Un grupo de científicos internacionales avisa: “El fin de la humanidad nunca estuvo tan cerca”

El famoso Reloj del Juicio Final se aproxima a las 12:00 horas, el punto simbólico del apocalipsis. La experta en salud pública Suzet McKinney advierte a de la importancia de establecer "autoridades que proporcionen información fidedigna"

Reloj del Juicio Final
La experta en salud pública Suzet McKinney durante la presentación en Washington del Reloj del Juicio Final Kiloycuarto

Un grupo de científicos internacionales acercó esta semana el Reloj del Juicio Final hacia la medianoche, el punto simbólico del apocalipsis. El Boletín de los Científicos Atómicos, una prestigiosa organización sin ánimo de lucro con sede en Chicago, puso el famoso reloj a 89 segundos de las 12:00 horas. Un segundo menos con respecto del año pasado. Las manecillas del reloj se han movido 25 veces desde la creación de este extraño reloj, pero nunca estuvieron tan cerca como lo están hoy de marcar el fin de la humanidad.

“Los factores que determinan la decisión de este año –el riesgo nuclear, el cambio climático, el posible uso indebido de los avances de la ciencia biológica y otras tecnologías emergentes como la inteligencia artificial– no eran nuevos en 2024. Pero no hemos visto avances suficientes a la hora de abordar los retos clave, y en muchos casos esto está provocando efectos cada vez más negativos y preocupantes”, se justificó el presidente del Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín de los Científicos Atómicos, Daniel Holz.

89 segundos

Fotografía del ‘Reloj del Juicio Final’ del Boletín de Científicos Atómicos

El Reloj del Juicio Final llega de la mano de esta organización, cofundada por quien pasaría a ser considerado –paradojas de la historia– como el padre de la bomba atómica, J. Robert Oppenheimer. Aunque el reloj en sí no aparece hasta 1947, ya en plena Guerra Fría, con la voluntad de advertir a la humanidad de lo cerca que estaba de la autodestrucción.

El apocalipsis, más cerca

“Poner el Reloj del Juicio Final a 89 segundos de la medianoche es una advertencia para todos los líderes mundiales”, explicó el martes Holz, que puso como ejemplo “la guerra en Ucrania”. Un conflicto que, según sus palabras, “sigue perfilándose como una gran fuente de riesgo nuclear” dado que “podría escalar hasta incluir armas nucleares en cualquier momento debido a una decisión precipitada o por accidente y error de cálculo”.

En noviembre del pasado año, el presidente ruso Vladimir Putin rebajó de forma significativa el umbral para que Moscú pudiera utilizar armas atómicas. Un cambio en la doctrina nuclear del Kremlin que simplificó las condiciones con las que Putin puede ordenar un ataque de estas características.

Un mes antes de adoptar esta medida, Rusia confirmó además que no se sentaría a negociar con Estados Unidos la firma de un nuevo acuerdo internacional en sustitución del Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START, por sus siglas en inglés).

Lavrov con Vladimir Putin en (Kazajstán, Rusia)

El acuerdo, que consiguió limitar las armas nucleares estratégicas de los firmantes, expira en 2026. Rusia, sin embargo, considera que los términos deben ampliarse para incluir a otros países.

Las guerras en Sudán y Gaza, las rivalidades enconadas en Oriente Próximo y la escalada progresiva de las tensiones en el Estrecho de Taiwán entre Pekín y Taipéi, además de los sucesivos ensayos con misiles balísticos de Corea del Norte, son otros de los focos que captan la atención de los miembros del Boletín de los Científicos Atómicos.

“Estamos muy atentos y esperamos que se mantenga el alto el fuego en Gaza. Las tensiones en Oriente Medio, incluido Irán, siguen siendo peligrosamente inestables. Hay otros posibles focos de tensión en todo el mundo, como Taiwán y Corea del Norte. Cualquiera de ellos podría convertirse en una conflagración en la que participaran potencias nucleares, con resultados impredecibles y potencialmente devastadores”, apuntó Holz.

La IA y otras “tecnologías disruptivas”

Los integrantes del Boletín también se mostraron preocupados por el avance de las “tecnologías disruptivas”.

“En Ucrania y Oriente Medio se han utilizado sistemas que incorporan la inteligencia artificial en la selección de objetivos militares, y varios países se están moviendo para integrar la inteligencia artificial en sus ejércitos”, subrayó el presidente del Consejo de Ciencia y Seguridad de la organización. Peligros que se ven agudizados “por un potente multiplicador de amenazas: la propagación de la noticias falsas, la desinformación y las teorías de la conspiración que degradan el ecosistema de la comunicación y difuminan cada vez más la línea que separa la verdad de la falsedad”.

La posibilidad de que el reloj retroceda, algo que solo ha sucedido ocho veces desde su creación, está en manos de los gobiernos de Estados Unidos, China y Rusia, según el Boletín.

Responder a las amenazas biológicas

En la presentación del estado del reloj para este 2025, celebrada el martes en la sede del Instituto de la Paz de Estados Unidos de Washington, estuvo presente junto a Juan Manuel Santos, expresidente de Colombia, la reconocida experta en salud pública Suzet McKinney, quien recordó que “las enfermedades infecciosas son una amenaza constante para la humanidad, pero desgraciadamente la experiencia colectiva con el covid-19 ha aumentado el escepticismo sobre las recomendaciones de los responsables de salud pública, especialmente sobre el uso de contramedidas médicas para mitigar la propagación de enfermedades”.

reloj

Los miembros del Boletín de Científicos Atómicos, Herb Lin, Robert Socolow, y Suzet McKinney, y el expresidente colombiano, Juan Manuel Santos

“También está aumentando la preocupación por la proliferación de laboratorios de patógenos en todo el mundo, así como por el uso nefasto de la IA en la investigación y el desarrollo biológicos”, añadió.

En este escenario, McKinney recomendó a los líderes internacionales que establecieran “autoridades bien informadas que proporcionen información fidedigna” a la ciudadanía. Así como “aumentar la notificación de patrones cambiantes de enfermedades a medida que cambia el clima, disminuir el número de laboratorios de alta contención y reducir los programas activos de armas biológicas”.

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