El caso de Fabiola Yáñez y Alberto Fernández ha dejado al descubierto una trama de abuso, poder y silencios rotos que ha conmocionado a Argentina y al mundo entero. La denuncia de Yáñez, ex primera dama y pareja del expresidente Fernández, ha puesto de relieve las tensiones ocultas dentro de una relación que, durante años, estuvo en el ojo público. Pero cuyos conflictos permanecieron en la sombra.
Fabiola Yáñez y Alberto Fernández se conocieron a mediados de la década del 2000, cuando ella era una joven periodista en ascenso. El amor surgió rápidamente, y la pareja pronto se consolidó como una de las más visibles y mediáticas en el ámbito político argentino. Con la llegada de Fernández a la presidencia en 2019, Yáñez asumió el rol de primera dama, una posición desde la cual se involucró en diversas iniciativas sociales. Sin embargo, detrás de la fachada pública de éxito y poder, se escondía una realidad mucho más oscura.
¿Cuándo comenzaron los abusos de Alberto Fernández hacia Fabiola Yáñez?
Según la denuncia presentada por Fabiola Yáñez, el abuso comenzó en 2016, tres años antes de que Alberto Fernández asumiera la presidencia. En aquel momento, la pareja residía en un departamento prestado por un amigo cercano de Fernández en Puerto Madero. Fue allí donde Yáñez comenzó a sufrir agresiones físicas y verbales que, según su propio testimonio, se convirtieron en una rutina diaria. El abuso continuó después de la mudanza a la residencia presidencial de Olivos, donde la violencia se exacerbó.
Las acusaciones de Fabiola Yáñez son graves y muy detalladas. Afirma que Alberto Fernández la golpeaba regularmente y que las agresiones incluían bofetadas, empujones y amenazas constantes. Además, relata episodios de violencia verbal y psicológica, con gritos e insultos que llegaron a tener lugar delante de su hijo, un testigo involuntario de esta espiral de abuso. La denuncia también menciona episodios específicos donde Yáñez sufrió lesiones físicas severas, las cuales fueron documentadas y presentadas como evidencia en el proceso judicial.
La respuesta de Alberto Fernández a la denuncia de Fabiola Yáñez
Ante la denuncia, Alberto Fernández ha mantenido una postura de negación total. A través de sus redes sociales, Fernández declaró que “lo que se me imputa jamás ocurrió”, y aseguró que presentará pruebas ante la justicia para desmentir las acusaciones. Ha calificado las alegaciones de Fabiola Yáñez como un ataque político y personal. De hecho, ha llegado a sugerir que están motivadas por razones ocultas. Su equipo legal también ha cuestionado la veracidad de los testimonios y ha señalado inconsistencias en la narrativa presentada por Yáñez.
Tras la denuncia, el juez federal Julián Ercolini emitió órdenes de restricción contra Alberto Fernández. Le ha prohibido acercarse a Fabiola Yáñez y le ha ordenado que cese cualquier forma de contacto directo o indirecto con ella, incluyendo comunicaciones digitales. Estas medidas buscan proteger a Yáñez mientras se desarrolla el proceso judicial, que se anticipa largo y complejo. La defensa del expresidente ha anunciado que presentará pruebas en su favor y que no descarta tomar acciones legales contra Yáñez por difamación.
El impacto mediático y político: desde Argentina hasta España
El caso ha generado una ola de reacciones en todo el espectro político argentino. Mientras algunos aliados de Alberto Fernández han defendido al expresidente, afirmando que se trata de una campaña de difamación, otros, incluidos miembros de su propio partido y el actual presidente Javier Milei, han mostrado su repudio a las acciones denunciadas. Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner se ha mantenido en silencio, lo cual ha alimentado aún más las especulaciones sobre las tensiones internas en el movimiento peronista.
El futuro de este caso es incierto. Mientras Fabiola Yáñez se encuentra en Madrid, España, desde donde sigue el proceso judicial y ha dejado claro que no piensa retroceder en su denuncia, Alberto Fernández tiene por delante un proceso judicial que podría tener graves consecuencias para su legado político. Si las acusaciones se confirman, no solo afectarán su imagen pública, también podrían sentar un precedente en la lucha contra la violencia de género en Argentina. Especialmente, en los círculos de poder.