Elecciones en EE UU

Cómo afecta a la campaña el segundo intento de asesinato de Trump

"Por desgracia, ha habido actos de violencia mucho peores en la historia electoral de Estados Unidos", reconoce la experta Jessica Trisko Darden

Trump
Una simpatizante del expresidente Donald Trump cerca de su residencia en Mar-a-Lago con una camiseta del candidato republicano "a prueba de balas" Efe

Es el segundo intento de asesinato en dos meses y el expresidente Donald Trump ya ha culpado a a la vicepresidenta y candidata Kamala Harris y al mandatario Joe Biden. La violencia política entra de lleno en la campaña de Estados Unidos.

“Su retórica está provocando que me disparen, cuando yo soy el que va a salvar al país, y ellos son los que están destruyendo el país, tanto desde dentro como desde fuera”, aseveró el expresidente en Fox News. Trump culpó al único sospechoso, Ryan Wesley Routh, que se encontraba armado en las inmediaciones de Mar-a-Lago cuando el magnate jugaba al golf de haberse creído “la retórica de Biden y Harris, y actuó en consecuencia. Se llama el enemigo desde dentro. Ellos son la verdadera amenaza“.

Joe Biden junto a Kamala Harris durante el aniversario del 11-S este miércoles en Nueva York

La violencia política y su impacto

Esta campaña presidencial resulta inédita. Por un lado, en el bando demócrata ha habido un cambio sustancial de candidato menos de cuatro meses antes de las elecciones. En el bando republicano, en el que no habido sustituto, sino que Trump siempre ha sido el aspirante conservador, se han producido dos intentos de asesinatos. Cabe recordar que  la violencia política no es ajena para los estadounidenses. Ante este último episodio violento preguntamos a la doctora Jessica Trisko Darden, profesora del Departamento de Ciencias Políticas de la Virginia Commonwealth University al respecto. Trisko Darden advierte a Artículo14 que “si el tono de la campaña no cambia, veremos más episodios de violencia política a pequeña escala”. Para la experta, “es probable que el expresidente Trump se beneficie de estos intentos de asesinato”.

-Con dos intentos de asesinato de un ex presidente, ¿es ésta la campaña más violenta de Estados Unidos, o ha habido peores?

-Por desgracia, ha habido actos de violencia mucho peores en la historia electoral de Estados Unidos. Robert F. Kennedy fue asesinado durante los 82 días que duró su campaña presidencial. Comenzó su carrera hacia la presidencia en marzo de 1968. Dos semanas después, el presidente en ejercicio, Lyndon Baines Johnson, declaró que no se presentaría a la reelección. Pocos días después del anuncio de Johnson, fue asesinado el líder de los derechos civiles Martin Luther King, Jr. Dos meses después del asesinato de King, Kennedy fue asesinado a tiros. La rapidez e intensidad de estos acontecimientos no tiene parangón.

-¿Cómo puede afectar la violencia política a la campaña?

-La violencia política que estamos viendo ahora en Estados Unidos es un reflejo de cómo ambas campañas están enmarcando las elecciones como un concurso de todo o nada. Esto hace que parezca que si el partido preferido del votante no gana, el país se sumirá en el caos. En lo que difieren los partidos es en cómo será ese caos. Si el tono de la campaña no cambia, creo que veremos más episodios de violencia política a pequeña escala, como peleas fuera de los mítines o enfrentamientos entre vecinos por carteles de jardín. Si empieza a haber mucha violencia de bajo nivel, es posible que los votantes decidan que no merece la pena arriesgar su seguridad personal votando en persona el 5 de noviembre. Algunos estados han decidido restringir el voto por correo y el voto anticipado, por lo que la violencia política puede afectar al número total de votos emitidos en estas elecciones.

Donald Trump y Kamala Harris, candidatos a la presidencia de Estados Unidos

-¿Bajarán el tono los candidatos, o al contrario?

-Tanto el presidente Joe Biden como la vicepresidenta Kamala Harris han hecho declaraciones en las que sostienen que la violencia política no tiene cabida en Estados Unidos. Aunque estoy de acuerdo en que las elecciones deben ser pacíficas, estas declaraciones ignoran la realidad de que Estados Unidos tiene una larga historia de violencia política que se remonta a su fundación. Para muchos estadounidenses, la violencia política no sólo es socialmente aceptable, sino que se considera parte del funcionamiento histórico de Estados Unidos. De hecho, las encuestas sugieren que las actitudes que apoyan la violencia política durante las elecciones han aumentado en los últimos años. No espero que ninguna de las dos campañas baje el tono de su retórica sobre la amenaza que el otro candidato representa para el futuro del país. En muchos ámbitos políticos, los candidatos proponen planes similares o demasiado vagos para comprenderlos o evaluarlos. En última instancia, ambos se basan en la idea de que el otro representa una amenaza fundamental para los derechos y libertades de los estadounidenses.

El expresidente Donald Trump en un reciente acto en York, Pennsylvania

El expresidente Donald Trump en un reciente acto en York, Pennsylvania

-Políticamente, ¿se beneficia algún candidato de estos intentos de asesinato? ¿No sé si a los demócratas por el control de armas o a Trump porque él es el objetivo?

-Es probable que el expresidente Trump se beneficie de estos intentos de asesinato por varias razones. En primer lugar, generan simpatía. No creo que el estadounidense medio, por mucho que le disguste Trump, quiera realmente que lo maten. Estos acontecimientos son ampliamente vistos como obra de individuos radicales. En segundo lugar, los intentos de asesinato permiten a la campaña de Trump llamar la atención sobre cuestiones de seguridad que los republicanos suelen tratar mejor que los demócratas. En tercer lugar, generan una mayor sensación de inseguridad. La idea es más o menos la siguiente: Si el Servicio Secreto, el FBI y la Policía no pueden mantener a salvo a un expresidente, entonces ¿qué tan seguros están mis hijos en la escuela? Aunque los demócratas intenten relacionar estos intentos de asesinato con el control de armas, el contexto es tan claramente político que dificulta ese vínculo.