En el turbulento panorama político de Venezuela, una inesperada figura se ha convertido en la clave de la controversia electoral más reciente del país. Se trata de Caryslia Rodríguez, presidenta del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Su rol en la ratificación de la reelección de Nicolás Maduro el pasado 28 de julio de 2024 ha levantado sospechas tanto dentro como fuera de Venezuela. De hecho, siembra de dudas la supuesta imparcialidad del TSJ y su independencia del Ejecutivo.
¿Quién es Caryslia Rodríguez?
Caryslia Beatriz Rodríguez, abogada de formación, fue designada como presidenta del TSJ en 2022. Un nombramiento que fue recibido con escepticismo debido a sus anteriores vínculos con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Antes de su ascenso al máximo tribunal del país, Rodríguez fue concejal y alcaldesa encargada del Distrito Capital. Ambas posiciones las ocupó como miembro del PSUV. Eso, desde luego, alimenta las críticas sobre su imparcialidad en su actual puesto judicial.
Desde su nombramiento, Caryslia Rodríguez ha sido una figura decisiva en cuestiones judiciales que han favorecido al gobierno de Nicolás Maduro. Su ascenso a la presidencia del TSJ no fue sorpresa para muchos, dado su historial de apoyo al chavismo y su alineamiento con la Revolución Bolivariana.
El Tribunal Supremo de Justicia, bajo la dirección de Caryslia Rodríguez, ha sido criticado por su falta de independencia. El TSJ ha jugado un papel decisivo en mantener el control del gobierno sobre las instituciones del Estado. Especialmente, en tiempos de crisis política. La ratificación de la victoria de Maduro en las elecciones de 2024 es un claro ejemplo de este rol.
Caryslia Rodríguez, en su declaración tras validar los resultados, insistió en que la decisión del tribunal es definitiva y no admite apelaciones. Esta postura se percibe más como un respaldo directo a Maduro que como una decisión judicial libre de cuestiones políticos. Sobre todo en un contexto donde la oposición y varios países han denunciado irregularidades y un posible fraude electoral. Y donde la represión ya está haciendo acto de presencia.
La polémica electoral por la “victoria” de Maduro y la decisión del TSJ
La victoria de Nicolás Maduro a finales de julio ha estado rodeada de polémica desde el primer momento. El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció su triunfo sin proporcionar detalles exhaustivos de los resultados. Alegó que un ciberataque masivo había comprometido el sistema electoral. A pesar de ello, el TSJ, liderado por Caryslia Rodríguez, validó los resultados en un proceso que muchos observadores internacionales calificaron como una maniobra para asegurar la continuidad del régimen de Maduro.
La oposición, encabezada por el candidato Edmundo González Urrutia, rechazó la decisión del TSJ. Acusó al tribunal de actuar como un brazo del Ejecutivo en lugar de ser un ente independiente de la Justicia. Este no es el primer episodio en que el TSJ es acusado de parcialidad. Desde la llegada del chavismo al poder, el órgano siempre se ha considerado un aliado incondicional del gobierno.
Como era de esperar, la decisión de Caryslia Rodríguez y del TSJ de ratificar a Maduro ha provocado reacciones en la comunidad internacional. Los aliados tradicionales del gobierno venezolano, como Rusia y China, han reconocido la reelección. Sin embargo, otros países y organizaciones han expresado su preocupación por la falta de transparencia en el proceso electoral.
La Misión Independiente de Verificación de Hechos de la ONU en Venezuela ha señalado al TSJ como una pieza clave dentro de lo que consideran una “maquinaria represiva del Estado”. De manera similar, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha cuestionado repetidamente la independencia del sistema judicial venezolano. Particularmente, en su manejo de casos políticos como el que nos atañe.