A Chloe Cheung la vida le ha cambiado por completo desde que China emitió una orden de arresto contra ella hace poco más de tres meses. “Mi primer instinto fue de shock, sinceramente, no esperaba que me pasara esto”, asegura a Artículo14 desde Londres. Quedó atónita cuando vio una foto suya de cuando tenía 11 años junto a un texto donde todavía se lee: “La Policía ofrece una recompensa de un millón de dólares de Hong Kong [unos 120.000 euros] a cualquier miembro del público que proporcione información sobre esta persona buscada y relacionada con el delito”.
¿Qué delito? ¿Qué se supone que había hecho esta estudiante de 20 años de edad para que uno de los regímenes más poderosos del mundo quisiera dar con ella?
La orden indica que entre agosto de 2022 y noviembre de 2024, la joven “abogó por separar la Región Administrativa Especial de Hong Kong de la República Popular China y solicitó a países extranjeros que impusieran “sanciones” o bloqueos. Según la Oficina de Seguridad del Gobierno de Hong Kong, Cheung “ha puesto en peligro la seguridad nacional” y avisa de que “agotará todos los medios para perseguir y combatir a los delincuentes que se fuguen al extranjero.
🧵In the middle of the night, on #Christmas Eve I was woken up by countless phone calls and text messages. I discovered that I am now a wanted Hong Konger with a HK$1 million bounty on my head. pic.twitter.com/v9WCo158ml
— Chloe Cheung 張晞晴 (@Chloe_chc_25) December 24, 2024
“No creo que haya cometido ningún delito”, sostiene la joven. “Trabajaba con la Fundación Comité por la Libertad en Hong Kong (CFHK), defendiendo la libertad de los presos políticos. Eso es todo lo que hice”. Pasó de la estupefacción a la indignación e incluso llegó a publicar una respuesta en la página web de dicha organización prodemocrática. “Lo considero una prueba de que hago lo correcto. Lo suficiente como para que un régimen totalitario se sienta amenazado e intente silenciarme”, explica. Ya no queda rastro de aquella carta abierta que publicó tras la orden de arresto.
Convertida en una disidente
Cheung se instaló en Londres procedente de Hong Kong junto a su familia en 2021. En aquel entonces, la tensión en la región administrativa especial era enorme. Se produjeron una serie de manifestaciones ciudadanas en las que se exigía la retirada del proyecto de ley de extradición a China de presos reclamados por el régimen. Esta legislación fue vista por un sector de la población como una amenaza para los disidentes políticos en el extranjero. También como uno de los primeros pasos para que la legislación en Hong Kong oscilara hacia un sistema legal que coartara las libertades de las que gozaba la excolonia británica. Desde el traspaso a China en 1997, la región tenía una autonomía relativa y el temor a perderla generó estas concentraciones. Pekín respondió con la aprobación en 2020 de la Ley de Seguridad Nacional, que ilegalizó los actos de protesta y redujo la autonomía de la ciudad.
Tonight, I (@thecfhk), along with @hkdc_us’s @carmenkamanlau & @SimonChengUK attended the 10 Downing Street LNY event. We raised concerns with @Keir_Starmer about the mega Chinese Embassy plan, #HongKong political prisoners & British Citizen #JimmyLai. pic.twitter.com/DroB3bXkgB
— Chloe Cheung 張晞晴 (@Chloe_chc_25) February 10, 2025
Chloe acudió a varias de estas manifestaciones desde el verano de 2019 hasta su marcha a Reino Unido. Partió junto a su familia gracias a un programa especial que otorgó visados a ciudadanos hongkoneses. Tres años más tarde, la joven está en busca y captura por China y es vista como una de esas disidentes políticas a extraditar por las que llegó a protestar.
“Mi vida cotidiana ha cambiado mucho. Estoy mucho más alerta sobre mi seguridad, siempre asegurándome de que no me siguen a casa. He tomado precauciones, como instalar cámaras de seguridad y llevar dispositivos de seguimiento para garantizar mi seguridad”, relata. Su activismo lejos de Hong Kong es ilegal a los ojos de Pekín y junto a ella hay al menos 17 personas sobre las que pesan órdenes de busca y captura con recompensa. Políticos, abogados, juristas, periodistas y ella, una joven brillante en la escuela, que canta en un coro y se gana un dinero extra trabajando para la CFHK para pagar sus estudios.
“En realidad me parece bastante divertido que mi recompensa valga más que la de los ladrones y asesinos de Hong Kong. Pero, al mismo tiempo, lo considero una prueba de que hago lo correcto. Lo suficiente como para que un régimen totalitario se sienta amenazado e intente silenciarme”, nos confiesa.
Activismo intacto
Su silencio no se negocia. Se define a sí misma como una “defensora entregada a la justicia, apasionada de los derechos humanos, los derechos de la mujer y los derechos de los niños y centrada en asuntos de Hong Kong”. Esto lo aplica a su nueva vida como fugitiva y continúa su actividad con más precaución y con la misma firmeza, a pesar de los mensajes amenazantes y el acoso sexual. “Ha sido abrumador, especialmente por otras cosas con las que estoy lidiando. El momento más difícil fue justo después de que se emitiera la orden de detención. Las autoridades tratan de romperte mentalmente. Tratan de cuestionarte y de que te sientas ninguneada”, confiesa.
At the @thecfhk I had the opportunity to meet hundreds of people from around the world and was able to tell them about what was going on in Hong Kong and how the #CCP imposed the National Security Law to crush any dissent among the people. pic.twitter.com/rfzw5hgIzv
— Chloe Cheung 張晞晴 (@Chloe_chc_25) December 24, 2024
Denuncia que medios de comunicación a favor del Partido Comunista Chino (PCCh) la han “atacado” y la han retratado como “una persona horrible” por haber ‘traicionado’ a su país. “Los comentarios [de la gente en estas noticias] son horribles, generan una atmósfera en la que parece que nadie está de tu lado, como que estás lidiando con esto completamente por tu cuenta”, explica.
Soledad obligada y por precaución
Prefiere no hablar sobre cómo está sentando esto a su familia, aunque sí reconoce que está perdiendo amigos porque “podrían enfrentarse a investigaciones policiales sólo por hablar conmigo, algunos me han mandado mensajes diciendo que ya no pueden ponerse en contacto conmigo, y yo también tengo que protegerlos no tendiéndoles la mano”. Ya no está en contacto con sus amigos de Hong Kong y muchos le llegaron a enviar mensajes en los que le decían que rompían la relación con ella. “Fue desgarrador. Pero lo entiendo. No es su culpa, es culpa del gobierno por crear un ambiente donde apoyar a un amigo puede ser un crimen”, denuncia.
Existe, sin embargo, un apoyo silencioso. Algunas amistades le han enviado fotografías con su orden de arresto que estaba colgada en los exteriores de las comisarías o en el aeropuerto de Hong Kong. “Es una manera de decirme que no me han olvidado”. Hacerlo de manera evidente sería demasiado arriesgado. “He estado hablando con un amigo que se fue hace poco de Hong Kong, alguien que no tiene planes de volver. Me dijo que la ciudad ha cambiado, que está irreconocible. Que la gente está tratando de actuar como si nada hubiera pasado, aunque bajo la superficie, el aire se siente pesado. El silencio no es paz, es miedo. Sin espacio, para resistir, la gente no tiene más remedio que agachar la cabeza y seguir adelante”.
Su objetivo: “La libertad de Hong Kong”
No vacila ante la pregunta sobre qué ansía como activista y si hay una expectativa real que haga que todo esto valga la pena. “Mi objetivo último es ver la libertad de Hong Kong. Quiero que haya un sistema democrático, no el actual sistema electoral ‘sólo para patriotas’. Quiero que se libere a todos los presos políticos y que los responsables de la represión en Hong Kong rindan cuentas. Para ello, trabajo como activista, para reforzar el apoyo internacional a Hong Kong. Por eso me uní a CFHK. Elaboramos informes que responsabilizan a los oficiales de Hong Kong, conciencian sobre la infiltración del PCCh en todo el mundo y protegen a los hongkoneses de la represión transnacional”. Estas palabras y acciones son precisamente las que Pekín considera ilegales.
A pesar de estar en busca y captura, lo que verdaderamente le preocupa es la gente que ha dejado atrás. “Sé lo difícil que es vivir bajo una represión tan intensa, donde incluso decir lo que piensas puede salirte caro. Entiendo la soledad, la frustración y el miedo que viene con ello. Quiero que sepas que no estáis solos. Aunque parezca que el resto del mundo se ha olvidado de vosotros, aún hay gente que lucha por la libertad de Hong Kong y que se niega a olvidar. Las autoridades quieren que creas que la resistencia es inútil, pero mientras nos aferremos a nuestras creencias, nunca podrán silenciarnos de verdad”, sostiene en esta entrevista.
“A los que me ven como un modelo a seguir, no me considero como alguien especial, sólo soy alguien que se niega a aceptar la injusticia. Si mis acciones te inspiran, espero que sea una motivación para actuar a tu manera. Luchar por la libertad no siempre significa estar en primera línea, sino mantener viva la verdad, apoyar a los necesitados o simplemente negarse a dejar que el miedo dicte tus creencias. Y si alguna vez te sientes impotente, recuerda que cada acto, por pequeño que sea, es importante”.