El perfil

Claudia Sheinbaum, una científica en política

La experta en cambio climático, nacida en una familia judía que huyó del Holocausto, tiene fama de "tiesa"

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum (Ciudad de México, 1962) hizo historia en el país al convertirse en la primera mujer en ocupar el más alto cargo público con el tesón de combinar dos carreras y estilos de vida que parecieran incompatibles, extremas: la científica y la política.

“Antes que nada soy científica”, proclamó Sheinbaum en una de las entrevistas que concedió camino a la silla presidencial a sabiendas de que, de la biografía de sus antepasados, es sencillo encontrar el gen de la conciencia pública por el camino del bienestar social y la erudición.

Elecciones en México

La candidata presidencial oficialista Claudia Sheinbaum

Huyendo del Holocausto judío, el abuelo de Sheinbaum se estableció en México procedente de Lituania y, según información pública que ella no ha desmentido, se sumó a las filas del Partido Comunista Mexicano mientras sostenía a su familia como vendedor de joyas.

Hija de químico y bióloga

Inmerso en un México convulso post revolucionario de principios del siglo XX, pero menos hostil que Europa, los Sheinbaum migrantes abrieron un nuevo capítulo. Así, uno de sus hijos, Carlos Sheinbaum Yoselevitz, padre de Claudia, se volvió un químico que se enamoró de la bióloga Annie Pardo Cemo, de origen sefardí asimilada en México desde 1942.

De esa unión surgieron dos amores: un par de hijos y el interés por la ciencia. Según la propia presidenta electa, fue su hermano quien la convenció de que estudiara Física como carrera de grado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en la década de los 80.

Sheinbaum

La candidata presidencial oficialista Claudia Sheinbaum en su cierre de campaña en el Zócalo de la Ciudad de México

Más tarde realizaría un máster y un doctorado en ingeniería energética, también en la UNAM, y obtuvo un doctorado en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, donde se mudó cuatro años junto con sus hijos, de 1991-1994, para estudiar en un laboratorio el consumo de energía en México y otros países industrializados.

Contribución al Nobel de la Paz

Después se hizo parte del Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, el equipo que ganó el Nobel de la Paz en 2007.

En su ascenso profesional, se le vio trabajar a la par o intermitentemente en un cubículo de la UNAM con su rostro serio e intelectual que a ratos le da fama de “tiesa” realizando investigaciones hasta que saltó a los laberintos de la vida pública, casi por casualidad, según su resumen: “López Obrador necesitaba quien mejorara el medio ambiente de la Ciudad de México y me llamó para pedirle una propuesta”.

México

La candidata presidencial del oficialismo mexicano, Claudia Sheinbaum, saluda a simpatizantes en Ciudad de México

Ella había estudiado por años el tema junto a otro mexicano de altas ligas, el premio Nobel de Química Mario Molina y así hizo su plan sugerente que la llevó a ser secretaria del Medio Ambiente donde empujó las alternativas de transporte más ecológicas como el sistema de Ecobici y supervisó de las vías carreteras conocidas como segundos pisos, una de sus obras emblemáticas de AMLO como jefe de Gobierno (entre 2000 y 2006).

Portavoz de López Obrador

De ahí se volvió su portavoz de campaña durante la segunda ocasión que López Obrador quiso ser presidente y después alcaldesa en Tlalpan, una de las 16 demarcaciones de la capital mexicana con sempiternos problemas de agua. Al mejorarlos, se catapultó a romper otro techo de cristal como primera mujer electa para gobernar la capital mexicana de 2012 a 2018.

Sheinbaum dice que la combinación de política y científica ha sido clave en su ascenso. “Estudiar Física hace que siempre busques la causa de fondo. ¿Por qué sucede algo? Eso es fundamental para la política,” explica. “Por otro lado, la ingeniería está mucho más enfocada en el ‘cómo’. ¿Cómo puedo solucionarlo?”

David Bonilla, un economista y analista de temas ambientales para la UNAM y Universidad de Oxford, en Reino Unido, observa que el perfil de Claudia Sheinbaum llega en el momento en que más se necesita, aunque arrastrando algunos escándalos colaterales como la caída del colegio Rebsamen, donde murieron 29 personas, (entre ellas, 19 niños) por desidia y corrupción o el colapso de un tren del metro de la CDMX por acusaciones similares.

Medio ambiente, cambio climático y crisis energética

“No se me ocurre nadie más informado que ella sobre asuntos de políticas públicas en temas tan vitales como el medio ambiente en tiempos de cambio climático y la crisis energética”, observó. “Creo que ella es una de las pocas personas que son conscientes de los grandes desafíos que plantean México y el mundo”.

De la A a la Z, en México ella domina la agenda desde varias plataformas: como egresada del Programa de Estudios Avanzados en Desarrollo Sustentable y Medio Ambiente del Centro de Estudios Demográficos, desde el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU en el tema de energía e industria; como egresada desde el Programa de Estudios Avanzados en Desarrollo Sustentable; desde el Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias; desde la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía y de la Gerencia de Estudios Económicos y hasta desde casa con un foco más financiero.

La última palabra

Su actual esposo, José María Caballero, aunque Físico, es un experto en Riesgos Financieros del Banco de México. Se casó con él a finales del año pasado aunque fueron novios en la licenciatura y luego se separaron, ella se casó con Carlos Imaz, un político caído en desgracia por un escándalo de corrupción, con quien procreó dos hijos.

“Sin duda el segundo esposo tendrá un papel interesante como vigilante de las finanzas como hasta ahora lo ha tenido desde su trinchera”, advirtió Araceli Lima, analista político de la Universidad Autónoma Metropolitana. “Aunque bien sabemos que ella siempre tendrá la última palabra”.