Cuando nombre “en los próximos días” a un nuevo jefe de Gobierno, como prometió el presidente francés, Emmanuel Macron, él habrá batido un aciago récord en la historia reciente de Francia: cuatro primeros ministros solo en este 2024.
Élisabeth Borne, Gabriel Attal, Michel Barnier y su inminente sustituto habrán sido los inquilinos del suntuoso Palacio de Matignon, sede de la jefatura del Gobierno francés, de este año que pasará a los anales como uno de los más inestables políticamente de los últimos 60 años de Francia.
Paralelamente al baile de primer ministros, Macron disolvió el pasado 9 de junio la Asamblea Nacional francesa -la primera vez que un presidente lo hacía desde Jacques Chirac en 1997- para convocar legislativas anticipadas. Las elecciones resultaron en un mosaico político todavía más desafiador, con un hemiciclo fragmentado en tres bloques enemistados: los centro-derechistas representados sobre todo por las fuerzas de los macronistas y los republicanos, la izquierda unida en el Nuevo Frente Popular y la ultraderecha de Agrupación Nacional de Marine Le Pen.
El rompecabeza para un presidente impopular que descarta dimitir es de difícil solución. En primer lugar, no hay ningún grupo que forme una clara mayoría. Después, el resentimiento hacia Macron es evidente. De un lado, los ultra de Le Pen no tragaron haber terminado en el tercer puesto en la segunda vuelta de las legislativas, debido al ‘cordón sanitario’. De otro lado, los izquierdistas (ecologistas, comunistas, socialistas y los de La Francia Insumisa), que salieron vencedores de las elecciones, siguen enfadados con él por no haber nombrado a Lucie Castets como primera ministra.
¿Cuál ha sido el recorrido de los tres primeros ministros cesados hasta ahora?
Borne, quemada por la ley de las pensiones y la de inmigración
La entonces primera ministra de Francia, Elisabeth Borne
Nombrada el 16 de mayo de 2022, poco después de la reelección de Emmanuel Macron, en sustitución del conservador Jean Castex, Élisabeth Borne suscitó algunas esperanzas en el electorado progresista por su pasado socialista y por ser la primera mujer en Matignon desde Édith Cresson (1991-1992).
En una Asamblea Nacional en la que el partido macronista había perdido la mayoría absoluta en las legislativas de mayo de 2022, Borne se apoyó, para aprobar sus propuestas, en el ala derecha del hemiciclo representada en Los Republicanos. Tuvo también que recurrir en una veintena de ocasiones al artículo constitucional 49.3, que permite sacar adelante una ley sin una votación en la Asamblea.
El recurrente uso de ese mecanismo legal enconó a las oposiciones y puso de patas arriba las calles del país en el primer semestre de 2023, durante el debate y la aprobación de la ley que extendía la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64. La estocada final de Borne fue la aprobación de la ley para el control de la inmigración, a finales de 2023, una dura norma que la desgastó públicamente y que fue finalmente retocada por los jueces por incluir disposiciones legales contrarias al derecho francés.
Gabriel Attal, el ocaso del más joven primer ministro
Prisca Thevenot, la portavoz del Elíseo, que fue atacada esta semana, agradece su apoyo al primer ministro Attal
Macron quiso dar un golpe de efecto el 11 de enero de 2024. De la sexagenaria Borne al treintañero Attal. Con 34 años en el momento de su nominación y recién llegado del ministerio de Educación (en el que estuvo solo seis meses), este allegado del presidente comenzó su discurso de posesión agradeciendo a su mentor la oportunidad. Cinco meses más tarde, la relación con el Jefe de Estado ya no era la misma. Tras un primer trimestre convulso por las protestas agrícolas, Attal, quien comenzó su corto mandato con altas cotas de popularidad, se implicó tarde en la campaña de las europeas para ayudar a la candidata macronista Valérie Hayer. La lista de Hayer quedó tercera, a casi 20 puntos de la del ultraderechista Jordan Bardella y Macron lanzó la bomba atómica convocando elecciones anticipadas. Attal estuvo tres meses en funciones hasta que Michel Barnier (73 años) tomó el relevo.
Barnier, el breve
El primer ministro Michel Barnier durante la defensa de su Gobierno este miércoles
Otro golpe de timón de Macron. De la insultante juventud de Attal, prometedora de inéditos cambios, a la veteranía de Barnier. El que fuera negociador europeo para el Brexit (2016-2020) asumió la jefatura de gobierno tras haberlo sido todo (o casi todo) en medio siglo de política con el centro-derecha francés: cargo local en su Saboya natal, diputado, senador, ministro de Exteriores y de Agricultura, comisario europeo.
Desde lo alto de sus 1,90 metros y de su brillante pelo canoso, el barón de Los Republicanos pensó que lograría calmar la tumultuosa Asamblea Nacional gracias al talante negociador que se había labrado durante el divorcio con Reino Unido. Su apuesta en tejer acuerdos de no agresión con Marine Le Pen se fue al traste en la primera gran prueba que tuvo que enfrentar: la aprobación de los Presupuestos Generales de 2025. Barnier cayó fulminado por la moción de censura votada por la izquierda y los diputados de Le Pen y se marchó de Matignon cuando le faltaba un día para soplar tres meses en el cargo. Nadie, desde la proclamación de la V República en 1958, ha estado tan poco tiempo como primer ministro.