israelí esta realmente emocionada por los próximos secuestrados que volverán este domingo y espero que todos vuelvan vivos y sintiéndose bien (tanto como puedan). Sentimos como si todo el país hubiera sido secuestrado el mismo día. Esto forma parte del entendimiento colectivo en Israel.

Israel

Einav Zangauker, madre del rehén israelí Matan, secuestrado durante los atentados de Hamás del 7 de octubre

“A algunos les gustará desaparecer, volver a ser anónimos, y tenemos que respetarlo”

Lo que es muy importante en la acogida de los rehenes, además de, como ya he dicho: hacerles sentir que tienen el control de sus vidas, es que queremos tratarlos como personas normales, y no como personas que tienen un trauma. Porque queremos que vuelvan a sentir que tienen la normalidad que desean. No queremos hacerles sentir que nos compadecemos de ellos, que nos dan pena, no porque seamos malas personas, sino porque nadie quiere sentir que tiene cosas terribles. Todos quieren volver a ser personas normales. Es gente que vivía en casitas en un kibutz, o estaban bailando en una fiesta, o eran soldados rasos en el Ejército… Quieren volver a sus vidas de nuevo. No son famosos. No quieren que nadie les haga una foto o les pregunte por la calle. O de repente les abrace o de repente les mueva… será un shock para ellos. Esto es lo mejor para ellos. Cada uno tendrá su propio camino. Como hemos visto en los que ya han regresado, algunos saldrán en televisión, les gustará hablar, pero a otros les gustará desaparecer, volver a ser anónimos, y tenemos que respetarlo.